Urge reorganizar a la oposición nicaragüense

para convertirla en “opción de Gobierno” frente a la dictadura

Los excarcelados políticos desterrados Felix Maradiaga, Ana Margarita Vijil, Violeta Granera y Lesther Aleman participaron en un panel del programa Esta Semana, con Carlos F. Chamorro. // Foto: Confidencial

Violeta Granera, Felix Maradiaga, Ana Margarita Vijil y Lesther Aleman destacan la resistencia de la ciudadanía y trabajo “clandestino” en territorios

Por Confidencial

HAVANA TIMES – Aunque la resistencia cívica se mantiene viva pese al aumento de la represión del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, cuatro expresos políticos urgieron un cambio de estrategia que permita reorganizar a la oposición en aras de convertirla en una “opción de gobierno” frente a la dictadura de Daniel Ortega.

El ex precandidato presidencial Félix Maradiaga, la dirigente cívica Violeta Granera, Ana Margarita Vijil, de Unamos, y el líder juvenil de AUN y Alianza Cívica Lesther Alemán, participaron en el programa televisivo Esta Semana este domingo 16 de abril para analizar los escenarios políticos de la situación de la oposición, en la víspera del quinto aniversario de la Rebelión de Abril.

Los exreos de conciencia coincidieron en que la reorganización de la oposición es un “proceso” sin un plazo político definido, pero que resulta urgente dada la situación del país. “Siento un enorme sentido de urgencia, creo que los que hemos pasado por la cárcel sabemos que cada día que un nicaragüense está arbitrariamente privado de su libertad es un día de sufrimiento, y no debería en Nicaragua estar absolutamente nadie privado de la libertad”, afirmó Maradiaga.

La reorganización de la oposición implicaría una estrategia de lucha a través de la “unidad en la acción” —sin sectarismos ni esquemas ideológicos—y que debería permitir una mayor conexión del liderazgo del exilio con los territorios, el que se está dando pese a la represión de la dictadura que se ha autoaislado de la comunidad internacional para evitar rendir cuenta por los abusos cometidos desde 2018.

Justicia sin impunidad

Maradiaga dijo que no se puede pensar en una transición democrática sin justicia, lo que implicaría que se dé en un contexto de impunidad. Para él, resulta un tema complejo. 

En este punto coincidió con Alemán que opina que el tópico es “delicado” precisamente porque la gente está molesta con los operadores de la represión. El líder estudiantil se pronunció a favor de que determinar con claridad la participación de los mismos en la represión. La justicia necesita primero la verdad, según sus palabras.

“Yo estoy convencida con el planteamiento de la mayoría de los nicaragüenses, no puede haber paz sin justicia no puede haber estabilidad sin justicia no podemos perpetuar la cultura de la impunidad, que es lo que nos ha venido causando tan graves problemas en el país, pero también creo que hemos entendido que en dictaduras no hay justicia y que tenemos que democratizar Nicaragua y que además, tenemos la justicia ahora, un bien común, un bien global”, esbozó Granera.

Vijil se mostró confiada, en cambio, de que habrá justicia y democracia en Nicaragua “más pronto de lo que algunos imaginamos, porque seguimos en resistencia”.

Las redes ciudadanas

La dirigente de UNAMOS destacó la resistencia dentro de Nicaragua y recordó que los templos se llenaron en Semana Santa, a pesar de las prohibiciones y la represión del Gobierno, y se mantuvo viva la demanda de libertad de monseñor (Rolando) Álvarez, condenado a 26 años y cuatro meses de prisión por el sistema de justicia bajo control de Ortega.

“Esas redes (de ciudadanos) existen; ustedes, los medios de comunicación siguen trabajando, siguen informando lo que está pasando en Nicaragua, incluso desde el exilio. Lo están haciendo porque hay gente adentro que está informando”, ejemplificó Vijil.

Los actos restrictivos a los que hizo referencia la dirigente opositora fueron realizados en Semana Santa, mientras la vicepresidenta Rosario Murillo justificó los operativos policiales, invocando al “Dios verdadero” en sus discursos. Así prohibieron las procesiones religiosas y encerraron a 17 personas que no han sido acusados todavía por la Fiscalía, en otra ola de detenciones que mantiene en vilo a las familias de los afectados y a la ciudadanía en general.

Trabajo de “catacumbas” estratégico

Granera explicó que en esa “recomposición” de la oposición es fundamental el criterio de quienes siguen dentro de Nicaragua. Es decir, aquellos que, por razones de seguridad ante el incremento de la opresión, se reúnen en grupos pequeños de alta confiabilidad para hacer un “trabajo (cívico) clandestino, de catacumbas”.

Según Maradiaga, el liderazgo en el exilio debe reunir cuatro condiciones para desarrollarse: mantener el vínculo político con los líderes territoriales, tener una estrategia y vocería clara frente a la comunidad internacional, mantenerse vigentes con los temas cotidianos de la ciudadanía y pedir mayor presión internacional.

Maradiaga sostuvo que se requiere “exigir a la comunidad internacional que las presiones, que la sanción diplomática, con toda su fuerza y con todas las medidas, sea para que podamos regresar a Nicaragua a establecer nuestra capacidad política operativa desde la no violencia, pero trabajando en el territorio”.

Maradiaga, Vijil, Granera y Alemán son parte del grupo de 222 expresos políticos que fueron desterrados por Ortega a Estados Unidos el 9 de febrero pasado, despojados de sus derechos ciudadanos, desnacionalizados y declarados “traidores de la patria”.

En prisión vivieron un calvario. Fueron detenidos seis meses antes de las votaciones presidenciales de 2021, cuando el orteguismo eliminó la competencia electoral y se prolongó en el poder en un proceso sin garantías democráticas, cuyos resultados fueron considerados ilegítimos por la Organización de Estados Americanos (OEA).

Lesther Alemán afirmó que Ortega está enfrentando oposición en las universidades, las calles, los barrios, en las comunidades, en la Iglesia católica y en el mismo Estado, lo que evidencia un mayor rechazo hacia la dictadura.

Insistieron que el proceso de la unidad tan necesaria lo vivieron en los días de cárcel. En ese período, las diferencias ideológicas se dejaron a un lado. Vijil dijo que quedó la esencia: solidaridad, amor, conocer a la otra persona y saber qué se puede trabajar juntos por Nicaragua.

La presión internacional

“Aquí estamos haciendo estas actividades también de la misma forma, pero estamos juntos en la misma acción y en la misma esperanza y en la misma tarea, que es construir una Nicaragua donde todos y todas podamos vivir y creo que eso es lo más importante cuando hablamos de unidad”, reiteró Vijil.

Granera agregó que los exreos de conciencia tienen un chat, en el que comparten sus experiencias y los procesos que están viviendo. Ella considera que también el mismo espacio comunicativo refleja otro de los retos de la Nicaragua actual: “sabernos escuchar y comunicar”.

Toda persona puede ser un interlocutor ante la comunidad internacional para denunciar a Ortega y Murillo, destacó Ana Margarita Vijil. Subrayó que en especial los trabajos de incidencia de la diáspora han abierto canales para que se conozca más la situación de Nicaragua.

La dirigente de UNAMOS recordó que un niño norteamericano—hijo de nicaragüenses— envió una carta al presidente Joe Biden para que Estados Unidos hiciera algo para la liberación de los presos políticos, lo que se concretó en febrero pasado.

Maradiaga afirmó que la labor de documentación de los abusos de derechos humanos ha enriquecido también el trabajo de los expertos de Naciones Unidas, cuyo mandato ha sido extendido por dos años. 

Un reciente informe de la ONU denunció la comisión de graves delitos contra la población en 2018 y también la impunidad de las mismas agresiones, bajo un sistema político que los investigadores compararon con el establecido por los nazis.

Maradiaga observa un cambio importante en el modo cómo se están haciendo las cosas ahora. “La gente quisiera ver a un interlocutor, a una vocería, pero creo que, de forma colegiada, se está logrando, y hay algunas organizaciones de la diáspora que lo han hecho de manera extraordinaria”, exaltó.

Alemán instó a ampliar el liderazgo con representantes que “no se limiten a 2018” y que incluya a los exiliados, la diáspora en general, los excarcelados y las organizaciones nacientes. “Todos somos necesarios y todos somos dispensables también”, opinó el líder estudiantil.

Empleados públicos, “sin manchas de sangre”

Los cuatro expresos políticos hicieron un llamado a los servidores públicos que resisten en las instituciones al autoritarismo y violencia política impuesta por el FSLN para que se sumen a la visión de una Nicaragua democrática.

Según un reportaje, publicado el año pasado por CONFIDENCIAL, los comisarios políticos mantienen bajo vigilancia política a los empleados estatales, los obligan a asistir a marchas partidarias y los hostigan para imponer la voluntad del FSLN. Esos trabajadores en el fondo están librando una lucha interna con la dictadura, pero Maradiaga hace una diferencia con los que cometieron agresiones a los ciudadanos.

“Dentro del mismo aparato estatal, como servidores públicos, yo estoy muy claro que muchos de ellos quisieran salirse de ese aparato, pero tiene que haber alternativas, políticas democráticas, sobre todo aquellos que no tienen las manos manchadas de sangre y que están ahí por una necesidad, enfermeros, camilleros, maestras de educación primaria y secundaria, personas de la administración pública en cargos administrativos”, afirmó Maradiaga.

En ese sentido, el exprecandidato presidencial agregó que estas personas tienen un espacio en esta Nicaragua que busca justicia, libertad y respeto a la dignidad humana, por lo que la transición democrática los ampara.

Granera afirmó que tener una ideología no es un crimen, pero “sí violar derechos humanos”.

“Esa Nicaragua, la tenemos que construir entre todos y todas, y eso incluye a personas que están trabajando en el Estado, que están dentro del Frente Sandinista, que son parte y yo, quiero decir, la Policía Nacional es un cuerpo demasiado grande como para meterlos a todos en el mismo saco, una cosa son los dirigentes, los jefes y otra cosa son los policías de línea y las personas que están simple y sencillamente haciendo su trabajo”, agregó Vijil.

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