Soñar no cuesta nada

Irina Echarry

HAVANA TIMES, 23 Junio – En la película cubana  Los dioses rotos (Broken Gods), hubo un personaje que gustó mucho, a pesar de no ser uno de los principales.  Tamara, la amiga de Sandra, la que estuvo con ella en la cárcel y luego dejó atrás el sub-mundo marginal a pesar de vivir en un solar.

La actriz que interpreta a Tamara se llama Idalmis García y vive en Marianao.  En una casita con portal, acogedora.  Idalmis ha vivido ahí toda su vida, la gente del barrio pasa y saluda como si fueran familia.  Todos la admiran por su persistencia.  Algunos le aconsejaron que no siguiera con el capricho de ser actriz, que no tenía amigos que la respaldaran en el medio, pero a ella no la detiene nadie cuando se le mete algo entre ceja y ceja.

¿Cómo pasas del sueño a la realidad?

Siempre quise ser actriz, desde pequeña.  Era mi sueño.  En doce grado fui a hacer las pruebas del ISA, hice  los exámenes, los aprobé casi todos, pero en la última prueba no quedé.  Eso fue malísimo para mí, aunque reconozco que también fue lo que me impulsó a seguir.

A esa edad los fracasos duelen mucho, pensamos que el mundo se nos viene encima ¿qué hiciste?

Mi padre me aconsejó  que estudiara Historia del Arte, como él, era la carrera que más me acercaba a lo que  quería.  Soy muy perseverante, además tenía  ayuda de la familia.   Comencé en un grupo de aficionados que hacía teatro para el público infantil.  Hicimos muchas funciones en el anfiteatro de la Habana Vieja, en la Avenida del Puerto.  No era lo que más me gustaba, pero allí tuve la oportunidad de entrar al mundo profesional del teatro, me contrataron,  me evaluaron.  Luego pasé un curso para actores no  evaluados en escuelas de arte.  Todo eso a la par de la carrera.  Cuando me gradué fui a trabajar como historiadora del arte a la Fundación Ludwig.  Ahí estuve tres años sin dejar de pasar otros cursos.  Taller de dramaturgia,  de fotografía, de radio.  Anduve por muchos Talleres de actuación con Raúl Eguren, con una norteamericana Catherine Corel que es buenísima.  Fue una gran maestra para mí.  Luego entré en el grupo de teatro Buendía donde he trabajado mucho.

Junto al teatro hiciste otros trabajos, hemos podido verte en algún que otro programa televisivo.

Sí, durante la carrera había hecho un cuento para la televisión con Tomás Piard: El olor del recuerdo. Una obra muy bonita, metafórica, sin palabras, sobre una familia negra, donde se sufría mucho.     A Tomás le agradezco haberme seleccionado para algo tan lindo, me gustó el trabajo y el resultado final.

Luego hice Cuéntame poeta, un teleplay dirigido por Elene Palacios, interpreté un personaje pequeño que aproveché bien.  A ella le gustó mi actuación y volvió a llamarme para un cuento futurista Satisfacción garantizada, sobre un robot que se enamora…  muy bonita.

Elena y yo nos reunimos de nuevo en un proyecto que se trasmitía por el Canal Habana, en coordinación con el Centro Promotor del Humor.  Eran cuentos cómicos.  Yo salgo en uno sobre un aula de angelitos, el título es Fraude Celestial.  Disfruté mucho ese trabajo, era muy gracioso el texto y la pasábamos bien.

¿Te sientes más cómoda en la televisión o en el cine?

Prefiero el cine, es un mundo mágico, fascinante y de mayor calidad.  La televisión cubana está  pésima.

Leonardo Pérez uno de los cantantes de Free Hole Negro (un grupo de rap), filmó  una película independiente: H2O.   Ahí salgo vestida de rojo, en una onda muy fuerte. Somos unos macheteros que nos desplazamos en Harley Davidson, está loquisíma.  Con personajes fantasiosos.  Disfrutamos mucho el rodaje.  Eso es lo importante, cuando una no se siente bien con lo que hace, se nota, el resultado no es bueno.  Por eso la televisión está tan mala, porque los actores la hacen para cobrar.  El dinero hace falta.  No todo el mundo está dispuesto a esperar.  Por ejemplo, a estas alturas yo no aceptaría ninguna telenovela.  Te imaginas, luego de hacer otras cosas verme cada noche en algo tan horrible… me daría vergüenza.  No crítico a nadie, solo que yo prefiero esperar algo mejorcito.

Ser una actriz negra en Cuba, ¿tiene algún incoveniente?

Hay muchas limitantes, la televisión cubana (sobre todo) es muy racista y los personajes negros son los personajes negros no son los seres humanos.  La mulata es la puta.   Y así.  Creo que falta imaginación, sensibilidad.  Hay estereotipos que son difíciles de superar.  No sé si no quieren o no pueden superarlos.

¿Lo has sentido en carne propia?

Bueno, lo que hacen es que no me llaman a trabajar, en ese sentido muchas veces sabemos que es por negra.  Eso nos pasa a muchas, no solo a mí.  Pero los que lo han hecho me han tratado como a cualquier ser humano.  Elena Palacios siempre trabaja con negros y con ella me siento súperbien.  Mira, cuando hice Páginas del diario de Mauricio, con  Manuel Pérez, en el 2006,                   también tuve una buena experiencia.

¿Cómo llegas a Los dioses rotos?

Fui a casting.   Es curioso, yo tenía muchos deseos de trabajar, sobre todo en cine, pero en esa época tenía el peor acné de mi vida, pensé  que nadie me iba a contratar con la cara así.  Sin embargo, luego de muchas pruebas Daranas me aceptó.  Yo le agradezco mucho que haya confiado en mí.  En la artista que soy.  La película marcó un giro en mi carrera.  El personaje de Tamara me gustó mucho, pude darle vida porque la entendía.

¿Entonces la película te abrió las puertas?

No es tan sencillo.  Me abrió las puertas en cuanto a la recepción de la gente.  Actores, directores alaban mi interpretación, me dicen que estuve  bien.  Rufo Caballero, en su crítica sobre Los dioses rotos me menciona de manera positiva y lo mío era un personaje de reparto, eso es bueno.  Pero ahora estoy sin trabajo.

¿No te proponen ningún papel?

Es que no se está  haciendo casi nada.  La crisis es total, afecta todo.  Sin hablar de que no hay buenos guiones. O, a lo mejor, no les interesa una actriz negra.

Claro, no hay regla sin excepción.  Hace poco trabajé con Esteban Insausti, él es muy bueno.  ¿Viste Tres veces dos? Él filmó el cuento Luces rojas, el mejor.  También ha hecho documentales: Las manos y el ángel, dedicado a Emiliano Salvador y uno sobre la homosexualidad: Más de lo mismo.  Bueno, con él hice Larga Distancia, una película sobre la amistad.  Tengo mucha fe en el resultado.  Ahí también tengo un personaje de reparto, pequeño, pero eso no determina nada.  Lo importante es tener una buena escena para defenderme…  si el guión es malo, es difícil encontrar una buena escena.

¿Sigues en teatro?

Sigo en el grupo Buendía, aunque ahora tampoco tengo nada que hacer.  Estuve en una obra que ganó  muchos premios: Por los caminos del mundo, dirigida por Irene Borges, una muchacha  del grupo.  Es sobre unos gitanos que deciden ir por el mundo a contar historias.  Luego  me salí un poco.  En enero tuve una experiencia maravillosa.  Fui a Alemania a representar Cemento, la obra de Müller.  Con una puesta mínima, teníamos que hablar en español e inglés, los actores alemanes hablaban en su idioma.  Fue muy agradable compartir escenario con buenas actrices.  La confrontación es fundamental para el desarrollo de un actor.  No recibí pago monetario alguno, pero la ganancia que obtuve no se compara con nada.  Amigos, un trabajo interesante y la oportunidad de probarme en otro sitio.

Te enteras que alguien está  escribiendo una película sobre la realidad cubana actual.  Si pudieras escoger un personaje para representarlo, ¿cuál sería?

Bueno, yo creo que cualquiera que sea distinto a lo que soy. Que tenga algo interesante que decir.  Aquí los actores no podemos escoger mucho, cuando te dan a escoger tú sospechas, hay que agarrar lo que venga si estás de acuerdo… pero bueno, en caso de que algo así suceda…

estoy abierta a  cualquier idea interesante, inteligente,  siempre que haya diálogo, no imposición.

Podemos seguir soñando ¿Algún director en específico?

Fernando Pérez, me encantaría trabajar con él.  Con Titón si resucitara.

¿Ansías una obra en particular, algún personaje clásico?

Teatro norteamericano.  Si se decidieran a filmar para la televisión teatro norteamericano, yo estaría gustosa.  Antes se grababan teatros, cuentos, ya no.  Tomás Piard lo hacía mucho en los años 80.  Ojalá lo retomaran y me tuvieran en cuenta.

Y en la realidad, ¿ningún plan futuro?

Una propuesta para un cuento, vamos a ver si me sale bien.  Tengo muchas ganas de trabajar.

Idalmis García  viene de una familia sin tradición de actores, está acostumbrada a soñar.  Se sienta en el portal de su casa en Marianao e imagina que entra a un set de filmación donde hará la película de su vida.  Soñar no cuesta nada.  Mientras, va demostrando que es falso el estigma que padecen los actores no graduados del ISA o la ENA.  Se nace con ese don, luego se desarrolla, nos dice sonriente.