Entre los kunas

Fernando Ravsberg

El doctor Arnaldo Thompson estudió su carrera en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, en Cuba. (Foto: Arnaldo Thompson)

HAVANA TIMES, Oct. 27 — Un grupo de periodistas internacionales fuimos invitados por la Organización Mundial del Turismo a la feria centroamericana, CATM, que se celebró en Panamá y en ese marco visitamos Kuna Yala, una comarca autónoma habitada por la comunidad Kuna.

Se trata de una franja de tierra en el norte de Panamá, sobre el mar Caribe, con montañas cubiertas de un bosque tropical tan exuberante como virgen y 378 islas paradisíacas, de las cuales menos de 50 están habitadas.

Sin embargo, ni en ese entorno Cuba dejó de estar presente.

Cuando conocí al administrador de la isla donde nos hospedamos, me contó que trabajó como coordinador de una campaña de alfabetización en la que utilizaron el método cubano “Yo sí puedo.”

Ernesto Harris me explicó que en Kuna Yala el proyecto se inició durante el gobierno del presidente Martín Torrijos, pero quienes lo sustituyeron decidieron no continuar la colaboración y las clases terminaron abruptamente.

Pero no fue éste el único problema. El Consejo de la Cultura Kuna tampoco veía con buenos ojos que se enseñara a leer en español antes que en el idioma de la comunidad, así que no hizo gestiones para retomar el contacto con los cubanos.

Fue la primera conversación que tuve sobre Cuba pero no la última. En nuestra visita a la isla Cartí encontré al doctor Arnaldo Thompson quien me contó que había estudiado su carrera en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas (ELAM).

“Fui enviado por el Congreso General Kuna utilizando una de las becas otorgadas por la embajada cubana en Panamá. Estuve 2 años en La Habana y los otros 4 en la provincia de Ciego de Ávila”, nos explicó el médico de 30 años.

“Culturalmente el único conflicto fue la comida, éramos muchos estudiantes y no siempre se preparaba bien. Por lo demás no tuve grandes problemas para adaptarme, al fin y al cabo soy también caribeño”, dice sonriendo.

Tampoco sufrió demasiado al regresar. “Yo nunca dejé de ser kuna, hablo nuestro idioma, respeto nuestra cultura y mi regreso fue muy normal.” Él trabaja en su comunidad en un centro de salud financiado por el gobierno panameño.

Sin embargo, no todo es color de rosa. Su labor tiene algunas limitaciones, las más importantes son el transporte para moverse entre las islas y la escasez de medicamentos.

“Muchas veces nos quedamos incluso sin lo básico para atender a la población”, nos explica.

El Dr. Thompson cuenta que alrededor de 30 médicos kunas graduados en Cuba trabajan ya en las comunidades y esperan la llegada de otros 25, con lo cual serían apenas medio centenar para una población de 40.000 habitantes.

“El proyecto es de suma importancia”, nos dice el médico y agrega que “anteriormente teníamos algunos doctores panameños que no hablan nuestro idioma ni conocen nuestras costumbres, lo cual dificultaba mucho la atención a los kunas.”

El abogado Atencio López, presidente del Instituto de Desarrollo de Kuna Yala, me contó que “mucho antes de que surgiera la ELAM ya había kunas estudiando allí gracias a un acuerdo tomado entre Fidel Castro y nuestros caciques, cuando estos visitaron Cuba.”

La diplomacia de los kunas es muy pragmática, a la par que envían jóvenes a estudiar a Cuba mandan otros a EE.UU. y mantienen las mejores relaciones con ese país, del que recibieron una ayuda decisiva en 1925, durante la revolución que les dio la autonomía.

Elías Pérez, el lanchero que nos trasladó de una a otra isla, es también maestro en la escuela primaria y habla un perfecto inglés.

Aprendió mientras estudiaba su carrera en EE.UU., con una beca que le otorgó una universidad estadounidense al Congreso Kuna.

Las relaciones son estrechas, durante años fueron kunas los cocineros de las bases militares estadounidenses, gran parte de los turistas que los visitan vienen del norte y el basquetbol es uno de los deportes más populares en la región.

De todas formas el amor tiene límites y en este preciso instante los Kunas se niegan a autorizar la creación de una base naval de Panamá y la DEA en su territorio. “A la larga la gente armada siempre trae problemas”, me explica uno de sus dirigentes.

Muchas de las cosas que vi entre los kunas me sorprendieron. Una de ellas fue encontrar una nación donde la gente y, sobre todo, sus dirigentes políticos me hablen con respeto y hasta con admiración de La Habana y Washington al mismo tiempo.

Publicado con la autorización de BBC Mundo.