“Pensé que mis opiniones no representaban ningún peligro”

Freddy Quezada, de 66 años, exprofesor universitario y excarcelado político de la dictadura de Daniel Ortega. Foto: Confidencial

Por Confidencial

HAVANA TIMES – “A mí me traicionó la confianza, la confianza de creer que un profesor jubilado no representaba un mayor peligro para ellos”, admite el académico Freddy Quezada, de 66 años, encarcelado por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo y ahora desterrado a Guatemala junto otros 134 exreos políticos.

“Pensé que quizás por ser maestro de muchos de esos muchachos que manejan esos centros de espionaje cibernético, de alguna manera, por el cariño o respeto que pudieran tenerme”, prosigue, “o la idea de que era un hombre jubilado no representaba un peligro, pero me traicionó esa confianza, porque no fue así”. 

Quezada, quien es filósofo, sociólogo y excatedrático universitario, fue arrestado el 30 noviembre de 2023. La gota que lo puso en la mirada de la dictadura fue un like que le dio a una publicación en X, antes Twitter, donde hacían referencia al poder de movilización que tendría la llegada de la Miss Universo, Sheyniss Palacios, quien acababa de ser nombrada como reina.   

“La publicación decía que si regresaba Miss Universo probablemente se iba a movilizar grandes cantidades de gente en Nicaragua. Que había esa virtud de organizarse en cuestión de horas, miles de personas. Me pareció bien la idea del muchacho, que yo no conozco y que no recuerdo su nombre, que le di like. Eso me lo presentaron como prueba”, describe el excatedrático.  

Al revisar su perfil, considera Quezada, se dieron cuenta que él solía compartir noticias, críticas al Gobierno de Ortega, opiniones, a veces con humor, y eso bastó para que lo arrestaran. 

“Mis redes sociales eran combinaciones, de opiniones -bajo todo derecho (de expresión)- contra el Gobierno y páginas exclusivamente académicas o filosóficas disciplinarias, digamos, alrededor de las ciencias sociales o de comentarios filosóficos que a lo mejor nunca llegaron a entender los mismos que me perseguían o los mismos que me vigilaban”, señala. 

Un grupo académico que tenía en Whatsapp también fue objeto de investigación cuando inicialmente fue llevado al distrito III de la Policía. “Empezaron a interrogarme que eso era un grupo de conspiración. Obviamente me negaba. Y después de eso me trasladaron a La Modelo”, recuerda.

En el penal le realizaron un juicio donde lo acusaron de “alteración del orden público e instigación al odio y la violencia”. Las audiencias las realizaron desde allí, a través de pantallas. A pesar de su inocencia, Freddy Quezada decidió aceptar los cargos, porque en su opinión se trataba de una “mascarada jurídica” que carecía de legalidad. 

“Yo les decía que esos eran los cargos que le atribuían los borrachos y a las prostitutas (…) y que esa gente dura tres días en la celda y ellos me iban a condenar”, afirma.  

Después de casi diez meses de estar en prisión, el profesor Freddy Quezada afirma que nunca supo cuál fue su sentencia. 

En 2018, el catedrático fue despedido de la estatal Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) por solidarizarse con los estudiantes que se manifestaron contra el régimen de Ortega y por criticar el uso de la fuerza por parte del Estado. Es un agudo crítico del Gobierno de Ortega en sus redes sociales, donde se firma como «Uliteo».

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Trato en prisión  

Los primeros días en prisión fueron los más duros, confesó Quezada en una publicación que compartió en su Facebook tras su excarcelación. “Es muy duro. Usualmente es el momento de crear algunas astucias para guardar el equilibrio mental y no sucumbir a la desesperación. Cada cual inventa literalmente los suyos”, escribió.

El maestro se vio obligado a despojarse de su calzoncillo para dibujarle con un pedazo de yeso que encontró en su celda, un par de ojos, nariz y boca. Para así tener con quién conversar durante sus primeros días en prisión. 

“¿Qué más podía hacerse? Le preguntaba a mi ropa interior, por qué después de 6 años, la dictadura en Nicaragua, con tantos desmanes, aún no había caído”, narra recordando a la película “El Náufrago”, cuando Tom Hanks hablaba con una pelota a la que bautizó como “Wilson”.

Conforme pasaron los meses en el encierro dice que recibió “beneficios” que quizás pudieron estar relacionados por ser adulto mayor. A diferencia de otros presos, no era interrogado. Le proporcionaron un abanico, una mesa y una silla. Y durante los últimos tres meses antes de ser desterrado recibía asistencia médica periódica. 

“Empezaron a visitarme tres veces a la semana para tomarme mis signos vitales: presión, temperatura corporal y todo. La aplicación de medicina por dos enfermedades crónicas que yo tengo: una en los ojos y en la próstata”, cuenta y agrega que durante todos esos chequeos era fotografiado. 

En la cárcel solía conversar con los pastores evangélicos de Puerta de la Montaña que fueron encarcelados en diciembre de 2023. A ellos les llegaban noticias de negociaciones que se estaban dando para su liberación. 

“Constantemente especulamos sobre el mes en que podría ocurrir la liberación, fruto de esas negociaciones. Algunos creímos que nos iban a liberar en mayo porque vimos una serie de pequeños signos (…) cuando de verdad salimos en septiembre”, recuerda.

No renunciará a publicar sus opiniones 

El exacadémico se siente muy agradecido por estar libre, a pesar del destierro. “Jamás vas a comparar que te expulsen, que te destierren o te desnacionalicen con la prisión. Es un gran avance (estar en libertad aún fuera de Nicaragua)”, afirma.

“No es lo mismo estar en una prisión donde estás dando vueltas como una rata en un tambor científico. Y estás sólo recibiendo órdenes, diciéndole sí señor a los carceleros y a las autoridades, eso con respecto a cualquier cosa que puedas hacer afuera es un avance. Eso es libertad. No es toda la libertad, pero es una libertad (..) Ahora bien, hay que separar eso del sentimiento de soberanía. Porque te han lastimado. Te han humillado y te han pisoteado y violado”, dice.

El maestro de muchas generaciones de periodistas y sociólogos nicaragüenses, piensa trasladarse a Estados Unidos donde tiene familiares. El profesor Freddy Quezada asegura que seguirá compartiendo en sus redes sociales sus opiniones y sus epistemes sobre los temas de los que se considera experto. 

“Tengo todo el derecho de dar opiniones y lo voy a seguir haciendo”, enfatiza. 

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