Un matrimonio de Titiriteros que integran Teatro Viajero

Helson Hernandez

Carmela y Leobaldo del Teatro Viajero

HAVANA TIMES — “Hacer teatro en estos tiempos y en este mundo pudiera parecer una utopía,” nos cuenta Leobaldo del grupo Teatro Viajero. “Partimos de una postura esencial: asumir el teatro como un viaje,” dice Carmela en su entrevista con HT.

HT: ¿Por qué Teatro Viajero?

C: Ante todo fue una coincidencia de sus integrantes, un encuentro de similitudes, un gusto y un deseo: “viajar”. El movimiento, el traslado como destino. Las características que definen el viaje  tienen a su vez, historias y particularidades en cada uno. En el caso mío jugaba de niña a que iba montada en un tren con todas mis muñecas, como si fueran mis hijos, era como una eternidad que tenía algo de tristeza y de soledad. Pero yo disfrutaba mucho el camino, el paisaje….

L: Mi existencia ha estado marcada todo el tiempo por el VIAJE, la necesidad de movimiento…Tengo un temperamento inquieto que se expresa en un inmenso deseo de explorar, de conocer. Nací en La Habana y a los 5 años, aproximadamente, me llevaron a vivir a Santiago de Cuba, y a partir de ese momento mi vida se caracterizó por idas y venidas entre estas ciudades.  Verdaderamente me hacía muy feliz la conquista de mis utopías: el encuentro familiar y las historias compartidas.

C: Teatro Viajero parte de una postura esencial: asumir el teatro como un viaje. Entendido como un proceso que nace desde el interior de nosotros mismos y que explora conscientemente nuevas formas expresivas, en la búsqueda de un lenguaje que  nos permita comunicarnos con seres humanos concretos.

HT: ¿Ha sido una dificultad, en el caso de ustedes, proyectarse ampliamente como lo indica el nombre, “Viajero”?

L: Sí. Todo viaje implica un riesgo, ya que es tu propio ser el que está en juego. Necesitas no sólo de la espiritualidad, sino que dependes en gran medida, de la realidad, resultará siempre difícil, ya que encuentras a tu paso más de un obstáculo a superar en el intento de hacer fluir tus sueños. Hacer teatro en estos tiempos y en este mundo pudiera parecer una utopía, y más aún cuando te defines “viajero”.

C: Romper con las fronteras es lo más difícil. La libertad y la creación comienzan a sentirse limitadas, tanto por necesidades materiales, que van desde la propia subsistencia, hasta las múltiples incomprensiones e intolerancias que intentan ser determinantes en tu camino, y en muchas ocasiones terminan siéndolo. Viajar, siempre viajar, a pesar de: transporte, boletos, visas, cartas de invitación…El reto seguirá siendo lograr crear y mantenernos fiel a nuestros principios y presupuestos.

HT: ¿De dónde provienen los integrantes de Teatro Viajero?

C: Soy graduada del Instituto Superior de Arte en la especialidad de Dramaturgia, y llegué al mundo de los títeres después de un viaje literario a través de textos recopilados, que me permitieron encontrarme con maestros y creadores de esta especialidad. Quedé realmente fascinada al descubrir tantas posibilidades expresivas en los títeres. Creamos el grupo y se inició el viaje, primero como directora y luego como actriz y dramaturga.

L: Llegué al mundo del teatro para niños y de títeres en un raro acto de lucidez experimentado en la adolescencia: un grupo de amigos decidimos crear un espacio dedicado a los niños donde “Pinocho”, el personaje que yo interpretaba, era la figura principal. Este hecho me permitió descubrir mi camino y decidirme, en conexión con el humor y la inocencia. Mi formación es mayoritariamente empírica, pero unida siempre al aprendizaje con grandes maestros de la actuación, de la pantomima y de los títeres. Hoy soy graduado de Nivel Medio en la especialidad de Teatro para Niños y de Títeres.

El Teatro Viajero

HT: ¿Es tradición, entre los titiriteros cubanos, crear grupos integrados por familiares?

L: No es algo que caracterice por completo a la escena titiritera cubana, aunque sí han existido casos. Un hito del teatro de títeres en Cuba fueron los hermanos Camejo, creadores del Guiñol Nacional y de los diferentes guiñoles que hoy existen en el país.

La metáfora “Familia Titiritera” se aviene muy bien con las agrupaciones especializadas en este hacer teatral. Es más frecuente ver esta tradición en algunos países de Latinoamérica, donde familias enteras o sencillamente matrimonios como nosotros, deciden unirse en la vida y en la profesión.

C: En Cuba en los años noventa, período caracterizado por una profunda crisis económica, comenzaron a surgir proyectos teatrales integrados por parejas y matrimonios, que constituyeron casi las principales células creativas del movimiento, debido a las posibilidades expresivas y la síntesis de recursos.

Aunque este fenómeno no se observa hoy con tanta frecuencia, en nuestro caso el teatro también ha sido encausado a la creación de una Familia Viajera, a la cual se suma ya nuestro pequeño hijo, y ojalá que pudieran ser más, quienes acompañen esta travesía.

HT: ¿Qué define estéticamente a Teatro Viajero?

C: Ante todo la interrelación que se establece entre la presencia física del actor y la figura animada.

L: A esto le sumamos que partimos de una investigación detallada y profunda, logrando incluso, crear técnicas propias como la utilización de títeres de hilos elásticos, títeres sonajeros, entre otras técnicas, que nos van distinguiendo del resto de los colectivos en la isla.

HT: De las experiencias internacionales que han podido tener, ¿cuáles han sido las más enriquecedoras?

C: Aunque no han sido muchas como quisiéramos, vale destacar la participación en el VII Congreso Mundial IDEA 2010 y Festival de Teatro, realizado en Brasil, donde se reunieron intelectuales, artistas y creadores de setenta países de todos exaltando los continentes para celebrar la diversidad y el encuentro entre las diferentes culturas; el teatro y el Arte-Educación como herramientas de transformación.

Esta experiencia nos permitió conocer y compartir con personas del mundo entero, a través de nuestro idioma conocido: “los títeres”. Fue como viajar a muchos países a la vez. Tuvimos el placer de ser incluidos en la ceremonia inaugural del Congreso representando a América Latina, junto a las expresiones de los pueblos originarios de Brasil, integrados todos en un espectáculo verdaderamente emocionante.

El resto de la experiencia incluyó más de quince presentaciones en la ciudad de Belén, del Estado de Pará, en la ribera Amazónica. La participación en este Congreso Mundial nos permitió constatar la valía,  la fuerza y la riqueza del Arte que hacemos.

HT: ¿Qué podríamos decir del futuro del títere en Cuba y de las nuevas generaciones de la especialidad?

L: El futuro del teatro de títeres en Cuba dependerá de esas futuras generaciones, de su interés, de su capacidad de profundización y contextualización de un arte que es inherente al ser humano y que junto a él ha sobrevivido a todos los avatares de la evolución.

A nosotros nos tocará seguir avivando la llama para que no se apague este haz de luz, que ha deslumbrado a tantos y tantos seres. Creo que hasta la fecha somos los terrícolas los únicos que hacemos títeres en esta galaxia;  eso es un regalo divino.

Del proximo estreno de Teatro Viajero.

HT: Es interesante en una era donde se importan nuevas tecnologías, ver como aún el títere prevalece.

C: Por supuesto que sí. Esto se debe principalmente, a que el títere es un Arte de Artes, en donde se conjugan todas las expresiones artísticas para darse con sencillez y síntesis en una gran metáfora de sentidos.  Las nuevas tecnologías no han sido, hasta ahora, un impedimento para la expresión titiritera; al contrario, el títere ha sabido asumirlas, nutrirse de ellas y redimensionarlas. Su naturaleza artesanal le confiere una esencia dúctil y cercana a la creación humana, lo cual permite que mantenga su identidad y sobreviva al paso del tiempo.

HT: ¿Próximo montaje de Teatro Viajero?

C: Teatro Viajero se encuentra enfrascado en la realización de un sueño “El viaje del caracol”. Este año cumpliremos trece aniversario de fundación y queremos celebrarlo con el estreno de esta obra. Es una versión mía de un poema hermoso de Federico García Lorca “Los encuentros de un caracol aventurero”.

Aunque el viaje se torna largo, lento y difuso…el proceso ha sido una gran escuela para nosotros, donde el rigor y el deseo de perfección nos han llevado a superarnos constantemente, para regresar una y otra vez al lugar del caos, desde donde la creación se organiza de manera única y contundente.

Si esto se logra, el viaje habrá llegado a una estación central; desde esta parada necesaria y urgente, podremos latir, para luego continuar el rumbo definido por los viajeros.