¿Hacia un debate nacional?

Fernando Ravsberg

Solo se trata de que el gobierno se sume a un debate que ya está en la calle. Photo: Caridad

HAVANA TIMES, June 3 — El diálogo del gobierno con la Iglesia Católica marca un hito en la Revolución Cubana: por primera vez el Partido Comunista reconoce a una institución nacional como interlocutor válido para debatir los problemas políticos del país.

Hubo otros encuentros, incluso con religiosos, pero estos temas no fueron parte de la agenda. Hasta ahora sólo se habían establecido diálogos políticos y sobre Derechos Humanos con gobiernos extranjeros e instituciones internacionales.

El intercambio entre el Cardenal Jaime Ortega y Presidente Raúl Castro tiene varias características positivas, la primera de ellas es que se trata de un dialogo entre cubanos, que abarca algunos de los problemas más sensibles del país.

Los primeros resultados son evidentemente positivos, quién puede discutir que los presos políticos enfermos deben ser atendidos en hospitales y que el resto sean trasladados a prisiones en sus provincias, cerca de sus familias.

La salud de algunos de los detenidos -políticos o no- es un tema que debe ocupar a las autoridades. Es sólo un problema de voluntad dado que Cuba cuenta con suficiente capacidad como para atenderlos a un nivel satisfactorio.

También resulta positivo el acercamiento del preso a sus familiares porque esto no castigaba al detenido sino a la madre, al padre, a la esposa y a los hijos que son los que se deben apañar para viajar cientos de kilómetros los días de visita.

Se especula con nuevos pasos como la liberación de los presos políticos pero no hay que ser muy optimista, eso requerirá grandes dosis de flexibilidad y realismo para entrar en temas tan espinosos como determinar quiénes son prisioneros de conciencia.

En la actual lista de presos hay de todo, desde quienes sólo escribieron un artículo de prensa o intentaron realizar una manifestación hasta los que cometieron delitos graves y violentos como asesinatos o atentados dinamiteros.

Amnistía Internacional reconoce 53 presos de conciencia y un diplomático español me comentó que Madrid tampoco reclama la liberación de todos, en los contactos regulares que mantienen con La Habana sobre estos temas.

Pero es mejor no adelantarse, por ahora lo importante es el precedente.  Si en un diálogo con los líderes de una religión que ni siquiera es mayoritaria en Cuba, se logró tocar y avanzar en temas tan difíciles, que no se podrá lograr si se generara un debate con la participación de todos los cubanos.

Hay un antecedente en el año 2007, entonces se le pidió a la gente que expresara sus puntos de vista sobre las cosas que no funcionaban bien en el país.  Participaron 5 millones de cubanos y se recogieron más de 1 millón de opiniones.

Los ciudadanos hablaron de los problemas más acuciantes que enfrentan en la vida diaria, los bajos salarios, los problemas de transporte, la doble moneda, la escasez de viviendas, los precios de la comida y la falta de lugares de diversión.

Sin embargo, han pasado 3 años y la mayoría de estos asuntos sigue sin solución.  No toda la culpa es del gobierno, a Raúl Castro le tocaron tiempos difíciles, ciclones que arrasaron el país y una crisis económica mundial que todavía golpea duramente.

Podría ser un buen momento para escuchar otra vez a los ciudadanos pero pidiéndoles ahora que propongan soluciones que sirvan para diseñar una nación entre todos.  Sin interferencia extranjera, un debate entre gobernantes y gobernados.

Esto le permitiría a los dirigentes cubanos conocer de primera mano qué es lo que quiere el hombre y la mujer de a pie, algo especialmente importante cuando se está preparando un Congreso del Partido Comunista para decidir el futuro de todos.

Es que resulta paradójico que el periódico oficial publique la noticia de la reunión con la Iglesia mientras se les niega incluso a los comunistas críticos un espacio en la prensa para expresar sus puntos de vista sobre cómo salvar el socialismo.

Al fin y al cabo, solo se trata de que el gobierno se sume a un debate que ya está en la calle, en las declaraciones de artistas cubanos revolucionarios, en los análisis escritos por los intelectuales de la isla y en lo que la gente común critica en el mercado.

Publicado con la autorización de BBC Mundo.