Neumólogo: Rebrote en Nicaragua “es un riesgo muy alto”

Jorge Cuadra, neumólogo nicaragüense con más de 20 años experiencia en práctica privada y hospitalaria. Foto: Cortesía | Confidencial

Aunque haya otras enfermedades, “lo que desencadena y es causa de la mortalidad” es el coronavirus, alerta médico con más de dos décadas de labor

Por Arlen Cerda  (Confidencial)

HAVANA TIMES – La ocupación hospitalaria por pacientes con Covid-19 ha disminuido en Nicaragua durante las últimas semanas, pero esa baja obedece a una “evolución absolutamente espontánea” de la enfermedad que, sin ninguna medida de mitigación, tiene un “riesgo muy alto” de registrar un próximo rebrote, sostiene el doctor Jorge Cuadra, neumólogo nicaragüense con más de 20 años experiencia en práctica privada y hospitalaria.

“La situación es que un comportamiento como este, donde da la impresión de que el problema ha bajado, ha menguado, podría dar la falsa impresión que está bajo control, cuando lo que ha ocurrido es la evolución espontánea de la pandemia y no una condición realmente bajo control. La diferencia es que cuando no está bajo control, puede haber un rebrote con facilidad, y eso tememos los médicos, tanto clínicos como epidemiólogos, de que esa fase puede volver a tenerlo”, advierte.

Durante mayo y principios de junio, aun con las amplias diferencias entre las cifras oficiales y el monitoreo independiente del Observatorio Ciudadano COVID-19, ambos conteos mostraron un incremento exponencial de los contagios y decesos por la pandemia. Diferentes reportes también confirmaron la saturación de los hospitales, donde no quedaron camas disponibles.

Cifras vs. realidad

Cuadra comenta que las cifras sobre el impacto de la Covid-19 “no las conocemos en realidad” y sostiene que decirlo “no es político ni partidario”.

“Todos los que trabajamos en salud sabemos que las cifras oficiales no se corresponden con la realidad. Esa es una visión propiamente médica”, afirma el médico, para quien en este punto “va a ser muy difícil cuantificar o dimensionar su verdadera magnitud”, pero asegura que “quienes tuvimos contacto directo sí sabemos que la mortalidad fue altísima”.

Cuadra ha firmado las cartas públicas en las que el gremio médico ha alertado el problema de no tener medidas de prevención y mitigación a nivel nacional, porque está convencido de los peligros de la pandemia y la importancia de actuar para prevenir y mitigar su impacto.

“Este comportamiento sin ninguna medida tiene dos problemas: uno, un costo altísimo durante el período de explosión (…) y la segunda parte es la actual: los casos bajan por varias razones, pero al no haber control, el riesgo de un nuevo brote siempre existe”, afirma.

Al doctor Cuadra le preocupa el “relajamiento” de la población, incluso entre quienes adoptaron medidas de prevención. “Ese es el problema cuando la cuarentena es voluntaria, que participa un sector, el sector más consciente, pero al no ser una medida generalizada, el impacto es mucho menor”, dice.

Además, alerta que mientras unos sectores no adopten medidas “el impacto de quienes voluntariamente han asumido la cuarentena se diluye considerablemente”.

Foto: EFE/Jeffrey Arguedas

A su juicio, este “es el resultado de ocultar información y no manejar información real”, pues considera que “si aquí tuviéramos día a día una información más clara, aunque no se decretara oficialmente un cierre de la economía, la gente tomaría más conciencia, pero mientras no se manejen claramente las cifras, los mensajes y los riesgos, un porcentaje de la población va a seguir manteniendo sus actividades normales”.

Las consecuencias por la falta de pruebas

El neumólogo también admite que “sin duda, la mayor limitante que hemos tenido los médicos en esta pandemia es el problema de las pruebas”. Detalla que la falta de acceso a estas les impide confirmar los casos tempranamente y manejar los contagios de una manera más precisa. En su defecto, han tenido que apoyarse de exámenes de laboratorio o cuadros clínicos.

“Entonces hay un porcentaje de la población que ha sido tratada innecesariamente y, por otro lado, hay otro porcentaje de la población que no se diagnostica y que puede estar contagiando a otros”, lamenta.

Cuadra no vacila en que el costo de no tener acceso a pruebas “es muy, muy alto”. “No sé si seremos el único, pero estamos entre los pocos países donde hemos sorteado todo esto sin acceso a pruebas”, indica.

De acuerdo con Cuadra, “las pruebas se están limitando a casos que prácticamente están confirmados por si solos”. En consecuencia, los casos dudosos o tempranos, que son presintomáticos o asintomáticos, no se están detectando oportunamente y no se cortan las cadenas de transmisión. “Si alguien no sabe que tiene la enfermedad y sigue yendo al trabajo, el resultado es el contagio generalizado, aun cuando las pruebas no son perfectas, pero es un recurso de enorme utilidad para el control de la pandemia”, señala.

Comorbilidad: “una diferencia ficticia”

Entre lo poco que aún se sabe sobre la Covid-19, la comunidad médica mundial sí ha logrado definir los grupos de riesgo: mayores de edad y pacientes con enfermedades preexistentes o crónicas son propensos a presentar cuadros más graves de la enfermedad y un mayor riesgo de muerte. Sin embargo, Cuadra sostiene que aún con factores agravantes, las personas que fallecen lo hacen a consecuencia de la Covid-19.

Cuadra reconoce que ha escuchado comentarios sobre si alguien muere con covid o de covid. “Esa diferencia es totalmente ficticia”, sentencia. “Independientemente que el paciente tenga otras enfermedades que lo pongan en riesgo, lo que desencadena y es la causa de la mortalidad es la infección por el coronavirus”, afirma.

Un análisis del salubrista Carlos Hernández, a partir de las cifras oficiales sobre los fallecidos en lo que va de 2020, indica que hay más de 4000 muertes por hipertensión, diabetes y problemas cardíacos que serían sospechosas de Covid-19.

Cuadra, en esta entrevista brindada días antes de la presentación de ese análisis, sostuvo que “en términos de mortalidad, independientemente de que el final sea un infarto, un embolismo pulmonar o una neumonía, es todo el proceso que desencadena la infección por el virus lo que lleva a la muerte”.

Fatiga y desprotección entre sanitarios

Las cartas de los médicos nicaragüenses exhortando a la prevención y mitigación de la pandemia, también hicieron énfasis en la falta de protección del personal sanitario que está en la primera línea contra la pandemia.

Cuadra asegura que la expresión más crítica por la falta de equipos fue justo en el inicio de la explosión de la pandemia.

“Yo creo que en los cálculos que había, aún en las personas vinculadas a las políticas de Salud, no pienso que hayan valorado que iba a ser un aumento tan logarítmico, tan explosivo de los casos, y justo en un momento en que seguía siendo un problema, la decisión –ahí sí política— de no usar mascarilla y medios de protección en las áreas de salud”, lamenta.

Cuadra recuerda que “siempre se dijo que había que evitar que la gente cayera en pánico”. Sin embargo, “de repente la situación lo exigió, de un momento a otro, de una manera tan explosiva, que no hubo preparación”.

El efecto fue que durante el peor mes de la pandemia, entre mayo y junio, la mayoría de los trabajadores de la Salud, sobre todo en las instituciones públicas, estaban totalmente desprotegidos. Cifras del Observatorio Ciudadano COVID-19 calculan más de 750 sanitarios contagiados y alrededor de cien fallecidos, entre ellos más de cuarenta médicos.

“No son estadística, sino personas a las que uno de alguna u otra manera ha conocido directamente, de tal manera que, desde la experiencia personal, esas cifras son absolutamente reales”, afirma Cuadra.

El médico considera que en estas semanas ha habido “un mejor grado de equipamiento, un poco de mejoría en los equipos de protección”. No obstante, comenta que “hay un nivel de fatiga”, tras varias semanas en las que el nivel de exigencia laboral fue altísima, bajo condiciones “muy difíciles”, con todo lo que significa el uso del equipo de protección, la carga emocional de ver a los pacientes en estas condiciones y la alta mortalidad.

Con ese nivel de fatiga física y mental, Cuadra advierte que no ve “realista” que ese personal pueda enfrentar otro rebrote como el de mayo, “independientemente de que se disponga de equipo”, que además igual escasean porque son desechables.

“Entrar nuevamente en una explosión como la de mayo con un personal sanitario con ese nivel de fatiga sería realmente de un altísimo costo”, reitera.

El Observatorio también se ha quedado corto

El monitoreo independiente de la pandemia hecho por el Observatorio Ciudadano COVID-19 triplica el registro de contagios registrados por el Ministerio de Salud, y registra 25 veces más fallecidos.

Cuadra considera que “de alguna manera” el “gran esfuerzo” desde el Observatorio refleja una tendencia real sobre el impacto de la Covid-19. Sin embargo, indica que, bajo condiciones donde no pueden tener acceso a toda la información, “es muy difícil tener cifras reales”.

Pobladores de Camoapa usando mascarillas en la zona comercial de Camoapa, en Boaco. // Foto: Nayira Valenzuela

Es un muestreo, afirma, pero la realidad probablemente es mayor. “Si tuviéramos capacidad de hacer pruebas a los casos leves, a los contactos, etc., creo que tendríamos cifras enormes”, estima Cuadra, tras insistir en que aún el Observatorio, que tampoco tiene acceso a pruebas, tiene cifras probablemente menores a las reales.

En sus veinte años de experiencia en práctica privada y hospitalaria, Cuadra confiesa que “nunca había tenido una experiencia como esta, desde todo punto de vista”: volumen de pacientes, la carga que eso significa, física y emocionalmente, mantenerse en contacto con altos números de pacientes, en condiciones de enorme angustia, sin acceso a manejo hospitalario.

Personalmente, Cuadra ha extremado medidas de protección personal contra la pandemia, sin descuidar su labor, utilizando equipos con mayor nivel de protección, por ejemplo.

“Estamos lejos de tener niveles satisfactorios de atención —reconoce—, pero aún países que han logrado un menor manejo, la opinión es igual, es decir, esta ha sido una situación en la que no habíamos tenido precedentes”.