Sector privado no negociará con Ortega, asegura Aguerri

Jose Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep). Foto: Carlos Herrera / Confidencial

 

Valora que crisis afecta a empresarios por igual, sandinistas o no

Cuestiona: ¿Quién va a invertir en un país en que la Policía recibe orden de entrar a robar a una oficina? ¿Quién prestará dinero a ese país?

 

Por Iván Olivares  Confidencial

HAVANA TIMES – El sector privado no negociará de forma unilateral con el régimen de Daniel Ortega. De todos modos, no serviría de nada si algún empresario, grande o pequeño, buscara tal acuerdo, porque se perdió toda credibilidad en Nicaragua, según la opinión de José Adán Aguerri, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep).

La confianza y la certidumbre perdida no se pueden recuperar “mientras continúen cometiéndose estos actos que menoscaban los derechos cada día”, aseveró el líder gremial, al ser entrevistado en el programa de televisión Esta Semana, que se transmite por Canal 12.

La semana pasada, el régimen utilizó a su Asamblea Nacional, y a las dependencias del Ministerio de Gobernación, para atacar a la sociedad civil cancelando las personerías jurídicas de nueve oenegés, a la vez que atacaba a los medios de comunicación, robándose los equipos, invadiendo las propiedades, y agrediendo a los periodistas, actos que recibieron amplias condenas nacionales e internacionales.

“¿Quién vendrá a invertir a Nicaragua, si estamos viendo este tipo de actos cada día? ¿Quién va a revertir su decisión de cancelar líneas de crédito a Nicaragua? 150 000 personas se quedaron sin acceso a microcrédito, porque los fondeadores internacionales perdieron la confianza en Nicaragua. Eso no se recupera porque un grupo o un empresario se sienten a negociar con el Gobierno”, enfatizó.

Aguerri dijo que un estudio preparado por el Cosep y sus cámaras, muestra que la economía nacional perdió diez puntos porcentuales en siete meses, porque “íbamos a crecer cinco puntos y caímos en cinco. Es una situación atípica en el mundo. La crisis causó que algunos sectores cayeran un año o medio año por cada mes, pero esto es el inicio: sin acuerdo, sin salida política, caeríamos 8 a 11 puntos adicionales a los 10 que ya caímos”.

El resultado hasta ahora es más de 400 000 trabajadores que perdieron su empleo fueron suspendidos, o cayeron en el subempleo, mientras más de 60 000 se vieron forzados al exilio, “y esos números seguirán acumulándose si no hay respuestas”.

El dirigente gremial insistió varias veces en el hecho incontestable de que a la hora de reportar los efectos de la crisis no hay diferencia entre un empresario sandinista de uno no sandinista. “La falta de certidumbre en el mercado afecta a todos, tanto empresarios como consumidores, y el tiempo se nos agota”, sentenció.

Volver a los años 80

Aguerri también rechazó la “economía de subsistencia fundamentada en el gallo pinto”, que ofreció Daniel Ortega como alternativa para pasar el trago amargo de la crisis. “Pretender que regresemos a la situación socioeconómica que teníamos en 1989, es decir que no te interesa el país, que no te interesa el futuro, sino solo tu posición individual, de mantenerte aferrado a una posición política”, catalogó.

Siendo un adulto en los años 80, Aguerri recuerda lo que significó una decisión como esa. “El país que encontramos en 1990 al entrar el Gobierno de doña Violeta Barrios estaba en ruinas… y nos tomó mucho tiempo volver a ponerlo de pie”, rememoró.

“Decir que vamos a volver a eso es no entender que han pasado 30 años, que este no es el siglo pasado, y que ni la tecnología, ni las condiciones, ni el Gobierno estadounidense son los mismos de hace 30 años”, añadió.

Aguerri hace hincapié en que “no vivimos en una isla: somos parte de una región, lo que significa que se afectará a Centroamérica, tanto desde el punto de vista de la crisis humanitaria, con más de 50 000 personas en Costa Rica, y la amenaza de que salgan más hacia otros países, más el efecto de la crisis en la generación de empleos y en la seguridad del resto de la región”.

Un elemento más para mostrar que ya no son viables las ‘soluciones’ de los años 80, es insistir en que la crisis no diferencia entre empresarios. “En la estructura gubernamental hay funcionarios que solo viven del salario y tienen una visión distinta a la que tiene un empresario sandinista, y la que tiene un funcionario que también es empresario”, detalló.

“Eso no existía en 1989. Ese año, todos eran funcionarios de gobierno viviendo del erario público. Hoy tenemos una situación distinta, y ese es otro elemento que diferencia lo que era hace 30 años, de lo que es hoy”, comparó.

¿Paro? Sí, pero…

En referencia a la marcha que piensa convocar el sector privado, el líder gremial dijo que esta semana se sentarán con sus pares de la Cámara de Comercio Americana de Nicaragua (AmCham), y de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), para indagar si los acompañan en esa decisión cívica, y solicitar la coordinación policial (que no permiso).

Al abogar por que tengamos una navidad sin presos políticos y sin represión, Aguerri confió en “los esfuerzos de la Conferencia Episcopal y el Nuncio, para buscar respuesta a la solicitud que entre los mil presos comunes a liberar, se incluya a quienes han sido arrestados sin el debido proceso”.

La iniciativa privada está trabajando para lograr “un acuerdo social, político y económico hacia el futuro, con todos los sectores de la sociedad. Estaremos sentándonos con todos los sectores de la sociedad, para buscar propuestas en conjunto”, adelantó.

Aguerri dijo entender que haya quienes insistan en la idea de llamar a un paro nacional, porque “hay sectores que tienen la visión de que un paro resuelve la crisis, pero cada llamado a paro tuvo una respuesta distinta: 100% de los pequeños y micronegocios en el primero, y 50% en el tercero”, recordó.

Un paro sí es una herramienta que mete presión al régimen, pero no soluciona la crisis, lo que no quiere decir que no haya esperanza en la lucha diaria por hacer entender a Ortega que su tiempo terminó, que cancelar oenegés y asaltar empresas privadas y medios de comunicación, dicen más de la presión que experimenta el tirano, que de su pretendida fortaleza.

Hablando de esa presión, Aguerri señala que “este es un proceso que está en ejecución”, citando el aislamiento al que la comunidad internacional ha sometido al Gobierno, más una realidad económica que sigue su propio proceso, ante lo cual Ortega “tendrá irremediablemente que decidir cuál va a ser la salida: ¿la del fracaso, o la salida política?”.

“Esa combinación de situaciones motivará la respuesta del presidente, y dependiendo de esa respuesta, se tendrán que valorar otras acciones”, adelantó.