Olesia Muñoz: “Inventaron una publicación para acusarme” 

Olesia Muñoz, excarcelada política de la dictadura de Daniel Ortega. Muñoz estuvo detenida en dos ocasiones desde 2018. Foto: Confidencial

Por Confidencial

HAVANA TIMES – Olesia Muñoz está convencida de que su vida no se encuentra en el limbo ahora que fue desterrada a Guatemala. La fe en Dios que la sostuvo durante los más de dos años que permaneció en prisión, le dan la certeza de que Dios sabrá qué hacer con su vida.

“El destierro humanamente duele, pero espiritualmente no, porque son proyectos y planes que Dios le pone al ser humano y por ende los planes de Dios son perfectos”, afirma desde Guatemala donde fue llevada junto a otros 134 presos políticos.

Muñoz ha estado encarcelada, por órdenes del régimen, en dos ocasiones desde 2018. La primera vez fue privada de su libertad durante casi once meses, entre julio de 2018 y junio de 2019. La segunda vez, casi 17 meses, entre el ocho de abril de 2023 y el cinco de septiembre de 2024. 

“Yo sólo puedo sentir gozo y paz en mi corazón porque (nuestra liberación) es algo que dentro de la cárcel se lo pedíamos al Señor. Pero te digo, hubo momentos donde nosotros nos reíamos a carcajadas en medio del dolor”, recuerda. 

Olesia siempre ha sido una mujer abiertamente católica. Antes de ser arrestada por primera vez cantaba en la parroquia Santa Ana de Niquinohomo, donde también impartía clases de piano, guitarra y flauta. El Jueves Santo de 2023 que fue capturada por segunda vez, estaba alistándose para ir a cantar a la misa del inicio del triduo pascual en la parroquia San Pedro del municipio de Diriá, departamento de Granada.

Llegó una patrulla y los oficiales le dijeron que se la iban a llevar a una “entrevista” con la Policía. En el camino oyó que habían más personas que estaban siendo trasladadas. Muñoz fue llevada a la delegación del Distrito Tres de Managua. Allí permaneció durante tres meses. 

“Eso fue bastante duro porque allí la cárcel es demasiado pequeña y hacía mucho calor. Teníamos acceso a tender diarios (recibir paquetería), pero la familia no podía estar llegando por la distancia, los gastos y todo eso. A nuestra familia no la vimos durante ese tiempo. Fue muy doloroso no saber nada de ellos”, describe. 

Montaje digital con monseñor Jorge Solorzano 

A Olesia Muñoz, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo la acusó con la ley de Ciberdelitos. A pesar de que ella ya casi no usaba sus redes sociales y se había auto restringido de hacer publicaciones o comentarios en ellas. Sin embargo, las autoridades hicieron un montaje en su contra para enjuiciarla. 

“Me acusaron por una publicación que supuestamente hizo monseñor Jorge Solórzano, obispo de Granada. En esa publicación dijeron que yo comenté”, cuenta.

Según describe, las autoridades mostraron una supuesta cuenta de Facebook del obispo de Granada en la que él hacía una crítica hacia el Gobierno de Ortega y ella hizo comentarios donde mencionaba la “Ley Renacer”. 

 “Yo ni siquiera tengo idea de lo que es la Ley Renacer”, explica Muñoz.  

En las capturas de pantalla que mostraron durante el proceso judicial, se veía una cuenta de Facebook donde aparecía monseñor Jorge Solórzano junto al papa Francisco. Por este supuesto delito, Muñoz no fue condenada. 

“A mí me hicieron tres audiencias solita, porque a mí yo lo enfrenté solita. Había unos (juicios) que eran en grupo. Pero al final no me dieron ninguna condena y prácticamente ahí nos tenían ‘a la cara de barro’”, lamenta.

“Intentaron mantenernos sin comunicación”

Olesia Muñoz permaneció en la cárcel La Esperanza durante 15 meses. En esta segunda reclusión no sufrió torturas físicas como sí las padeció durante su primer encarcelamiento. Pero sí hubo torturas psicológicas, afirma.  

“Desde que llegamos casi no se dirigieron a nosotros. Nos querían reprimir, no hablarnos, no nos dejaban siquiera sacar la cabeza por debajo de las rejas. No querían que viéramos de frente. Querían que estuviéramos totalmente sumergidas en las cuatro paredes de la celda”, admite. 

La atención médica dentro del penal era básica, describe. La medicina se limitaba al ibuprofeno y al acetaminofén. Fue “la familia quien se encargó de llevarnos los medicamentos adecuados. En mi caso, mi medicina para la diabetes”. 

El día de la liberación 

Doce horas antes de que el grupo de 135 presos políticos fueran desterrados, comenzaron “los movimientos” en el penal. Olesia Muñoz recuerda que las sacaron a eso de las siete de la noche del miércoles, cuatro de septiembre de 2024. Llegó la directora y la subdirectora de La Esperanza a sus celdas y les dijo que se pusieran el uniforme porque se iban. 

Después las trasladaron a un salón donde fueron llevando a más presas políticas. A todas las llevaron a La Modelo, la cárcel de hombres. Allí las llevaron a un lugar donde había seis mesas con los pasaportes y personal de la embajada de Estados Unidos. 

“Ellos nos entrevistaron y nos preguntaron que si nos íbamos voluntariamente. Que nadie nos estaba obligando, pero que si decidíamos quedarnos en Nicaragua nos iban a regresar a las cárceles”, cuenta.

En ese momento solo hubo una presa política, Evelyn Guillén, quien decidió no irse de Nicaragua. “A ella la sacaron, la pasaron por el momento de los pasaportes ante los americanos y ella no firmó. Dijo que no se iba. Luego se montó al microbús. Ya llegando al aeropueto, que llegamos como a eso de las 5:40, a ella le dicen que se baje”, cuenta.

En octubre de 2023, el Grupo de Reflexión Excarcelados Políticos (GREX) denunció que la salud mental de Evelyn Susana Guillén Zepeda estaba sufriendo un retroceso por falta de atención médica adecuada. 

Muñoz afirma que cuando fue informada sobre el destierro no tuvo que pensarlo. “Nosotros dijimos aunque nos destierren, pero lejos de todo esto, lejos de cárcel”, reitera. 

“Si Dios nos bendijo por medio de los proyectos que llevaron los hermanos que trabajaron por la libertad de nosotros y siguen trabajando por los que quedaron. Yo no voy a echar por la borda lo que Dios me está poniendo”, dice. 

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