Algo se cuece en Cuba y Washington

Fernando Ravsberg

Alan Gross. foto: alongthemalecon.com

HAVANA TIMES, 12 agosto — Si Ud. va a espiar a EE.UU. le recomiendo hacerlo para países como Israel o Rusia con los cuales perece que Washington tiene algún tipo de “acuerdo de canje,” gracias al cual si lo captura el FBI, lo devuelven rápidamente a su país.

En ese caso el Poder Judicial estadounidense no interviene y si algún juez equivocadamente lo hace, los cargos desaparecen en cuanto la Casa Blanca y el Kremlin llegan a un acuerdo de cuantos agentes tuyos por cuantos agentes míos.

Lo malo es cuando el espionaje se produce entre Cuba y EE.UU., ahí se acaba el realismo y las buenas costumbres. Para empezar, nadie acepta que sus espías sean espías, por el contrario todos se presentan como activistas humanitarios.

A los miembros de la Red Avispa -condenados por los tribunales estadounidenses a durísimas penas de prisión- los llaman en Cuba “los 5 héroes,” afirmando que su tarea era informar solo sobre las acciones violentas que se organizan desde Miami contra la isla.

Por su parte, Washington nos vende a Alain Gross convertido en una especie de misionero que viajaba clandestinamente a Cuba con la noble tarea de ayudar a la comunidad judía a conectarse a la internet, un luchador de las comunicaciones.

Se le califica de “contratista,” dándole una connotación neutra a sus actividades. Sin embargo, los contratistas no pertenecen a los cuerpos de paz, por el contrario hay más de 100 mil en Afganistán realizando operaciones militares y de inteligencia.

Lo bueno para ellos es que sus gobiernos no cesan en los esfuerzos para rescatarlos. La Habana desde hace 10 años realiza campaña tras campaña y en Washington hay gente muy preocupada desde que Gross fue capturado el pasado año.

El gobierno cubano incluso intentó canjear a los 75 presos políticos del 2003 por los 5 agentes, pero la Casa Blanca rechazó la oferta. Lógica respuesta dado que los disidentes le hacían más daño a la revolución desde la cárcel que estando libres.

Tan es así que cuando la oposición llegó a su punto más bajo de activismo, la única llama que se mantuvo encendida estaba relacionada con estos prisioneros, fueron las marchas dominicales de las Damas de Blanco y las huelgas de hambre.

Pero las cosas han cambiado

Un colega que llegó hace poco de Washington me comentaba que todos los políticos con los que habló le preguntaron por Alain Gross. Parecen mucho más interesados ahora que el preso es un estadounidense.

Libertad para los cinco. Foto: Bill Hackwell

La dama de la Secretaría de Estado dijo que ejercerían presión sobre el gobierno cubano y yo me pregunté cómo lo harían. Pocos días después, a uno de los 5 agentes presos se le castigaba enviándolo 2 semanas al “hueco.”

El parlamento cubano puso el grito en el cielo, denunció que no se trata de una medida disciplinaria de la prisión sino de una directiva del FBI y exigió el regreso inmediato de Gerardo Hernández a la “normalidad” de su celda.

Mientras en Cuba se comenta que Alain Gross perdió 40 Kg. desde que entró en la cárcel, hace más de 8 meses. Aun así La Habana sabe que, a la hora de negociar con Washington, el contratista “pesará” más que todos los presos políticos cubanos juntos.

Pero los sufrimientos de unos y otros podrían estar próximos a su fin si le hacemos caso a la certeza con que Fidel Castro acaba de anunciar que sus 5 agentes presos estarían de regreso en Cuba antes de diciembre de este ano.

Tal vaticinio indica que algo se cuece y solo podría ser un canje. Así que seguramente Alain Gross pueda también reencontrarse con los suyos muy pronto. Es una buena noticia para su familia y también para las de los 5 cubanos.

3 thoughts on “Algo se cuece en Cuba y Washington

  • fidel asi se hace carajo, si Washington aprieta, nosotros apretamos más, quë se creen?

  • OJALA QUE ASI SEA!!

  • A ver Fernando,

    Alan Gross no fue a Cuba a hacer espionaje. Solo fue a entregarle a sus correligionarios judíos material para que se pudiesen conectar a Internet vía satélite.

    La condena de 15 años de cárcel es una animalada. Es una cifra que curiosamente coincide con la máxima condena a los responsables de las muertes de La Mazorra.

    Es decir, en Cuba te meten el mismo castigo por intentar pasar una conexión satelital de contrabando que por matar a 26 cubanos de hambre.

    Parece que al gobierno cubano la vida de 26 cubanos le importa tanto como que unos judíos se puedan conectar a Internet sin su vigilancia.

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