Partió de Holguín para La Habana a reparar colchones

Oferta de colchón publicada en facebook

HAVANA TIMES – En Cuba se hace cada vez más difícil la supervivencia. Crecerse ante lo difícil ya es un emblema que tenemos en nuestro subconsciente. Douglas Páez, de 34 años, tuvo la necesidad de emigrar de Holguín para la Habana para abrirse un nuevo camino.

¿Cuándo decidiste venir para la Habana?

A finales del 2022. Fue una decisión que consulté con mi familia, sobre todo con mi esposa. Ella no quiso venir conmigo, no le gustan los cambios. Comencé a vivir con un primo en el municipio Playa, en un barrio que se llama Romerillo. Ya él me había dicho que quería comenzar un negocio de colchones y quería que fuera su ayudante.

¿Cómo te adaptaste a vivir en otra provincia?

Acostumbrarme a vivir en un callejón lleno de casas de madera, con techos de zinc y cables eléctricos surcando el cielo de una casa a otra, fue todo un reto. La Aldea, que pertenece al barrio de Romerillo, tiene un hacinamiento algo inusual, jamás había visto tantas personas viviendo unos pegados a otros.

El recibimiento fue una botella de ron, ponernos al día con el oficio y comentar de la situación del país. Al día siguiente otra botella, otra, hasta que me di cuenta de que el dinero se me estaba agotando. Por los pasajes deambulaban personas que pregonaban de todo y fantasear con ser uno de ellos no me costaba nada. No fue fácil, pero nunca pensé en el regreso. Estoy convencido de que mi esposa no iba a poder resistir vivir en estas condiciones.

¿Cuándo comenzaste a reparar  los colchones?

Al mes más o menos decidimos reunirnos con el otro ayudante. Allí me explicaron que mi trabajo consistía en ir por los barrios pregonando: reparamos colchones. No estuve de acuerdo con eso, al final no tenía derecho de exigir nada. Era un trabajo agotador, bajo el sol, caminando horas y con poco dinero para comer lo que apareciera. Cuando algún cliente se interesaba, anotaba la dirección y luego los reparadores llegaban en una camioneta con todos los implementos. Se estacionaban en una esquina y en la casa o en el patio restauraban el colchón viejo y lo dejaban como nuevo. Me pagaban el 20% de la venta. O sea si la reparación del colchón costaba 2500 me daban 500 pesos.

Desde la crisis de los años 90 hay un boom del oficio

¿Cuándo te iniciaste como reparador?

Un día me senté con mi primo y le dije que estaba cansado de pregonar bajo el sol. Después de pensarlo un rato, accedió y contrató a otro. Entonces comencé a enderezar muelles, poner forros, distribuir rellenos y coser. Es un trabajo de mucho detalle, no siempre tenemos muelles para sustituir los rotos, entonces tenemos que empatarlos. También hay que ubicar el relleno de manera que cubra toda la superficie. Reutilizamos el relleno del colchón y en ocasiones empleamos la guata de otros que han sido desechados.

Sé que para algunos es antihigiénico, difícil de imaginar que alguien pueda dormir en una cama forrada con desechos a veces adquiridos de la basura, pero esto es Cuba. Aquí ya no se venden colchones en las tiendas en MN y cuando se vendían los precios estaban al alcance de unos pocos. Por eso los necesitados ahorran un dinerito y pocos se preguntan encima de qué van a dormir.

Colchón tirado en la calle, al lado de la basura

¿Cómo te sientes respecto a tu trabajo?

Disfruto trabajar sobre algo viejo y verlo transformarse en algo aparentemente nuevo, a pesar del riesgo. La mayoría de los colchones que trabajamos están en condiciones deplorables. El polvo que aspiramos representa un riesgo para la salud. A pesar de que a veces nos cubrimos con nasobucos. El polvo se queda en nuestra ropa y en el pelo. Hemos trabajado en colchones donde han estado personas postradas, con olor a orine y a heces fecales.  Otros que tienen chinches y le sugerimos fumigarlo antes. A veces las chinches y el olor permanecen; y el olor lo soportamos, pero con chinches no trabajamos porque tenemos que cuidar el negocio.

¿Cuánto cobran por el trabajo?

Cobramos 2500 pesos, en ese monto esta incluido el transporte. Si tenemos que poner forros nuevos pedimos 3000 pesos. Siempre valoramos con el cliente, porque no todos tienen el presupuesto destinados para ese fin. Me da mucha pena con las personas que no pueden pagar. Sobre todo los jubilados, que con su chequera no les alcanza para nada. Cuando una persona repara su colchón es porque no tiene medios para comprarse uno nuevo.

¿Alguna vez has tenido que reparar tu propio colchón?

En una ocasión mi esposa y yo nos vimos en la necesidad  de rellenar con trapos el nuestro. Los alambres se nos encajaban en la piel, por eso soy más solidario con la gente. A veces pienso en ir a Holguín y reparar los colchones de mi gente aunque sea gratis. Créame, un colchón en mal estado interrumpe el sueño, da dolor de espalda y uno se levanta estropeado.

¿Crees que con tu trabajo eres útil a los de a pie?

Seguro. Nuestra sociedad está en decadencia. Veo en facebook los anuncios de colchones de espuma nuevos en más de 15 mil pesos y más, con mensajería incluida y garantía, y me apena saber que muchos de nosotros dormimos en un colchón reparado y otros tantos duermen en el piso. Quiero creer que con mi trabajo contribuyo a la salud de la gente. En la actualidad duermo en un colchón personal, con los muelles partidos y aunque tengo las condiciones no lo arreglo. Como dice el dicho: en casa del herrero, cuchillo de palo.

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