Nicaragua: “La conciencia de la rebelión es imborrable
Entrevista con el líder estudiantil Lesther Alemán

Lesther Alemán: en la oposición, no hay ninguna discrepancia sobre el papel que jugará la demanda de justicia en una transicion democrática
Por Carlos F. Chamorro (Confidencial)
HAVANA TIMES – El próximo 18 de abril de 2025 se conmemoran siete años del estallido de la insurrección cívica que durante más de 100 días puso en jaque a la dictadura Ortega-Murillo en 2018, y estableció un parteaguas en la historia nacional.
Lesther Alemán, entonces estudiante de la Universidad Centroamericana, fue uno de los protagonistas de la protesta estudiantil que encendió la rebelión nacional y desafió al dictador Daniel Ortega en el primer Diálogo Nacional.
Siete años después, Alemán es expreso político, desterrado y desnacionalizado, se graduó de comunicación social en la UCA confiscada y de una maestría en comunicación estratégica en la universidad de Loyola en Andalucía, España, y es dirigente de la Alianza Universitaria Nicaraguense (AUN).
En una conversación en el programa Esta Semana, que se transmite en el canal de Youtube de CONFIDENCIAL, debido a la censura televisiva en Nicaragua, le pregunté cuál es la vigencia de las banderas de lucha de la Rebelión de Abril, bajo estado policial, y sobre el intento del régimen de borrar la protesta de la memoria nacional.
“Abril es un hecho histórico, un hito que nace de una sociedad con hartazgo por tanta violencia en su contra, que pasa a tener por primera vez dignidad humana, y a partir de ahí nace una propuesta, se vislumbra en el horizonte un nuevo país”, afirma Alemán, “la conciencia ciudadana es imborrable”.
Alemán considera que la convocatoria de Rosario Murillo a los empleados estatales es un “intento fracasado, la manifestación de empleados públicos, y la propaganda de parte de la dictadura no podrá borrar lo que la historia ya determinó como el inicio del fin de la dictadura”
El fracaso de Rosario Murillo
Este martes primero de abril, la codictadora Rosario Murillo está convocando a sus partidarios a una marcha para celebrar no la insurrección cívica de abril, sino la represión ejecutada por policías y paramilitares que dejó más de 350 muertos, miles de heridos, y decenas de miles de exiliados. ¿Cómo interpretas esta celebración del régimen?
Lesther Alemán: La Nicaragua antes de abril 2018 ya no existe. Hoy la dictadura se enfrenta a una Nicaragua de mayor conciencia, una sociedad que desarrolló y recuperó la resignificación del quehacer político, de la participación ciudadana, de la conciencia ciudadana, que son imborrables. Los intentos de la dictadura son arrebatos de temor. Desafortunadamente, los empleados públicos terminan siendo sometidos a manifestaciones que van en su contra, muchas de ellas casi asfixiantes. Son intentos fracasados, la manifestación de empleados públicos, y cualquier propaganda de parte de la dictadura, no podrá borrar lo que la historia ya determinó como el inicio del fin de la dictadura.
¿Qué legado le deja a los nicaragüenses la rebelión de abril después de vivir siete años bajo un estado policial?
Abril es un hecho histórico, un hito que nace de una sociedad con hartazgo por tantas medidas y violencia en su contra, que pasa a tener por primera vez la dignidad humana, una manifestación palpable en los nicaragüenses. Se despierta lo mejor, somos una sociedad más humana, menos individualista, y a partir de ahí nace una propuesta, se vislumbra en el horizonte un nuevo país.
La estrategia de la dictadura intenta desaparecer cualquier llama viva de la resistencia, por ello el tema de la cárcel, el tema del exilio.
La estrategia del apatrismo es cada vez más obsoleta, porque los que en abril 2018 eran niños, hoy son jóvenes, y los que eran jóvenes, hoy son más adultos. Esa conciencia es imborrable, es decir, no podés contender contra esa historia, esas generaciones que se criaron bajo estos siete años de resistencia, y que han visto florecer lo que sería un mejor país sin la dictadura.
El hartazgo de los jóvenes
La generación de jóvenes universitarios que fueron la chispa de esa rebelión nacional, hoy muchos están en el exilio, otros todavía intentan terminar sus carreras universitarias, o están trabajando, ¿cuál es la condición de los jóvenes hoy en Nicaragua, en las universidades y en los últimos años de la secundaria?
Está muy presente el nivel de hartazgo en las universidades que fueron confiscadas, donde la matrícula no fue satisfactoria para la dictadura. Los jóvenes intentaron concluir sus estudios en las universidades, a pesar de la marca de las nuevas autoridades, y se les imposibilitó. Por tanto, han tenido que mudar a universidades privadas, que quedan dos nada más.
La voluntad política de seguir participando con nosotros es compleja. Ha habido jóvenes que se han ido reactivando a medida que están saliendo del sistema de adoctrinamiento de estas universidades confiscadas. No es para todos la misma realidad, porque hay jóvenes en la ruralidad que no tienen acceso a este nivel de educación, pero que están siendo perseguidos también por los secretarios políticos (del FSLN).
Estos chavalos que están en cuarto o quinto año de la secundaria, vieron los videos cuando las banderas del Frente (Sandinista) se rasgaban en los colegios públicos, y ahora, si bien no han hecho una proeza como esa, pero sí existe una resistencia a no participar de reuniones o actividades que la dictadura organiza, y a través de la tecnología, han estado conectados con los movimientos universitarios y de jóvenes en el exterior.
Evidentemente, no es sencillo, pero el rechazo está presente día a día, y ante los problemas sociales no son satisfactorios las respuestas que está dando la dictadura. Por tanto, los jóvenes no ven a la dictadura matrimonial como la respuesta ante estas exigencias ciudadanas.

La resistencia “boca a boca”
La Alianza Universitaria Nicaragüense, AUN, a la que vos perteneces, ha sido criminalizada, muchos de sus miembros han sido encarcelados, ¿cómo pueden hacer política hoy en Nicaragua? ¿cuáles son las principales demandas de los jóvenes?
Nosotros estamos conectados en dos realidades, fuera y dentro de Nicaragua. La realidad interna es más dramática, porque ahora el proceso de reunión, de captación, de convencimiento a que más jóvenes se involucren pasa de boca en boca.
Hemos regresado más abajo de lo que fuera el proceso de catacumbas, porque ahora existe mayor temor, mayor vigilancia. La necesidades son de oportunidades en el mercado laboral, oportunidades para hacer estudios superiores fuera de frontera de Nicaragua, esa es la insistencia de los jóvenes por veces migrar ante la asfixia que está generando la dictadura. Y otra de las exigencias, es ante el alto costo de la vida.
Son realidades concatenadas al tema de la necesidad democrática que hay en el país, a la (demanda) de justicia que hay en el país, al tema de la memoria, pero sobre todo a la falta de oportunidades para la juventud y la adolescencia. Jóvenes de 15, 16 años, que no han llegado ni a tramitar su cédula, porque están poniendo trabas para tramitar la cédula de jóvenes cuyos padres son señalados como opositores. Y lo que hacen es provocar mayor rechazo en los jóvenes, o no le dejaron entrar a la abuelita, al tío.
Son jóvenes que ante ese rechazo están convocándose para estar conectados, para tener conciencia, y sobre todo, que están haciendo algo afuera a pesar de que en Nicaragua no se vean resultados tangibles.
El discurso oficial del “golpe de Estado”, ¿ha tenido algún eco en la población, entre los jóvenes, cuando los partidarios del régimen atacan a los supuestos golpistas e imponen un estigma contra la población que apoyó las protestas?
La estrategia del apatrismo contra la oposición, contra familiares o amigos conocidos de estos grupos, ha generado el mayor rechazo. La narrativa del “golpe de Estado” es una burda farsa alrededor de lo que es un hito palpable. Ha habido otras personas que se han plegado a la dictadura en una manera de sobrevivencia, de cohabitación, pero hay jóvenes conectados en la claridad de no asumir el discurso que viene de El Carmen.
Esos jóvenes que piensan en democracia, en derechos humanos, en Estado de Derecho. Antes, la conversación entre los jóvenes no era esa, pero hoy sigue siendo, el discurso de Rosario (Murillo) no ha calado en esa generación.
Si la percepción de la dictadura es expulsar a todo vestigio de oposición, pues comete un error, porque hay una generación que se incubó en el proceso de abril y que hoy está más consciente de que todas las prácticas cometidas en estos siete años se resuelven saliendo de la dictadura matrimonial del poder. Esos jóvenes estás aguardando un momento para sumarse a un proceso de salida pacífica.
La oposición nicaragüense hoy en el exilio, ¿tiene alguna propuesta de transición democrática, una propuesta de unidad en la acción de las actividades que se pueden desarrollar en Nicaragua bajo esa comunicación que vos llamabas de boca a boca? La gente dice ¿quién es la oposición? ¿dónde está la oposición?
La lógica internacional ha marcado la pauta de estos dos últimos años, toda la estrategia ha sido enfocada en preparar o allanar el camino para lograr un proceso de negociación que haga que la correlación de fuerza sea superable hacia Nicaragua. Creo que no todas las organizaciones están enfocadas en el trabajo internacional, algunas tienen mayor limitación, y sobre todo en la conexión en las localidades.
En nuestro caso, que es un poco más de chavalada, hay un poco más de voluntad, hay un hartazgo más latente. Nosotros hicimos un congreso en el 2021 donde más de 600 jóvenes nos reunimos bajo el estado de sitio. Es decir, somos más atrevidos, nos da una cintura de trabajo mayor a las otras organizaciones, pero ha sido un esfuerzo de poder transmitir que el trabajo debe ser cada vez más de boca en boca, aunque cueste más tiempo.
La demanda de justicia en la transición
La estabilidad del régimen que se agrava cada día con la centralización del poder que se ejerce desde la copresidencia Rosario Murillo. Hay tensiones internas, imponderables, que el día de mañana pueden producir una crisis política. ¿Está preparada la oposición para el día después, cuando caiga esta dictadura, los sucesores del régimen o la comunidad internacional, en el momento que se pregunten quién es el interlocutor, con quién se va a negociar en Nicaragua una transición democrática? ¿Hay oposición preparada para eso?
Sí, hay organizaciones, como desde abril del 2018, que estuvimos y asumimos el rol en la negociación, si hoy se pide interlocución o voces representativas de la oposición, existen, nosotros estamos conscientes de esa responsabilidad.
Aquí no se trata de pactar un 50-50, no se trata de cederle parte del terreno a la dictadura. Se trata de tener una interlocución vocería con la comunidad internacional y, sobre todo, líneas estratégicas. Hay una afloración de movimientos a lo largo de estos siete años, pero que al momento de un proceso de negociación, sabremos que serán pocos los movimientos que asuman ese rol.
La unidad está en las coincidencias, si coincidimos en el proceso de negociación y en el proceso pacífico y cívico para salir de la crisis, ahí vamos a ver esos grupos de representación nacional. La conciencia ciudadana también es parte de la oposición. A medida de que se llega a un escenario donde se permiten las condiciones para establecer una mesa de negociación, creo que personas capacitadas y comprometidas existen.
A partir de ahí, quienes asumamos la salida pacífica, cívica y ordenada de la crisis, seremos la mayoría o lo suficientemente representativo para que el país tenga ese nivel de seguridad de que las cosas van a ser mejores en ese proceso de transición.
¿Qué lugar ocupa la justicia en una transición democrática en la que se enfrentará el desafío de desmontar una dictadura que se impuso por la fuerza en 2018 y en 2019 y eliminó las elecciones del 2021?
El tema de justicia es un eje en el que no hay discrepancias. Con cualquier otro tema, cualquiera puede tener diferencias, pero hay mayor coincidencia en el tema de justicia que marca la pauta para lograr unidad en los otros temas.
Dentro de la oposición uno de los logros es hacer llegar a Ortega hasta la Corte Penal Internacional, con el apoyo de la comunidad internacional, en eso nadie discrepa. Las víctimas, las organizaciones que han nacido de estas víctimas afectadas, de los asesinatos, los encarcelamientos, las desapariciones forzosas y ahora los apátridas, marcan una pauta para establecer lo que sería esa condena y esa justicia internacional.
La justicia ha sido una de las banderas y la vamos a seguir manifestando, y también preservar la memoria, y hay necesidad de preservar la memoria de lo que sucedió en Nicaragua, para no repetirlo.