María de los Ángeles aún tiene esperanzas

Ivett de las Mercedes

Ilustración por Carlos

HAVANA TIMES — La  comunidad El Brujo Méndez, en la Loma de la Comadre, ya tiene luz eléctrica. Maria de los Ángeles Domínguez, de 54 años, nacida en este bello lugar de la sierra del Rosario, Artemisa nunca se dio por vencida.

HT: ¿Cuáles fueron los trámites para la instalación de la luz eléctrica en la comunidad?

María de los Ángeles: Cada vez que íbamos a solicitar el servicio a la Empresa Eléctrica, nos decían que no había presupuesto asignado para la comunidad. Hicimos gestiones tanto a nivel municipal, como en la provincia.

Muchos se dieron por vencido y entonces comencé a batallar sola. Pedí una revisión de causa; redacté una carta con todo el historial, incluyendo fotocopias y la entregué al Comité Central, en el departamento de Atención a la Población.

Después de unos meses nos mandaron un grupo electrógeno, teníamos electricidad solo 4 horas: de 6 de la tarde  a 10 de la noche, así estuvimos varios años. Pero no me conformé hasta que supe que ya había presupuesto asignado para nuestra localidad.

Maria de los Angeles

El día 8 de enero de este año, a las 4:50 pm, nos pusieron la luz. Los postes los trajeron de Artemisa. Los campesinos de la Cooperativa Hermanos Castro abrieron los huecos, colocaron los postes; se trabajó fuerte y con ayuda de los bueyes. La Empresa Eléctrica colocó los cables e hizo toda la instalación.

En el Brujo… vivimos 50 personas, antes éramos más, pero la gente se ha ido a otros lugares. La finca más cercana a mi casa queda a medio kilómetro.

HT: Todos los fines de semana vienes a Candelaria, ¿cuántos kilómetros hay de tu casa al pueblo?

MA: Veinticinco kilómetros. La mayoría de las veces voy caminando, aunque también tengo la opción de ir hasta el campismo La Caridad que está a 12 kilómetros y esperar una guagua que pasa por Candelaria. Las condiciones del terraplén al salir de mi casa son pésimas, está intransitable. Es un gran tramo de pendiente con un ángulo de 40 grados. Solo un transporte de doble tracción puede bajar y subir.

Ya solicitamos ayuda al municipio y nos dicen que no hay presupuesto ni equipos. En ese tramo han ocurrido muchos accidentes, y cuando algún carro se vuelca hay que buscar mulos, caballos o esperar ayuda de algún transporte que pase cerca y tenga condiciones para ayudar.  Aunque tenemos una bodega donde venden la canasta básica, los productos liberados como el arroz, el azúcar, detergente, jabón, etc. hay que comprarlos en Candelaria.

Caminando los veinticinco kilometros

HT: ¿Cómo es la vida allí? ¿Tienen alguna escuela allí?

MA: Sí, la han cerrado dos veces, porque no hay maestros. Hay dos niños: uno de preescolar y otro de primer grado que tienen que ir hasta Soroa para estudiar. Deben caminar 24 kilómetros diarios, 12 hasta el lugar de donde sale la guagua que los lleva a la escuela, y luego igual cantidad para regresar.

Hay una profesora jovencita, pero aun no la han autorizado a dar clases. Tenemos la escuela y la casa del maestro inutilizadas. Como los niños son muy pequeños para viajar solos, los padres deben acompañarlos y esperarlos allí. Entonces la solución que han encontrado las familias para poder trabajar es enseñarlos en la casa hasta donde pueden.

HT: ¿Qué hacen cuando hay un enfermo grave?

MA: Hay dos Jeeps que sirven de ambulancia, son propiedad de unos campesinos del lugar, pero el gobierno no les asigna combustible. Cuando tenemos necesidad de trasladar a un enfermo hay que comprar la gasolina. La otra opción sería ir caminando hasta el consultorio donde también está la farmacia, atravesando siete veces el río San Cristóbal. Son cuatro kilómetros, en tiempo de lluvia es imposible cruzarlo porque crece.

En el rio San Cristobal

Hace 50 años la gente salía en una parihuela con los que se infartaban o enfermaban, pero ahora, con el camino tan destruido, ya no podemos. Mi mamá tiene 90 años y en la casa hay una reserva de combustible para cualquier emergencia; vivo con una hermana de 61 y un hermano de 57. Si repararan el terraplén todo sería más fácil y tendríamos un mejor desarrollo. Por ejemplo, allá se están perdiendo muchas frutas, viandas, vegetales. Es un crimen ver como todo se pudre, porque no podemos transportarlo.

HT: Estas tierras son muy buenas para el café, ¿tienen siembra?

MA: La zona se ha quedado sin personas para trabajar, ya no hay cafetales, solo tenemos media caballería de café, ahora lo que hay es mucha manigua y monte. Cuando el café se siembra hay que asistirlo, exige mucha atención, fertilizantes.

En la finca le pagábamos a unos obreros de nuestro dinero, inclusive le dábamos machetes, limas, los fertilizantes, todo lo que requiere el café, pero al no haber personal todo se ha ido destruyendo. No podemos ya vivir de eso y es una lástima, porque el café en esta zona se cosecha con muy buena calidad.  Nosotros no tenemos un salario básico, nunca hemos trabajado para el Estado, hemos sobrevivido con nuestro sudor, por lo que no tendremos derecho a la jubilación. Trabajaremos hasta que nos alcancen las fuerzas,  luego ya veremos.

La casa.

HT: ¿Qué es lo más necesario para Brujo Méndez?

MA: Lo que nos urge es la reparación de ese tramo de carretera, al final todo nos conduce a ese problema que prácticamente nos ha detenido en el tiempo. Le vendemos a Acopio y a los cuentapropistas lo que sembramos y recogemos,  también tenemos crías de chivos, carneros, cerdos, guineos, gallinas que son para la venta y para nuestro consumo. De  aquí se ha ido mucha gente, pero yo tengo mucha fe en que podamos mejorar, no sentirnos tan aislados, perdidos, este es un lugar bendecido en cuanto a todo lo que da la naturaleza.

HT: ¿Cómo cambió tu vida la luz eléctrica?

MA: Tener electricidad es desarrollo, la vida es más práctica porque tienes medios para poder comunicarte, por lo menos ya sabemos qué sucede en el mundo gracias al televisor. Antes teníamos un radio pero casi nunca había baterías. Allá arriba no llega el periódico, por eso cuando supimos del huracán Gustav no tuvimos mucho tiempo para resguardar todas las cosas. Nosotros sí nos quedamos en la casa, algunos vecinos se unieron en casa de otros por el mal estado de sus viviendas.

Después del paso del huracán todo estaba bajo agua, destruido, incluyendo la mayoría de los animales, el café, las frutas. Caímos en una depresión tremenda. No hubo preocupación por parte de la provincia, nos fuimos levantando poco a poco. Mi hermano con una motosierra picaba los árboles del camino, fue uno de los peores momentos de mi vida y quiera Dios que nunca más vuelva a ocurrir…

Es una maravilla poder dormir con ventilador, antes había que estar abanicándose toda la noche.

Pelando yuca.

HT: Los sábados vas a la Iglesia de Candelaria, ¿qué haces allí?

MA: Doy catequesis a un grupo de adolescentes de formación para los sacramentos. Me gusta  ir a la iglesia, me realizo como persona y ayudo a la sociedad, porque doy a esos jóvenes una formación espiritual. Pongo mi finca al servicio de ellos años tras año. Le llamamos ¨Campamento¨, allí reciben la formación a través de desafíos para que descubran qué pueden hacer, sus dificultades y cómo vivir en sociedad, es una dinámica donde cada uno recibe un bien. Siempre tomamos las precauciones para que no haya accidentes. Tengo buenas relaciones con el cura de la iglesia, cada cierto tiempo va a visitarnos, sobre todo, en navidad y cuaresma.

Cuando voy los sábados a Candelaria salgo de la casa a las cuatro de la madrugada, Son en total cuatro horas bajando y subiendo lomas. Regreso a las cuatro de la tarde y llego casi anocheciendo.

Loma de El Brujo Mendez

HT: Aún así no quieres irte de ahí…

MA: Decía mi papá que la tierra donde se nace es la tierra mejor. El Brujo Méndez  es parte de mi vida, fue fundado por mi abuelo, y es donde vive toda mi familia. Cuando Dios me plantó en este sitio es porque me quiere aquí. No quisiera que desapareciera esta comunidad que hemos cultivado tanto en valores humanos, como espirituales en defensa de la vida.

Nota: El Brujo Méndez pertenece al municipio de Bahía Honda, provincia de Artemisa.

 

 

 

3 thoughts on “María de los Ángeles aún tiene esperanzas

  • Parece un relato del Amazonas y no de un caserío a solo 25 km de la “civilizacion” cubana. No me imajino que a estas alturas hubiesen caseríos sin electricidad después de tantos años cacareado los “esfuerzos por llevar la electricidad a lo más remoto de Cuba” como los ideológicamente necesarios Sierra Maestra o el Escambray, mientras que al doblar la esquina de la capital te encuentras con un nuevo Macondo.

  • La revolución tarda pero llega, diría Elio Delgado y EDUARDO. Fueron 57 años de espera para tener luz eléctrica, tal vez otros 57 años para que les construyan la carretera, después que terminen la autopista nacional por supuesto. Parte el alma ver el abandono del sector rural en Cuba.

  • Mientras la cúpula y los Antonito y afines andan en yates de lujo por el mundo! y esta pobre gente (y todo el pueblo cubano) pagando los desmanes de Fidelito, Raulito y sus amiguitos.

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