La carreta y los bueyes

Fernando Ravsberg

Los campesinos saben que los buyes van adelante. Foto: Matthew Siffert

HAVANA TIMES, 24 marzo — Hace pocos días nos enteramos de que los periodistas extranjeros dejaríamos de recibir franquicias aduanales para nuestras necesidades de trabajo, entiéndase compra de vehículos, piezas de repuesto o equipamientos profesionales.

Llamé entonces al representante de la marca de autos KIA en Cuba para preguntarle la dirección de la tienda en la podríamos comprar ahora la piezas de repuesto. Me responden que no hay tal tienda y tampoco perspectivas de que exista en un futuro cercano.

Noto que se va convirtiendo en costumbre eso de aplicar medidas sin prever las consecuencias. No es de extrañar que algunos remedios terminen siendo más perjudiciales que las enfermedades que pretenden combatir.

La mayor parte de los repuestos automotrices se venden a trasmano, así que ahora la nueva directriz nos deja un solo proveedor dentro de Cuba, el mercado negro. Si antes el Estado perdía impuestos ahora corre el riesgo de que le crezcan los “faltantes”.

Podríamos pensar que es un asunto puntual, con contenido político, dirigido a complicarle la vida a la prensa extranjera, sin embargo, esta falta de previsión ocurre mucho más a menudo de lo que los economistas aconsejan.

Muy sentida con el pan

Basta sólo pensar que se abrió el trabajo por cuenta propia y se entregaron 171 mil licencias sin haber comprado los insumos que ellos necesitan. No hay que ser adivino para averiguar de dónde sale el 80% de los productos que se venden en las calles.

La mayor crisis es la del pan, los cuentapropistas diariamente arrasan con las existencias de las panaderías , mientras la población sufre interminables colas en busca de un alimento básico para los desayunos y las meriendas de sus hijos.

La escasez pudo preverse, sin embargo cada vez hay menos pan porque la harina se vende en el mercado negro. Un ex gerente de una panadería me explicó que este era su principal ingreso y que, para conservar el puesto, pagaba comisiones a sus jefes.

Las autoridades se niegan a abrir almacenes mayoristas para los trabajadores particulares y a estos las cuentas no les dan. Nadie puede vender una pizza a US$0,30 comprando la harina y el queso en las tiendas de divisas, con precios que llevan un 240% de impuesto.

Hacen un reparto masivo de tierras beneficiando a más de cien mil familias pero esas personas no tienen donde comprar las herramientas, fertilizantes, semillas, alambre y sistemas de riego que necesitan para poder ponerlas a producir.

La lógica campesina

Los campesinos dicen que es poner la carreta delante de los bueyes y así lo parece. Hace unos días se publicó en el periódico oficial una carta de un especialista donde asegura que en Cuba hacer la comida con electricidad resulta mucho más caro.

Los argumentos son técnicos, el gas tiene más valor calórico y es más barato de almacenar, las centrales eléctricas tienen mayores fugas y son enormes las pérdidas energéticas que se producen en el traslado desde la central al electrodoméstico.

Primero se gastan decenas de millones de dólares comprando cocinas y ollas eléctricas “para ahorrar” y después descubren que cocinar con gas, como se hacía antes, es más barato. Así, no hay economía que aguante.

Un buen mecanismo de ahorro sería hacer análisis de consecuencias antes de tomar las medidas concretas. Para lograrlo basta con oír a los especialistas, los que demasiadas veces carecen de poder a pesar de que les sobran conocimientos.

Conversando del asunto con empresarios extranjeros me confirman que esa es la tónica general. Me aseguran que la famosa historia de la compra de una barredora de nieve se repite una y otra vez y pocos pierden el cargo.

“En ninguna otra parte del mundo los periodistas reciben franquicias”, nos dicen y el razonamiento sería impecable si no fuera porque otra vez pone los bueyes detrás. Es que es mucho más fácil prohibir que buscar soluciones.

Así, los periodistas nos integramos a la realidad del trabajador por cuenta propia sin precios mayoristas, de los padres que sufren las colas del pan, de las amas de casa que perdieron el gas y del campesino al que no le venden herramientas.

Pero al fin y al cabo, los recovecos por los que tendremos que movernos ahora nos acercarán a más la gente común y eso a un periodista siempre le viene bien.


Publicado con la autorización de BBC Mundo.

One thought on “La carreta y los bueyes

  • La cosa esta negra con pezpuntes blancos

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