Una mujer diferente

Yusmí Rodriguez

HAVANA TIMES, 18 mayo — He venido a la Jornada contra la Homofobia desde su primera edición en el año 2008.  Una de las cosas que más me llama siempre la atención es la cantidad de mujeres altísimas, con cabellos largos que sacuden con sensualidad en cada gesto.

Cualquier tramo de suelo que pisan se transforma en una pasarela y tienes que mirarlas.  Y ellas saben que las miras.  Están acostumbradas a que la gente quiera fotografiarlas o tomarse una foto con ellas para tenerla de recuerdo.

Humanamente podrían incluso llegar a aburrirse, pero no.  Cada vez que alguien les pide que posen, lo hacen con una sonrisa y todo el encanto de una modelo profesional.  Sin embargo, al situarte junto a ellas empiezas a detallarlas: esa estatura casi inverosímil en una mujer, los senos tan perfectos, el músculo gemelo de las piernas tan definido, esa sombra oscura en el rostro y la voz… ¿Serán mujeres de verdad?

Pienso que sí, porque han elegido serlo.  Más aún, han luchado para serlo.  No se asombre si coincide con una de ellas en la cola del baño de mujeres.  Allí me encontré a Isabel, la china, a quien había fotografiado algunas horas antes.  Era su turno cuando el baño se vació y esperé que entrara, pero me dejó pasar antes.  ¿Un vestigio de caballerosidad masculina o simple amabilidad? ¿Qué diferencia hay entre esta mujer y yo más allá de lo biológico? ¿Qué piensa? ¿Cómo es su vida bajo todo ese glamour? ¿Qué buscan en ella los hombres?

Con la mayor naturalidad me permitió entrevistarla al salir del baño:

HT: ¿Desde que edad te travistes?

Isabel: Desde los 18… tengo ahora 34.

HT: ¿Y tus senos, los lograste a base de hormonas?

Isabel: Al principio tomaba hormonas, hace un año me puse implantes.  Son mejores, y menos dañinos a la salud.

HT: ¿Has pensado hacerte la operación de cambio de sexo?

Isabel: Para nada.  Soy travesti, no transexual.  Hay diferencias.  La transexual piensa como una mujer, el travesti tiene una imagen femenina, pero sus genitales son masculinos, que es en realidad lo que buscan los hombres, que una “los clave”… Es una cosa muy complicada, ¿me entiendes? Son fantasías que tienen los hombres, de una experiencia homosexual que a lo mejor no la experimentan con un hombre por su pudor de su hombría… no sé, su machismo.  Nos ven la imagen de mujer, con senos, pero en realidad lo que ellos quieren es sentir un orgasmo homosexual, y al final se refugian en nosotras.

HT: ¿Cómo fue tu vida a partir de que decidiste ser travesti?

Isabel: Me encanta.

HT: ¿Pero y la sociedad, tu familia?

Isabel: Fue un poco duro, no fue fácil, porque primero que todo tuve que enfrentarme con la familia, con la sociedad, con la justicia.   Sufrí mucha recriminación.  Pero bueno, con estas actividades que se hacen actualmente, en contra de la homofobia, la gente nos entiende un poco más.

Mi relación con mi familia ahora es divina.  Al principio tuve algunos obstáculos, pero los fui superando.  Fui explicándole a mi familia que esto no es ninguna enfermedad, que esto no es contagioso; que nos tienen que aceptar como somos porque al final, ¿qué hacemos? Abandonarlos, dejarlos a un lado y hacer la vida de nosotros.  Sin embargo, estando juntos puede ser un poco mejor, nos fortalecemos un poco más, nos dan un poco de ánimo.  Porque no es fácil para nosotros los gays que nos discrimine la sociedad y que nos discrimine la familia.

Al principio les va a chocar por el qué dirán, pero después eso cambia.  Además, actualmente se ve un poco más natural… Yo me llevo con todo el mundo, con heterosexuales, con bisexuales, con todo tipo de personas.

HT: Hoy he visto muchas travestis actuando y doblando artistas.  ¿Haces eso también?

Isabel: No, no me gusta, nunca ha nacido de mí.  Trabajo para la sociedad.

HT: ¿En qué trabajas?

Isabel: Trabajo en una Oficoda, en atención a la población.

Recuerdo entonces el documental “Ella trabaja.” sobre las travestis trabajando o buscando empleo en nuestra sociedad.  Una de ellas trabajaba precisamente en una Oficoda.

Isabel: Pero no era yo la del documental.  Era una amiguita mía.  Yo empecé a trabajar allí después, a finales del 2008.  También soy Promotora de Salud del CENESEX desde el 2005.  Informo a la gente sobre las formas de contraer enfermedades de transmisión sexual, les doy consejos, los ayudo.

HT: ¿Estudiaste alguna carrera?

Isabel: Estudié farmacia industrial, pero lo dejé en tercer año.

HT: ¿Por qué?

Isabel: Porque en ese tiempo ya había entrado en este mundo, mi familia me recriminaba, tenía muchas cosas en contra y me aturdí… Con tal de dejar mi vida cotidiana con mi familia, decidí hacer mi vida por ahí.  Ya que ellos no me comprendían me comprendían mis amistades.

HT: ¿Te gusta el trabajo que haces con el público?

Isabel: Me encanta.

HT: ¿Cómo te asumen las personas que tienes que atender? ¿Se dan cuenta de que eres alguien que no nació siendo una mujer?

Isabel: Algunos sí, otros no.  La mayoría de los que van allí son personas de la tercera edad.  Muchos nos tratan como mujer, si son hombres nos tratan muy bien.  Hay bastante afinidad.

HT: ¿Tienes novio? ¿Pasas trabajo para conseguir pareja?

Isabel: Para nada.  Los hombres se nos sobran, de verdad.  Pero la pareja es un poco difícil.  Actualmente se viven tiempos, tú sabes, de mucho materialismo, mucho interés, y para eso prefiero estar sola. 

HT: Dime algo, ¿cuándo entras a los baños de mujeres, no te preocupa que alguien te recrimine o intente sacarte?

Isabel: No, tengo una imagen muy femenina, hasta ahora no me ha pasado.

Pregunta mi nombre antes de despedirse y me da la mano.  “Puedes llamarme Isabel o La China… o Israel.”  Pero si vuelvo a encontrarme con ella usaré cualquiera de sus nombres femeninos.