Nicaragua: 8 de marzo con deudas históricas pendientes

De izquierda a derecha: La socióloga, María Teresa Blandón, la periodista Maryórit Guevara y la excarcelada política, Samantha Jirón Foto: Confidencial

La dictadura desmanteló las oenegés feministas, que acuerpaban a las víctimas de violencia machista, según tres feministas perseguidas por el régimen

Por Confidencial

HAVANA TIMES – Nicaragua conmemora el Día Internacional de la Mujer, este miércoles 8 de marzo, con deudas históricas en materia de protección de derechos humanos, sociales y económicos de las mujeres. El régimen orteguista no ha logrado parar la escalada de violencia machista, que cobra alrededor de 70 vidas cada año por femicidios; por el contrario, desmanteló la red de oenegés feministas que acuerpaban a las mujeres en riesgo, se ensañó con las presas políticas y creó unas Comisarías de la Mujer, sin una ruta de acceso a la justicia, reflexionaron defensoras de derechos de la mujer.

La socióloga y feminista María Teresa Blandón; la periodista y fundadora del medio “La Lupa”, Maryórit Guevara; y la expresa política Samantha Jirón, participaron en un panel en el programa Esta Noche, que se transmitirá completo esta miércoles a las 8:00 p. m., a través del canal en YouTube de CONFIDENCIAL.

Las mujeres abordaron los retos del movimiento feminista en Nicaragua, perseguido por el régimen orteguista antes de la Rebelión Cívica; las violaciones a las que se exponen las mujeres migrantes, y la importancia que los derechos de las mujeres se reconozcan en el proceso de democratización de Nicaragua.

Las tres mujeres han sido víctimas del régimen a través del Estado represor. Desde el exilio aseguran seguir organizándose y denunciando las violaciones en el país.

¿Cuál es la principal demanda de las mujeres y los movimientos feministas nicaragüenses dentro y fuera de Nicaragua para este 8 de marzo, bajo una dictadura consolidada?

María Teresa: En realidad tendríamos que decir que en Nicaragua hay una deuda histórica con los derechos de las mujeres. En todas las áreas de los derechos humanos, reconocidos para el conjunto de las sociedades, y en particular, para las mujeres, hemos retrocedido de una manera significativa.

En Nicaragua los derechos sociales y económicos de las mujeres no han logrado sostenerse, hay un incremento enorme de la pobreza y de las brechas de desigualdad, que afectan de manera particular a todas las mujeres, pero evidentemente a las que viven en condiciones de pobreza, que son la mayoría.

Hay también una deuda enorme en materia de derechos sexuales y de derechos reproductivos. Esto podemos verlo en las cifras de mortalidad materna, en la prevalencia de enfermedades de transmisión sexual, en los embarazos de niñas y adolescentes, que tiene uno de los porcentajes más altos en América Latina.

Por supuesto, también en el ámbito de la violencia de género o de la violencia machista, que cada año cobra alrededor de 70 muertes. Lamentablemente, esto ha sido un drama que ha ido incrementándose y frente al cual no tenemos ninguna respuesta del Estado nicaragüense.

Samantha, como mujer joven feminista, víctima directa de la represión del régimen Ortega- Murillo, ¿Consideras que este régimen actúa con mayor saña contra las mujeres que le han desafiado?

Samantha: Totalmente. La prueba son las muchas mujeres feministas que vivimos el encarcelamiento, y el ensañamiento ya estando en manos del régimen. El régimen ha perseguido a las mujeres jóvenes activistas desde que empezó la crisis, incluso, desde mucho antes, pero ahora se ha visto de manera evidente y directa.

Una muestra clara es como se ensañaron con Tamara Dávila por ser mujer joven, feminista, fue una de las que más sufrió en (la Dirección de) Auxilio Judicial.

Vale (la pena) sacar las estadísticas de las más de 20 o 30 mujeres que estábamos presas, cuántas éramos jóvenes y feministas, que estamos activamente luchando por los derechos de las mujeres.

¿Cuál es la realidad de las mujeres migrantes nicaragüenses? ¿En qué se diferencia de la realidad de los migrantes hombres? ¿Por qué salen ellas de su país y a qué situaciones se enfrentan al llegar a sus destinos?

Maryórit: Siendo hombre o mujer cuando migrás, y sos una persona en condición de pobreza, vas a estar expuesta a diferentes exclusiones. Sin embargo, al ser mujer, por los roles, estereotipos de género, división sexual, las mujeres vamos a estar expuestas a una situación de mayor discriminación y violencia.

Esta gran ola migratoria en Nicaragua tiene razones políticas, pero, históricamente, conocemos que muchas mujeres están saliendo por razones económicas. Recientemente hay un mayor incremento de salidas por violencia machista.

Estas mujeres en su trayectoria, en dependencia de las rutas que tomen, van a estar enfrentadas a diferentes violencias: sexuales, físicas, explotación, embarazos impuestos, incluso aborto.

Hasta la fecha se reportan 16 femicidios dentro y fuera de Nicaragua. El año pasado fueron 69 en total, ¿cómo se abordan las causas de estos asesinatos bajo el actual régimen? El régimen ha anunciado con bombos y platillos la reapertura de las Comisarías de la Mujer, pero ¿es eso suficiente?

María Teresa: No solo no es suficiente, sino que es falso. El problema es que la violencia machista o la violencia de género, como se quiera nombrar, tiene causas muy antiguas y estructurales (…). Por eso es que las organizaciones feministas hemos dicho que es crucial que el Estado desarrolle políticas públicas integrales, que vayan encaminadas a prevenir la violencia, proteger a las víctimas y sancionar de acuerdo con las leyes a los agresores.

La dirección general de Comisaría de la Mujer que se creó a inicios de la década del 2000 era crucial porque constituía la puerta de entrada para que las víctimas denunciaran y se diera inicio a todo el proceso (de investigación). Esto se desmontó, no existe una ruta institucional que asegure una atención oportuna por parte de la Policía Nacional para que, a partir de ahí, se dé paso a la verificación, investigación, captura y finalmente, al juicio de los agresores.

Lo que existen ahora son unas oficinas que están manejadas por oficiales de policía, que no tienen capacitación, que ni siquiera conocen la Ley 230 (Ley de Reformas y Adiciones al Código Penal) y que en la mayoría de los casos revictimizan a las víctimas.

Las oenegés feministas estaban trabajando en los territorios, pero fueron canceladas por la dictadura, ¿qué está sucediendo en este momento en las comunidades? 

María Teresa: Los colectivos y los centros de mujeres habían colocado como una prioridad la violencia machista, porque sabemos que es un problema gravísimo, que afecta a miles de mujeres, niños y niñas. Los procesos de formación son de enorme importancia, pero también estas organizaciones de mujeres tenían centros, albergues, donde se protegía a las mujeres que estaban en riesgo inminente de ser agredidas o ser asesinadas, y por último había un proceso de acompañamiento jurídico y terapéutico a las víctimas de violencia. Un sistema muy complejo de trabajo que desde siempre le molestó al régimen Ortega- Murillo porque, efectivamente, no tenían una apuesta para enfrentar la violencia contra las mujeres, en realidad, nunca fue su prioridad.

No nos callaron a pesar de todas las campañas de estigmatización (más de 200 oenegés feministas fueron cerradas). Seguimos haciendo esta labor -la defensa de los derechos de las mujeres- porque forma parte de nuestra apuesta más significativa.

Maryórit, decidiste fundar un movimiento de mujeres migrantes en Extremadura, España, ¿qué hace el movimiento, por qué es importante para las nicas migrantes organizarse formalmente?

La idea siempre ha sido acuerpar a la que viene llegando, darle la mano, porque los primeros años son muy difíciles, no solo por la falta de documentación, sino todo el duelo migratorio. Si venís de Nicaragua, toda la situación política no la podés dejar de un lado, lamentablemente, estás en dos horarios.

Queremos acuerpar a estas mujeres, no solo para apoyarle con su documentación, para tramitar su residencia por arraigo social o laboral acá, en España, sino también para que se establezcan, conozcan los recursos que hay, y continúen estudiando.

Tras la excarcelación de más de 200 presos políticos, se ha vuelto a hablar de la unidad de todos los sectores de la sociedad que se oponen a la dictadura, pero hay quienes todavía estigmatizan a los movimientos feministas, ¿por qué creen que es así y qué les dirían? 

María Teresa: El hecho de que algunos grupos de oposición rechacen al feminismo es, en parte, porque hay un enorme desconocimiento del aporte que las feministas hemos dado a la democracia. Si conocieran la profundidad de las propuestas feministas, entenderían que para llevar a cabo las transformaciones que requiere la sociedad nicaragüense es indispensable poner en el centro de estos debates, la equidad de género, los derechos de las mujeres.

Maryórit: Considero que no puede haber una democracia real con exclusiones. Quien ha puesto el cuerpo y la cara para denunciar las atrocidades y las violaciones a los derechos humanos por parte de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha sido el movimiento feminista, y no lo hicieron desde 2018, lo vienen haciendo desde muchísimo antes.

Samantha: Todos sabemos que el centro de esta lucha cívica y pacífica es la democracia, que -implica-respeto a los derechos, incluidos los de las mujeres e igualdad. Deben de comprender que sin las mujeres no se va a poder salir adelante en este proceso de democratización de Nicaragua.

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