Una buena persona: Tomás Piard sobre Piñera

Por Francisco Castro

HAVANA TIMES — Como parte de la celebración del “año virgiliano”, motivado por el centenario del escritor cubano Virgilio Piñera, la División de Dramatizados de la Televisión Cubana le encargó al realizador Tomás Piard, la versión audiovisual de una obra de teatro muy exitosa de José Milián, que tiene como protagonista este escritor: “Si vas a comer, espera por Virgilio”.

Concluido el rodaje, Tomás Piard comparte con los lectores de HT sus criterios sobre la obra, el escritor celebrado, y sus motivos personales para emprender la realización de esta película.

Tomas Piard: Yo esta obra no la conocía y cuando la leí me pareció fascinante, muy audaz, muy dura. Vi en video una de las puestas, en la que trabaja Iván García, y aunque era a Virgilio al que estaba viendo en el escenario, físicamente se parecía mucho, no estaba el Virgilio que se yergue como una de las tres figuras más importantes de la literatura cubana de todos los tiempos.

En el texto yo veía no una comedia, no una sátira, no una cosa grotesca como me parecía; yo veía un Virgilio interno, el Virgilio que tiene que haber sufrido muchísimo –y eso está en sus obras, esa frase: “necesito aire”, del personaje femenino de Aire frío a mi me parece que es una manera de gritar una necesidad imperiosa que él tenía –, el Virgilio creador. Ese es el Virgilio que yo quería mostrar, el Virgilio trágico.

De alguna manera en esta obra eso va a quedar plasmado, sin abandonar los claroscuros de ese personaje, porque yo no podía borrar de un rampazo el Virgilio que todo el mundo conoció y que era tremendo, muy irónico, corrosivo con su manera de comportarse con los demás, creo que debido a escudos que fue creando para defenderse de una realidad hostil que él tuvo que enfrentar. Entonces yo quería el Virgilio que nos quedó por lo que hizo, y ese Virgilio no tiene nada que ver con el amaneramiento que está en la obra de teatro.

Desde el principio yo quise hacer esto, pero Iván García ya había hecho este personaje, ya lo tenía montado, lo tenía muy arraigado a partir de la puesta teatral, y me di cuenta que el proceso de limpieza, de llevarlo al tono que yo quería que tuviera, tenía que ser poquito a poco.

Gracias a Dios hay una cosa que es muy importante, que Iván es un gran actor, y me fue extremadamente grato trabajar con él, es muy inteligente, tiene una sensibilidad artística enorme, y poquito a poco, en conversaciones entre él y yo solos, le fui comentando sobre los fragmentos del texto que eran sensibles de convertirse en monólogos internos, y él me fue entendiendo, tanto que luego, con uno de los fragmentos más desgarradores, me dijo:

Tomás Piard, (I) con el actor Iván García. Foto: Nelso García

“Tomás, es la primera vez que me emociono con este texto, en la puesta teatral no tenía tiempo porque tenía que decir los textos de acuerdo con lo que medían las músicas”, y eso no le permitía entrar, todo el tiempo era por fuera, y como yo quería al Virgilio interno, ahora él podía hacerlo.

Te lo juro, estoy muy feliz de haberlo conocido, de haber trabajado con él, de haber logrado al Virgilio humano, que nos dejó una obra inconmensurablemente valiosa, que no quedó en la historia de la cultura cubana por haber sido  un “mariquita”, es una palabra despectiva pero es como la mayoría de la población ve a un personaje como el que fue: motivo de risa, de choteo, de muchas cosas, que no era el Virgilio que yo quería, sino al que se enfrentaba a conflictos muy dolorosos.

Desgraciadamente él tuvo que pasar por un período muy oscuro de la cultura  cubana y de la historia de Cuba, y yo creo que con la frese: “fue un error…” no se saldan deudas, desgraciadamente él no vio lo que se está haciendo hoy, todas las puestas de sus obras que él nunca vio representadas en los escenarios, entonces tenía que leerlas.

Si existen la dimensiones “otras”, ojalá que él pueda ver lo bueno que hay hoy en día. Para mi ha sido muy importante hacerle esta película a él y homenajearlo de la misma manera que hice con Lezama. Para mi ellos son dos columnas fundamentales de la cultura cubana del siglo XX, y posiblemente de toda la historia de la cultura cubana, contando a Martí, por supuesto, quizás ellos forman la “tríada pitagórica” de la literatura cubana.

La obra esta llena de momentos muy elocuentes y muy claros, para el que sepa ver –desgraciadamente la mayoría de la gente no “ve” las cosas que pasan-, intenté hacer una obra en el contexto del 2012, el año de su centenario, donde las cosas están externamente como están.

La representación de la ciudad para mi era fundamental a partir de lo que está en el texto: latones de basura junto a los que la gente hacía colas para entrar a comer a la cafetería. Esos latones de basura fueron significativos para crear la visualidad escenográfica del contexto en que se desarrolla la obra. Por eso yo magnifiqué esos latones de basura como el Vedado que rodeaba la cafetería del Capri, que es donde se desarrolla la acción.

Así espero que la gente vea algo que está allí en la calle, que ese elemento visual los acerque al hoy, y los haga reflexionar sobre los acontecimientos en que Virgilio se vio involucrado en aquel período tan duro en el que yo era muy joven, por lo que no sufrí ningún embate.

Set único de “Si vas a comer, espera por Virgilio”. Photo: Daphne Guisado

Pero muchos de mis amigos que eran mayores, que ya estaban incorporados al contexto cultural de la isla, sí los vi sufrir, los vi padecer. Desgraciadamente no conocí a Virgilio, pero sabía quién era y supe de las humillaciones que sufrió.

En la historia, solamente cuando son auténticas, las cosas se convierten en universales y no envejecen, porque el arte de verdad no envejece. Y sobre todo el audiovisual es el más sensible de envejecer muy pronto. Yo lo intento, no sé si lo logro.

Creo que esta obra puede verse a partir de cómo la veo yo. Las cuatro puestas teatrales fueron de un éxito rotundo, creo que esta obra ha pasado al patrimonio cultural de esta nación, y aunque se desarrolla en el contexto de los años 60-70, puede decirle muchas cosas a la gente inteligente, capaces de captar el dolor, sobre todo, los desgarramientos y los por qué de que los seres humanos se ven sometidos a esas torturas innecesariamente, porque Virgilio no se merecía el destino que tuvo. Ahora está muy bien hacerle un homenaje en su centenario, pero eso no salda deudas.

Pienso que los artistas verdaderos tienen que ser buenas personas, y a pesar de la ironía que caracterizaba a Virgilio, él no pudo haber sido una mala persona si hizo las obras que hizo y que nos legó, ese hombre tenía que ser una buena persona, y por eso estoy haciendo esta obra para los que luego vendrán.