Analizando el congreso de los comunistas cubanos

por Fernando Ravsberg

HAVANA TIMES — La gran noticia del VII Congreso de los comunistas cubanos fue que no se aprobó el nuevo modelo de sociedad. Sale así del ámbito decisorio exclusivo de los mil delegados al evento y será discutido por toda la militancia del PCC, de la UJC y la población.

Llevar el debate sobre el diseño futuro de la nación a la gente común es sacarlo del marco teórico-ideológico del funcionariado partidista para ponerlo en manos de los cubanos de a pie, más pragmáticos y, sobre todo, más urgidos de cambios que mejoren sus vidas.

Del discurso de Raúl Castro se desprenden rasgos de la propuesta de modelo. Por primera vez comparó los cambios en Cuba con “los procesos de reforma en China y de renovación en Vietnam, como ellos lo califican. Nosotros le hemos llamado actualización”.

También dejó los eufemismos y habló claramente de “la existencia de medianas, pequeñas y microempresas privadas que hoy funcionan sin la debida personalidad jurídica”. Castro legitima así una forma de propiedad hasta ahora prohibida en Cuba.

No habrá pluripartidismo dijo Raúl Castro: “Si lograran algún día fragmentarnos, sería el comienzo del fin en nuestra Patria, de la Revolución, el socialismo y la independencia nacional”

Y fue aún más allá, asegurando que “las cooperativas, el trabajo por cuenta propia y la mediana, pequeña y microempresa privada no son por su esencia antisocialistas ni contrarrevolucionarias y la enorme mayoría de quienes allí laboran son revolucionarios y patriotas”.

Sin embargo, aclaró que “no se permitirá la concentración de la propiedad, y se adiciona que tampoco de la riqueza; por tanto, la empresa privada actuará en límites bien definidos”. Una advertencia para los empresarios privados en proceso de expansión.

Parecen temer la inequidad de la “Cuba republicana”, cuando el 90 por ciento de los trabajadores agrícolas no tomaba leche, menos del uno por ciento consumía pescado, un dos por ciento comía huevos y solo un cuatro por ciento probaba la carne (1) para que otros hicieran fortunas, vivieran en palacios, compraran pieles en Europa y joyas en Nueva York.

En manos del Estado quedarán “los medios fundamentales de producción” y serán la principal forma de propiedad de la economía. Sin embargo, el presidente no detalló cuáles son los medios que caen dentro de esa categoría, al parecer es uno de los temas donde no hay acuerdo.

Reconoció Raúl Castro que se generó “cierta polémica” en torno “a las relaciones de propiedad, y es lógico que así sea, ya que en dependencia del predominio de una forma de propiedad sobre las demás se determina el régimen social de un país”.

“La economía sigue siendo la asignatura pendiente fundamental y la labor político-ideológica es un asunto permanente vinculado íntimamente con la batalla económica”, afirma y seguramente tiene razón, porque difícilmente se ganará el apoyo de la gente con discursos y círculos de estudio.

Raúl Castro: “Las cooperativas, el trabajo por cuenta propia y la mediana, pequeña y microempresa privada no son por su esencia antisocialistas ni contrarrevolucionarias, y la enorme mayoría de quienes allí laboran son revolucionarios y patriotas”. Foto: Raquel Pérez Díaz

En política, el cambio más importante es la renovación generacional “reglamentada” dado que los llamados al “retiro voluntario” han tenido poco eco. Un máximo de 60 años para ingresar al Comité Central y hasta 70 para el Buró Político, lo cual permitió ya “rejuvenecer” los dos organismos.

Por lo demás el nuevo modelo ratifica “el carácter irrevocable del sistema político y social (socialista) refrendado en la actual Constitución, que incluye el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba en nuestra sociedad”.

El pluripartidismo queda descartado: “si lograran algún día fragmentarnos, sería el comienzo del fin en nuestra Patria, de la Revolución, el socialismo y la independencia nacional, forjados con la resistencia y el sacrificio de varias generaciones de cubanos desde 1868”.

El VII Congreso parece reflejar el debate político de fondo entre los comunistas que quieren mantener un socialismo al estilo soviético y los, también comunistas, que pretenden avanzar hacia un modelo que se acerque más a los de China y Vietnam.

La aplicación de la reforma en Cuba es, sin embargo, más compleja, porque los puntos de partida son diferentes. La calidad de vida del cubano medio es mucho más alta que la de los chinos o vietnamitas cuando se inició en esos países la reforma o la renovación.

El gobierno cubano está obligado a avanzar manteniendo los “logros del socialismo”, como el acceso universal a la educación y a la salud, el financiamiento de la cultura y los deportes, todo lo cual implica unos costos altísimos para la economía nacional.

Ahora las bases del PCC y el resto de la sociedad tendrán la posibilidad de debatir el modelo de desarrollo futuro. Cada cubano debería entender la importancia de que se oiga su voz, pero eso solo será de utilidad si se expresan sus verdaderos puntos de vista.

Algunos confían en que sus opiniones serán tomadas en cuenta, otros piensan que la convocatoria es meramente formal, pero “más vale un por si acaso que un si yo lo hubiera sabido” cuando lo que está en juego es el futuro de la nación, el de nuestros hijos y el de nuestros nietos.

 

 

 

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