Entre huracanes en Cuba
HAVANA TIMES – El periodista uruguayo Fernando Ravsberg ha vivido por casi un cuarto de siglo en Cuba y conoce como su mano las preparaciones que se hace la defensa civil y la población cuando se percata la venida de un hurracán.
También Ravsberg tuvo la experiencia de esperar un huracán en Panamá.
A continuación el periodista cuenta las diferencias que vio sobre información y preparación entre los dos países amenazados por un peligro.
Algo que vale la pena preservar
El año pasado me tocó recibir al huracán Otto en Panamá. El ciclón nunca entró a territorio panameño y era pequeñito comparado con el que se nos viene encima esta semana pero aun así dejó 9 muertos solo en aquel país.
Uno de las víctimas fue un niño de tan solo 9 años. Ethan Jiménez falleció en la puerta de su escuela cuando un árbol gigantesco le cayó encima mientras esperaba para entrar. Solo después de este accidente fatal el Ministerio de Educación suspendió las clases.
“En el hotel intentábamos informarnos con los medios nacionales, como hacemos normalmente en Cuba durante estos eventos, pero no se emitían partes oficiales, solo especulaciones de periodistas, algunas con cierta lógica y otras totalmente descabelladas.
Con el huracán en las costas panameñas, la Zona Franca abrió sus puertas sin tomar ninguna medida al respecto. Al mediodía se comenzó a correr el rumor de que cerrarían las tiendas, algunos lo hacían y otros no. Pasaron horas antes de que la orden llegara todos.
En estos momentos, a la espera del huracán Irma, me alegro de estar viviendo en Cuba, donde la Defensa Civil tiene protocolos preestablecidos que no dejan espacio a la improvisación y cada ciudadano sabe qué hacer en medio de estas emergencias.
Una nación que no escatima recurso para evitar pérdidas de vidas, en la que decenas de miles de personas abren sus casas a quienes lo necesitan, donde las instalaciones públicas sirven de refugio y todo el transporte se pone al servicio de la evacuación.
Ojalá que ese sistema de protección civil sea una de las cosas que permanezca en el tiempo. Ojalá que esta nación pueda compartir sus experiencias con otros países de la región. Ojalá que Cuba pueda ser igual de efectiva que siempre ante los vientos de Irma.
/Oh DIOS acompana a todo mi familiares amigos en fin a todo de este fenomeno .
votaremos todos para que el PCC siga en el poder y nos meta en una escuela cuando venga un ciclon….entre ciclones…pues vean la pelicula !!…….. Que horror !! Lo que puede hacer el fanatismo en una mente supuestamente lucida !!!!
Muy buena la propaganda de Fernando a la dictadura castrista, aconsejando a que los paises que viven bajo amenazas de huracanes deben copiar lo que hace el gobierno cubano: sacar a la gente de sus casas por los pelos y hacinanarlas donde ellos piensen que van a estar mas seguros, y está muy bien que sí existan esos lugares donde poder ir y refugiarse si uno lo necesita, pero mejor fuera que abogara para que el pueblo pudiera comprar materiales y el derecho a edificarse sus propias casas, así como las que encontraron ya hechas de ‘concreto armado’ que hoy tienen 80años y no las mueve ningún ciclón, como debe ser la que vive el Ravsberg. Mucha vergüenza debía darles que cada vez que viene un viento platanero tengan que cobijar a 200 mil o más personas para poder decir que no hubo fatalidades porque el ‘sistema los protege’. Ahora le falta a Fernando hacer la comparación de cómo se recuperan los panameños y los cubanos, a ver si en Panamá o en cualquier otro país tienen que seguir viviendo por 25años en un albergue como es el caso de los cubanos.
La mente de Fernando esta super lucida, por eso es que saca estos articulos de pena.. Sus tibias criticas (Segun el standar periodistico en cualquier lado) tiene que balancearlas con cosas como estas.
Si uno pasa por su blog tal parece que la cosa en Miami esa peor que en Cuba. Mientras en Miami siguen muriendo personas…en Cuba ya se reabren los hoteles… Una maravilla.
Si uno no tuviera gente alla que contaran como de verdad esta la cosa… vaya, que regresaba a Cuba hoy mismo.