Relator CIDH alerta represión “solapada” contra medios en Nicaragua

Edison Lanza lamenta falta de voluntad del Gobierno para atender demandas

Relator CIDH alerta represión “solapada” contra medios

Hay “arsenal de medidas administrativas indirectas” para callar voces críticas, denuncia relator tras cierre de El Nuevo Diario

 

Por Wilfredo Miranda Aburto  (Confidencial)

HAVANA TIMES – El cierre de El Nuevo Diario alarma a la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). “Estamos realmente shockeados”, dice Edison Lanza, responsable de esta dependencia interamericana.

Lanza —quien esta semana escuchó a un grupo de periodistas nicaragüenses que expusieron la situación de la libertad de prensa y expresión en las audiencias de la CIDH, en Washington— alertó que tras la represión frontal contra periodistas y publicaciones, el Gobierno de Daniel Ortega ha comenzado a usar “mecanismos más sutiles para asfixiar a los medios”.

“Estamos empezando a recibir información de inspecciones del Ministerio del Trabajo, trabas que vuelven lentos trámites que necesitan algunos medios para recibir acceso a financiamiento, o incluso para algunos proyectos”, advirtió Lanza en entrevista con CONFIDENCIAL. El relator advierte un “arsenal de medidas administrativas indirectas” para acallar publicaciones críticas.

El Nuevo Diario anunció su cierre, después de 15 meses de embargo aduanero. ¿Cómo ve la Relatoría Especial esta situación?

Estamos realmente shockeados, digámoslo así, por las consecuencias que tienen estas políticas represivas. Luego del patrón de detenciones arbitrarias, ocupación y sustracción de bienes a unos medios de comunicación, como con CONFIDENCIAL y 100% Noticias, seguimos viendo las restricciones del acceso al papel, la tinta, y los elementos fundamentales para que un diario pueda imprimirse y circular.

Obviamente también vender y tener avisos (anuncios), que es la parte de sustentabilidad de un medio de comunicación escrito. Por lo tanto, nos solidarizamos con los directivos del medio, pero sobre todo con los periodistas y trabajadores de El Nuevo Diario que hoy están en la calle por esta situación…. denunciar y agregar a la grave situación de la libertad de expresión este cierre que, seguramente, es en buena medida producto de este mecanismo de asfixia.

 

¿Han visto algo parecido en Latinoamérica? ¿Qué riesgos representan estos mecanismos para censurar medios de comunicación?

Dos cosas. El antecedente está claramente en lo que sucedió por años en Venezuela. Producto de eso cerraron una gran cantidad de medios, muchos históricos, en Venezuela. Allí está uno de los ejemplos que toma el Gobierno de Ortega. Obviamente en otros momentos han existido otros mecanismos indirectos… la discriminación de la publicidad estatal en distintos países es otra, pero lo que queremos llamar la atención en este momento, y poner en alerta, es que el régimen de Ortega está comenzando a aplicar mecanismos más sutiles para asfixiar a los medios.

La Prensa está sufriendo lo mismo: es la falta de papel durante más de un año de restricciones. Lo mantienen retenido en Aduana, entregando muy pequeñas cuotas. Pero también estamos empezando a recibir información de inspecciones del Ministerio del Trabajo, trabas en trámites que necesitan algunos medios para recibir acceso a financiamiento, o incluso para algunos proyectos. Justamente este jueves otros medios de comunicación me indicaban que estas formas son solapadas, pero que no son casualidad. Por lo tanto, podemos haber entrado en una fase de ese tipo.

¿Cómo ves la evolución de esta política del Gobierno de Daniel Ortega contra los medios de comunicación? ¿Hay algo comparable?

Claramente, Nicaragua está ubicada en un grupo muy pequeño de países, sobre todo con Cuba y Venezuela, donde las restricciones para ejercer el periodismo independiente son extremas. Hay que ser un héroe o dispuesto a soportar consecuencias de todo tipo: violencia, amenazas, afectaciones económicas, detenciones arbitrarias, expropiaciones, etcétera. Puede haber modalidades distintas pero el objetivo es el mismo: suprimir cualquier voz que pueda incomodar, y que pueda ser crítica. En ese sentido, estas tres situaciones son las más parecidas en cuanto a la supresión de las libertades.

En Nicaragua no se han devuelto los medios de comunicación expropiados, sigue el hostigamiento, ya sea por la Policía o particulares que amenazan de distintas formas; aparición de turbas armadas frente a los periodistas, pintas y ahora toda una suerte de arsenal de medidas administrativas indirectas o presión indirecta.

¿La Relatoría ha tenido la posibilidad de plantearle a los representes del Gobierno sus preocupaciones? ¿Han recibido respuesta?

Bueno, estas audiencias que están teniendo lugar aquí en Washington podrían haber sido una oportunidad para demostrar voluntad de enfrentar las denuncias, y propinar un diálogo. Porque las audiencias son para eso. Pero el Gobierno no se presentó. Ni siquiera a través de sus representantes aquí en la OEA. Por otro lado, la CIDH está monitoreando a través del mecanismo de seguimiento esta situación. Están incluidos los periodistas y los medios de comunicación, y tampoco se han ofrecido respuestas. Mantenemos informados de esto a los órganos políticos de la OEA, que están intentando llevar adelante un diálogo.

¿Qué dice esta ausencia del Gobierno?

Después de un periodo de represión tan dura, intervención clara de la CIDH, una visita de la oficina de la alta comisionada de la ONU, y los países en el marco de la OEA, tratando de empujar un cambio en un plazo de negociación de 75 días, es decepcionante que se desaprovechen estas situaciones. Mientras se deshacen de los pocos medios de comunicación independientes, u otros están obligados a transmitir desde el exilio en condiciones muy difíciles, como el caso de CONFIDENCIAL o los programas de Carlos F. Chamorro. Decepción porque no vemos el cambio de estrategia del Gobierno ni la voluntad de avanzar en los temas que involucran a la relatoría, que es la libertad de expresión.