“Ser queer en Cuba y no morir de hambre en el intento es toda una hazaña”

Por Sandra Abd´Allah-Álvarez Ramírez*  (Pikara Magazine

HAVANA TIMES — La conocí siendo Anabel, pero hace unos tres años pasó a ser Logbona Olukonee y desde hace tan solo un mes se hace llamar Tito, a modo de alter ego queer. Es profesora universitaria, nada más y nada menos que de historia de Cuba, pero cree en la horizontalidad y anda todo el tiempo rescatando los acontecimientos que la oficialidad ha escondido. Acá esta mujer cubana joven, incendiaria y lúcida.

logbonaAntes eras Anabel, ¿por qué Logbona?

En el año 2011 cambié mi nombre por Logbona Olukonee. Significa “aquella persona que cuando enseña se vuelve sabia”. Hablé con Nehanda Abiodum [activista africanista de origen estadounidense afincada en Cuba] sobre el interés que tenía en acercarme a mis ancestros africanos, a mi pasado afrodescendiente, descolonizando mi nombre. Ella realizó una hermosa ceremonia y me dio este nombre, que me encanta. La ceremonia fue como un renacimiento, también fue una redefinición de mis pensamientos políticos y de mi forma de vida, al afrontar la vida desde una postura política afro-céntrica, que es muy necesaria en este país, donde el racismo es tan sutil en las maneras en que se presenta pero tiene tanto impacto en el futuro de las personas.

Acceder a la comida está mediado por relaciones sociales que impiden o facilitan ese acceso, que se intersectan con prejuicios raciales, homofobia, sexismo, machismo

Como activista, ¿cuáles son los principales intereses de Logbona?

En nuestra sociedad existen problemas puntuales que son necesarios resolver como el machismo, la homofobia, el racismo, el sexismo, la lesbofobia, también la presencia de estas formas de discriminación en los mismos individuos, principalmente en las personas más pobres.

Como feminista afrocubana, también me siento muy identificada con las políticas queer, ya que ser queer es una disidencia política que desestabiliza no solamente las categorías sexuales, sino también la heteronormativadad y la homonormatividad que existen en las relaciones de género, raza y clase dentro de las sociedades.

La teoría queer proviene de la crítica a la sexualidad heteropatriarcal, clasista y racista que pervive en la comunidad LGTB en los Estados Unidos y que perpetúa la estructura opresora de las sociedades occidentales y el mantenimiento del capitalismo imperialista transnacional.

El movimiento queer critica el binarismo sexual, la existencia rígida sobre la feminidad y la masculinidad y reconoce las múltiples formas de expresiones sexuales que existen fuera de estos estándares.

Recuerdo que en la jornada de teoría y arte radical que hicimos en el Centro Cultural Juan Marinello a fines de enero, la investigadora Rosilyn Bayona expresó como en sus entrevistas salió a la luz que “al cubano de estos tiempos no le preocupa tanto el problema del racismo, sino resolver el problema de la comida”. Esta frase me puso a pensar, porque es una realidad que uno de los principales problemas de los cubanos es la comida. Sin embargo, acceder a la comida está mediado por relaciones sociales que impiden o facilitan ese acceso, por la situación económica y la posición social de un individuo. Todo ello depende de las relaciones que se intersectan mediante prejuicios raciales, homofobia, sexismo, machismo.

Hay una frase que reza: “La revolución comienza sembrando tus propios alimentos” y hay otra que dice que: “Una revolución será feminista o no será”. En mi opinión, la conjunción de estos pensamientos es muy importante para seguir promoviendo el proyecto revolucionario en nuestra sociedad.

Promover el fin de la discriminación por género, raza, sexualidad y clase está muy vinculado a la manera en que tratas tu cuerpo. Hay quien dice: eres lo que comes, la alimentación es nuestra primera forma de adquirir energía y nutrientes y es parte fundamental del cuidado que nos damos nosotros mismos. Nuestra cultura, (me refiero a la cultural heteropatriarcal y racista que heredamos del colonialismo) está minada de ideas y formas de alimentación que encarecen la vida de la gente con menos posibilidades económicas e incrementan los factores de riesgo de enfermedades en estas comunidades. Promover opciones de alimentación saludable es una forma de resistencia a la mentalidad colonizada y de liberarnos de las cadenas del círculo vicioso en que nos encierra esa forma de pensar.

La gran mayoría de la población cubana vive en formas que se alejan de los patrones blancos, media clase y heteronormativos que imperan en el discurso de la cultura cubana oficializada. Muchas personas sufren diversas formas de discriminación por las razones anteriormente expuestas y también viven fuertes contradicciones individuales por ser afrodescendientes, queers, gordas, que se convierten en miedos, inseguridades, baja autoestima, y son armas mentales que han ayudado la permanencia de los diferentes sistemas de opresión. Es urgente deconstruir estos patrones de pensamientos colonizados y que la gente se empodere de una realidad y una cultura desmitificada que nos produce tanto daño.

Trabajas en un organismo (educación superior) que ha demostrado ser de los menos progesistas en cuanto a las temáticas de género, y que reproduce estructuralmente todas las discriminaciones posibles. ¿Qué ha significado ser lesbiana, negra y queer y profesora de historia universitaria?

Mi trabajo como profesora me ha enseñado muchas cosas, positivas y negativas. Me ha demostrado el poder que tiene la educación estatal en la creación de la estructura cognoscitiva de los jóvenes, en la formación de los valores de nuevas generaciones, y en el soporte de los imaginarios populares y por ello pienso que es tan importante re-educar desde la horizontalidad, desde un pensamiento afrofeminista queer, para no reproducir al menos la historia anquilosa y ortodoxa que predomina dentro de la educación cubana.

Mi forma de vestir “masculina”, mi pelo afro, mis tatuajes, y mis opiniones siempre diferentes, son acciones diarias que hacen pensar a trabajadores, profesores y a los estudiantes

En varios ocasiones mis estudiantes han hablado con los vicerrectores y coordinadores de carrera porque “la profesora no sigue el programa al pie de la letra”, “cuestiona los motivos por los cuales Carlos Manuel de Céspedes le dio la libertad a sus esclavos”, o “habla mucho de los problemas raciales” que, según ellos, ya no existen en Cuba. Es triste reconocer la profundidad de la mentalidad colonizada y la auto-represión que existe entre la juventud.

Es difícil ser la única lesbiana reconocida en mi universidad, y ser negra y ser muy “rara”. Es difícil con mis compañeros de trabajo, quienes me dan por loca, y con mis estudiantes, que no saben en cuales prototipos encasillarme. Ha sido muy difícil caminar y oír los comentarios de la gente detrás mío, pero es así en cualquier lugar que voy, también es así entre mis amistades. No es sólo la universidad, son los prejuicios que persisten en nuestra cultura.

Pero creo que estoy corriendo con suerte, pues ahora ser racista y homofóbico es ser maleducado, entonces no existe confrontación, al menos en mi trabajo, y en otros lugares institucionales. Pero es cierto que ser negra y tortillera requiere que sea cinco veces más eficientes que otras personas.

Las universidades cubanas tienen el potencial en estos momentos para seguir impulsando las transformaciones necesarias en este país dentro del proceso revolucionario. El reconocimiento del estado de las diferencias sociales que ha traído las discriminaciones de género, raza y sexualidad debe ser utilizado por los más jóvenes para seguir presionando y así mejorar las condiciones de vida de gran parte de la misma población universitaria y del pueblo en general.

Por ello creo en la necesidad de trabajar en una universidad, para contribuir a desestabilizar el poder blanco y heteropatriarcal que pervive en la academia cubana y de muchos lugares del mundo. Como feminista, me interesa provocar sensaciones y pensamientos, pero desde la horizontalidad, desde la actividad diaria. Mediante “los excesos” de mi forma de vestir “masculina”, mis transformaciones con mi pelo afro, mis tatuajes, y mis opiniones siempre diferentes, creo en la importancia de esas acciones diarias que hacen pensar a trabajadores, profesores y principalmente a los estudiantes. Con el simple hecho de yo estar ahí, aprenden a convivir con la diversidad, con la diferencia de opiniones, de formas de vida. Y yo estoy aprendiendo a ser más fuerte, a exigir mis derechos, a pensar bien lo que voy a responder, ya que mi presencia allí para mucha gente representa al resto de la comunidad queer y afrodescendiente, entonces hay que escoger muy bien lo que se dice, como una se proyecta, pero manteniendo mi autonomía.

En cuestiones de género muchas veces las académicas van por una parte y las activistas por otra. ¿Dónde te sitúas?

La verdad es que ser académica me ha enseñado la importancia de hacer militancia feminista y la necesidad tan grande que hay en este país de hacer activismo. Como profesora he podido conocer a otros profesores e intelectuales cubanos y extranjeros que me han enseñado muchísimo y han despertado en mí el deseo de leer y conocer más sobre los movimientos feministas afrodescendientes, ecológicos y queers. No obstante, Las Krudas han influido en mí como nadie. Viven día a día según sus convicciones, y he asistido a muchas transformaciones personales de otras mujeres en torno a su presencia.

La academia me encanta pero siento que a muchos académicos les falta poner su teoría en práctica; llevar sus conocimientos a las poblaciones que estudian, y desgraciadamente la mayor parte de las personas afrodescendientes, pobres y queer no leen y ni tienen acceso, ni la tradición de leer artículos científicos.

Para ser queer, disfrutar tu peso, tu ambigüedad sexual, es necesario tener una comunidad. Me he dado cuenta de que es más fácil “inventar”, económicamente hablando, que encontrar gente que te quiera tal cual eres

El activismo feminista en Cuba es más importante ahora con los nuevos cambios económicos e institucionales. Hay que aprovechar las nuevas aperturas estatales, la presencia del CENESEX, de las nuevas políticas gubernamentales con relación a las relaciones raciales, a los negocios privados y cooperativas, para incidir en el empoderamiento de muchas mujeres y afrodescendientes y queer. Ser activista es parte de mi actividad académica, así siento que lo que voy aprendiendo no se queda solo conmigo y puedo afectar positivamente un poco más allá que a mis mejores amigos.

Hace poco celebrabas en tu perfil en Facebook que ya se te podía llamar Tito. Supongo que fue una forma de reconocer públicamente tu identidad queer.

Tito es otro escalón más en el proceso de descolonización de mi cuerpo y mente. ¿Cuándo terminará ese proceso? No sé, pero me siento supercontenta de lo que está ocurriendo conmigo.

Salir del closet es un proceso muy doloroso. Incluso reconocerse lesbiana no implicó para mí el fin de muchas inseguridades y contradicciones personales. Desde mi adolescencia supe que ser gorda, lesbiana y negra no me hace menos persona, ni menos ciudadana, pero estuve cargando por muchos años un gran dolor por representar la otredad. Ahora me he empoderado de esa otredad y la disfrutó muchísimo.

Viví por largo tiempo en un desorden total porque no sabía cómo me iba a identificar sexualmente. Esa frase “preferencia sexual”, es horrible, “identidad sexual”, también. He oído por ahí que “eres una mujer que simplemente le gusta otra mujer”: en mis oídos esos pensamientos superhomonormativos son muy tristes. Para mí las identidades son una camisa de fuerza, una soga autoimpuesta que te puede ahorcar en un momento determinado. Por desgracia, vivimos en un mundo donde tienes que reconocerte como algo, entonces, me gusta la palabra queer porque es una postura política que crítica y posiciona contra el racismo, contra la construcción binaria de los sexos, contra la homonormatividad y la homofobia interna y contra toda discriminación que reprima a las personas.

Me ha costado mucho vivir entre personas aún muy queridas que buscan todo el tiempo seguir la norma, aplauden la heteronormatividad y el clasismo y todo ello me ha reprimido muchísimo, quizás por ello, soy Tito ahora y no 10 años antes. Para ser queer, disfrutar tu peso, tu ambigüedad sexual y las formas de sobrevivencia económica y espiritual es necesario tener el apoyo de la gente que tú quieres y que te quieren, es muy importante tener una comunidad y una entrada económica que te permita sobrevivir tal cual eres. Me he dado cuenta de que es más fácil “inventar”, económicamente hablando, que encontrar gente que te quiera tal cual eres, y que mucha gente que te quiere tiene muchos prejuicios en su querer.

Tito es el cúmulo de ese goce personal, y vivo feliz de saber cómo funciona el sistema heteropatriarcal racista colonial, y por primera vez no me duele, ni me interesa representar ninguno de sus estereotipos porque he aprendido a que se puede sobrevivir siendo una misma, sin tener que reconocerme como mujer. YO soy Tito, no me gusta responder a las construcciones de feminidad ni masculinidad ninguna. Ser queer en Cuba y no morir de hambre en el intento es toda una hazaña, también porque mucha gente queer, negra tiene mucho miedo de celebrar y vivir como son.

Fuiste quien concibió aquella fiesta que llamaste ‘Motivito LGTBQA‘, celebrada hace poco en La Habana ¿ Por qué la A? ¿Por qué no la H de heterosexuales?

No me gusta la palabra ‘heterosexual’ ni lo que representa. La heterosexualidad es parte de la estructura sistémica en que se expande y se proyecta el patriarcado euroccidental. La existencia de la heterosexualidad implica que la homosexualidad sea una otredad, no normalizada, desviada y negativa. Además la heterosexualidad en el mundo euro-occidental implica que la gente queer que no sea blanca, hetero-normativa ni homo-normativa, es decir, quien no sigue los patrones estandarizados de la cultura gay blanca, media clase de los países desarrollados, es oprimida de muchas maneras. Estas personas no pueden disfrutar de los mismos beneficios de las heterosexuales, porque la construcción de la nación occidental ha sido ideada para las personas blancas y heterosexuales.

La heterosexualidad en sí elimina la posibilidad de opciones sexuales que no sea hombre y mujer, ¿qué pasa entonces con los maricones carroceros que no terminaron la secundaria? ¿Con las personas transgénero que no tienen carnet que represente su “identidad sexual” y por lo tanto no tienen acceso a trabajos estatales, y viven en la economía informal, del invento y de la lucha? ¿Y quienes somos tito? Reconocerse heterosexual es como reconocerse blanco. Es disfrutar de todos los privilegios y estar posicionado en la cima de la escala social en cuanto a las relaciones de la diversidad sexual.

Conozco mucha gente que le gusta el llamado “sexo opuesto” y no se reconoce como heterosexual, y es por ello la A, de Aliados, tengo varios amigos así y agradezco mucho poder tenerlos en mi vida. Entre mis amigos, madres y padres que reconocen la importancia de ser aliados, no les interesa validarse como heterosexuales porque conocen la división y la falta de oportunidades que genera.

También conozco mucha gente que le gusta su propio sexo y sigue diciendo que son heterosexuales porque no quieren dejar de disfrutar los beneficios de la heterosexualidad, y en consecuencia porque tienen mucho miedo de despojarse de esos beneficios convertirse en otra tortillera, o maricón más, porque la homofobia es muy grande pero peor aún es la lesbofobia y la transfobia.

El Motivito, vinculado a Proyecto Arcoiris, busca abrir espacios de socialización para la convivencia feliz de muchos tipos de personas. Nuestro interés es poner fin al binarismo sexual y genérico dentro de la comunidad LGTB, lograr una mayor educación de nosotros mismos, la aceptación de la fluidez sexual, el fin de la trasnfobia y la lesbofobia dentro de nuestras comunidades, la comprensión de la necesidad de cooperación entre nosotros, de celebración por ser como somos, de estar orgullosos de nuestro cuerpo, nuestra sexualidad, nuestros orígenes, y nuestra cultura popular.

Igualmente busca el fin de marginalización de la vida gay en La Habana. En una sociedad como la nuestra se busca la inclusión, no la separación, entonces es necesario visibilizar a la población LGTBQA para que se reconozca nuestra existencia también como ciudadanos y nuestros derechos de disfrutar como el resto de la población a todos los espacios, principalmente a los más sanos que tiene nuestra ciudad.
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22 thoughts on ““Ser queer en Cuba y no morir de hambre en el intento es toda una hazaña”

  • Esta es una acomplejada que quiere llamar la atencion con su articulo de tan largo aburre con tanta boberia… y eso de afrocubano … por dios en cuba siempre ha sido y sera negro… o en tonces los blancos seran eurocubanos…. ¿¿¿com le decimos a los mulatos o de desenciendia china???… ¿¿¿afroerurocubanos y chinocubano???… esta que haga algo mas util para llamar la atencion

  • Estan imitando ya la misma comedura de gofio de los negros norteamericanos, que en el fondo, tiene una esencia racista a la inversa. Yo toda la vida me he llenado mucho la boca diciendo, que el cubano, sea blanco, negro, amarillo o verde, siempre se proclamaba CUBANO con orgullo. “postura politica afro-centrica”. ahora si estamos bien jodidos con tesis como esta. Yo quisiera ver que diria esta profesora , si alguien proclamara su postura politica ario-centrica. Le diria “rascista”? Porque seria exactamente lo mismo que ella hace, solo que desde otra cultura diferente. Eso solo fomenta la division.

    Ahora resulta que quieren etiquetar a los cubanos por colores; y que lo que ahorita va a dar verguenza proclamar es ser heterosexual.

    Por criticar un extremo, se estan yendo directamente al otro. Y eso solo traera muy, pero que muy malos resuiltados.

  • A lo que ya han dicho me sumo, y después de todo me deja un sabor de que se metió a marimacho más por complejos de gorda y negra y pensar que no ligaría hombres que por verdadera afinidad.

  • Cuando uno sale a la calle en las mañanas, tiene que hacerlo pensando que es una persona. Y eso debe bastar.
    Dividirnos en grupos no tiene sentido cuando todos estamos jodidos por igual.

  • Jajaja…Ahora si está bueno esto! Resulta que la entrevistada quiere ir contra los “patrones colonizantes” y lo primero que hace es acomodarse a una noción de origen anglo: “queer”; ni siquiera procura un término propio, en el idioma que habla día a día. Y ya se sabe que lo primero que hacían los viejos imperialismos era imponer su idioma y religión a los conquistados. Y ahora resulta que es africana; ya no es una cubana, como si uno cambiara la identidad así, con un chasquido de dedos…Y ya no vale el término heterosexual…Ahora todos somos unos seres en busca de lo que aparezca, según como amanezcamos y dónde nos agarre la noche.

    Pero además, ¡qué ganas de complicar la pita, sacando cada vez más definiciones del sombrero de mago del LGBT! A este paso no le alcanzará el alfabeto… Ahora ya es LGTBQA…y luego será LGTBQAB…y más adelante LGTBQABC…y así hasta la Z…

  • La profe quiere ser tener demasiadas personalidades con una sola alma. Deberia andar con un manual que explique que es ella, para que la entiendan.

  • No recuerdo haber leido tantas tonterias juntas en una sola entrevista

  • isidro:

    Amén.

    Lo de esta señora movería a risa si no fuera tan trágico en el fondo. Tal parece que esta es la nueva clase de snobismo que le viene encima a Cuba. Como diría mi madre. “Dios nos coja confesados”

  • Siendo profesora de Historia, no le vendría mal releer esto de vez en cuando:

    “Esa de racista está siendo una palabra confusa, y hay que ponerla en claro. El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre, y ya se dicen todos los derechos. El negro, por negro, no es inferior ni superior a ningún otro hombre: peca por redundante el blanco que dice: “mi raza”; peca por redundante el negro que dice: “mi raza.” Todo lo que divide a los hombres, todo lo que los especifica, aparta o acorrala, es un pecado contra la humanidad. ¿A qué blanco sensato le ocurre envanecerse de ser blanco, y qué piensan los negros del blanco, que se envanece de serlo, y cree que tiene derechos especiales por serlo? ¿Qué han de pensar los blancos del negro que se envanece de su color? Insistir en las divisiones de raza, en las diferencias de raza, de un pueblo naturalmente dividido, es dificultar la ventura pública, y la individual, que están en el mayor acercamiento de los factores que han de vivir en común. Si se dice que en el negro no hay culpa aborigen, ni virus que lo inhabilite para desenvolver toda su alma de hombre, se dice la verdad, y ha de decirse y demostrarse, porque la injusticia de este mundo es mucha, y la ignorancia de los mismos que pasa por sabiduría, y aún hay quien crea de buena fe al negro incapaz de la inteligencia y corazón del blanco; y si a esa defensa de la naturaleza se la llama racismo, no importa que se le llame así, porque no es más que decoro natural, y voz que clama del pecho del hombre por la paz y la vida del país. Si se alega que la condición de esclavitud no acusa inferioridad en la raza esclava, puesto que los galos blancos, de ojos azules y cabellos de oro, se vendieron como siervos, con la argolla al cuello, en los mercados de Roma; eso es racismo bueno, porque es pura justicia y ayuda a quitar prejuicios al blanco ignorante. Pero ahí acaba el racismo justo, que es el derecho del negro a mantener y probar que su color no lo priva de ninguna de las capacidades y derechos de la especie humana.”

    “El racista blanco, que le cree a su raza derechos superiores, ¿qué derecho tiene para quejarse del racista negro, que le vea también especialidad a su raza? El racista negro, que ve en la raza un carácter especial, ¿qué derecho tiene para quejarse del racista blanco? El hombre blanco que, por razón de su raza, se cree superior al hombre negro, admite la idea de la raza, y autoriza y provoca al racista negro. El hombre negro que proclama su raza, cuando lo que acaso proclama únicamente en esta forma errónea es la identidad espiritual de todas las razas, autoriza y provoca al racista blanco. La paz pide los derechos comunes de la naturaleza: los derechos diferenciales, contrarios a la naturaleza, son enemigos de la paz. El blanco que se aísla, aísla al negro. El negro que se aísla, provoca a aislarse al blanco.

    “(…) Hombre es más que blanco, más que mulato, más que negro. Cubano es más que blanco, más que mulato, más que negro.(… ) De racistas serían igualmente culpables: el racista blanco y el racista negro”.

    (José Martí, “Mi Raza”)

    Es más, yo le sugeriría dos lecturas diarias, una al levantarse, y otra antes de dormir.

  • Ah, me encantó la entrevista, gracias a Tito por su valentía

  • Segun la foto, veo a una tipica mulata cubana con unos ojos hermosos. Segun el texto, veo una mujer con una autoestima bajisima.

  • siempre leo tus comentarios, que bien te queda tu nik,,,sos un verdadero gusano

  • Es bueno que todas esas ideas te hayan ayudado para salir del closet y levantar tu autoestima y moral, pero en cualquier momento vas a tener que desprenderte de ellas para poder ver el ser humano que hay en ti y en los demas , porque esa es una meta de cada ser humano, te deseo suerte en ese camino.

  • Gracias.

  • Isidro sí me has hecho reír con eso de las letras del alfabeto.

  • Totalmente de acuerdo. Es linda, no se por que tanto complejo.

  • Me dice un amigo colombiano, antropólogo, que en Colombia los de clase alta quieren ser europeos, los de clase media quieren ser gringos, los de clase baja quieren ser mexicanos y ninguno quiere ser colombiano.

    Pareciera que en el fondo todos tenemos dificultad en aceptar ser lo que somos.

    “Para ser queer, disfrutar tu peso, tu ambigüedad sexual, es necesario tener una comunidad.”

    Para disfrutrar tu peso solo hay que tener buena autoestima. Si tienes un IMC por encima de lo que recomiendan los médicos, hacer algo por tu salud no está mal. Si no obstante, quieres ser gorda, basta con asumirte como tal y seguro mucha gente va a quererte así. Hay hasta porno con gordas.

    ““La revolución comienza sembrando tus propios alimentos” y hay otra que dice que: “Una revolución será feminista o no será”. ”

    De ahí que me pregunto si dentro de su necesidad de nuevas identidades ella se ha acogido ya a esa corriente que dice que solo debes comer aquello que tú mismo has sembrado.

  • Gusana:

    Es que todo ese ajetreo de letras van, letras vienen no causa más que confusiones, entiendo yo. Se me antoja algo similar a todas esas categorías que nos hemos ido inventando los cubanos para autoclasificarnos étnicamente, como blanco oriental, jabado, capirro, indio (sin serlo), moro (sin serlo)… (mi abuela lo resolvía fácil: “gente de color”, decía). Con la diferencia de que el plano de la sexualidad no paran de agregar categorías con cada día que pasa. Así las cosas, quizás a la vuelta de un quinquenio nos encontremos con categorías como “lesbiana sólo entre mis amigas”, “maricón sólo los fines de semana” , “heterosexual pero con dudas”, “transexual hasta que cumpla los 35 “..Y vaya usted a saber…

  • Ah, a propósito de género…quizás deberías cambiar la “@” en tu nick, pues noto que a cada rato alguien confundido te suena un “gusano”, y hasta hoy me pareces una mujer muy orgullosa de serlo…

  • Demasiadas etiquetas de quita y pon para ocultar… qué? lo que necesita esta señora es dilucidar quién es y aprender a quererse como tal.

    Lo de la perspectiva afrocentrista acabó conmigo, ¿por qué no se muda a Nigeria?

  • Concuerdo con usted JorgeAlejandro, mucho se habla de posiciones racistas en Cuba de blancos (aunque en Cuba no existen blancos, creo que practicamente en el mundo no existen genticamente analizando) respecto a negros, a lo que no hace referencia la profesora es a la posición racista de negros respecto a los blancos, expresada de múltiples formas. Cambiarse el nombre no significa nada, yo tengo ascendencia china y jamás se me ocurriría ir a cambiarme el nombre por uno chino, simplemente soy CUBANO.

  • El Apóstol siempre con la verdad en la mano y en el corazón. Que sería de Cuba sin José Martí!

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