Los Reyes de la música romántica en la Habana Vieja

Yusimí Rodríguez

María y Elio cantan en La Plaza de Armas. Foto: Yusimi Rodriguez

HAVANA TIMES, 13 mayo — La Plaza de Armas es uno de los lugares más agradables en la Habana Vieja para sentarse, sola o acompañada.

Siempre habrá alguien que intente convencerle de comprar libros, sellos, cámaras fotográficas antiguas.  De pronto puede verse ante una caricatura que un dibujante supersónico le ha hecho en cuestión de segundos y se la ofrece de regalo… si hay algo a cambio, mejor.

Si está solo, habrá quien le brinde conversación, y si a eso de las cuatro de la tarde, usted permanece en el parque, podrá ver el espectáculo de los zanqueros.   Es usual también escuchar voces y acordes de guitarra de músicos, profesionales o no, que intentan ganarse la vida brindando su arte.

Es así que he conocido esta semana al Dúo De Reyes, integrado por Elio Andrés Reyes Rodríguez y María de los Ángeles Torres Solana.  El toca la guitarra y ella, las claves.  Algunos números los interpretan a dúo.  Pasé junto a ellos durante uno de los temas en los que ella es solista.

Su voz me llamó la atención por el dolor con que cantaba “Veinte años.” Me senté a varios metros de distancia y a pesar de las carcajadas y las voces de quien pregonaba algo, la suya me llegaba melancólica y serena.  Logré conversar con ellos cuando terminaron de cantar, pero estaban apurados.  Solo podría entrevistarlos dos días después.

Llegué cuando se trasladaban de la Plaza de Armas a la heladería La Mina.  Se ubicaron frente a la entrada, sentados en un muro estrecho.  Ella coloca a su lado un par de CDs con su música, bien visibles, por si alguien quisiera comprarlos, y entonces, empiezan a cantar.

Algunas personas se detienen, escuchan, sonríen y siguen su camino.  Otras ni prestan atención.  Ellos cantan “Veinte años.” “Hasta siempre, comandante.” dedicada a Ernesto Guevara, “Yolanda.” de Pablo Milanés.  Al cabo de veinte minutos hacen una pausa y ella me dice: “Ahora entramos a tratar de que nos den algo o que nos compren el CD, porque ya viste que los que salieron…”

HT: ¿En cuánto lo venden?

CDs con la música del Dúo De Reyes

María: “En 3 CUC y 5 CUC.  La diferencia es por la encuadernación”

Mientras Elio continúa cantando afuera, acompañándose de la guitarra, entro en “La Mina” con María, que intenta vender el disco.  Nadie lo compra, pero un señor que parecía extranjero y en realidad era cubano le dio una moneda de veinticinco centavos CUC; una pareja también de cubanos, le regala un CUC.

María: “Es un poco difícil nuestro trabajo, porque cantamos, damos lo mejor y recibimos poco, pero bueno… hay que seguir adelante, es lo que sé y puedo hacer, porque en las condiciones que me encuentro no puedo hacer más nada.” (María tiene artrosis generalizada)

HT: El otro día, usted me dijo que no tiene formación profesional como cantante.  ¿No estudió música nunca?

María: “Nunca.  Me gané una beca a los diez años, porque era el mejor expediente de mi escuela y los maestros siempre vieron mi vocación; me escogían para las actividades culturales, siempre representé a la escuela como solista.  Pero mi papá tenía un concepto muy malo de los artistas y no me permitió pasar esa escuela.  Quería estudiar piano, para acompañarme y cantar en casa, no para ser profesional.  Pero él creía que me iba a hacer artista, por eso no me dio permiso, y me frustré en cuanto a la música.  Luego vinieron los hijos, quise criarlos yo misma… Ahora, debido a mi artrosis generalizada y todas las alergias que tengo tuve que coger esto como medio de vida.”

HT: Pero usted tuvo un empleo estatal…

María: “Sí, trabajé en la gastronomía muchos años, por contrato, estudié para administrar… pero en realidad no tengo un retiro ni nada porque siempre trabajé por contrato.  Tampoco cumplí el tiempo estipulado para tener un retiro.”

HT: ¿Me había dicho que cantaba en las actividades de sus centros de trabajo?

María: “Sí, en las actividades culturales, también en las fiestas de los CDR (Comités de Defensa de la Revolución), en el Partido, en actividades de los trabajadores sociales, he asistido como una forma de ayuda al gobierno”

HT: ¿Usted es miembro del Partido?

María: “No, pero me han invitado y yo he estado de acuerdo en servir.   Siempre he estado integrada a la Revolución, he defendido el gobierno.  Mi padre era luchador clandestino, y en cierta forma yo también, porque muy pequeña yo era el parabán para él poder mover las armas, los bonos, todas estas cosas… Siempre me inculcó la Revolución, que siempre trató de que todos fuera parejo, aunque no lo haya logrado, pero ese es el objetivo, llevar una sociedad mejor.  Y es lo que yo siempre le he inculcado a mis hijas.”

HT: ¿Qué edad tienen sus hijas?

María: “Una tiene treinta y ocho, y la otra, cuarenta.  Una es trabajadora por cuenta propia, vende objetos para el hogar, la otra es dependienta de una tienda.  Están criando a sus hijos.  O sea que no me pueden apoyar mucho.”

HT: ¿Cuándo empezó a cantar en esta forma?

María: “Bueno, de esta forma independiente empecé hace dos años, cuando lo conocí a él…” (señala a Elio)…nos casamos y decidimos unirnos tanto en la vida social como en la vida cultural.”

HT: ¿Cómo se conocieron ustedes?

María: “Aquí en La Habana Vieja… ¿Viste ese señor que saludé hace un rato?”

HT: Sí, el que le dijo que su voz se estaba escuchando en la Plaza de San Francisco de Asís.

María: “Y él tiene incluso un oído dañado… Pues él me trajo a la Habana Vieja, me enseñó el mundo del trabajo por cuenta propia aquí, y entonces me lo presentó a él y me enamoré.  El también se sintió bien conmigo.  Entonces nos acoplamos, formados nuestro dúo e hicimos nuestro CD por nuestros medios y con la ayuda de algunos amigos”

Una pareja de cubanos que llegaron al parque atraídos por la voz de ella. Foto: Yusimí Rodríguez

HT: ¿Ya él cantaba en la Habana Vieja cuando usted lo conoció?

María: “Sí, como solista.  El sí lleva muchos años en la Habana Vieja.”

Elio: “Yo soy de Las Tunas.  Estoy en La Habana desde 1997.  Un amigo me invitó, después me casé aquí.  Tuve algunas relaciones, pero cortas y siempre he estado tocando aquí.  Soy compositor, he compuesto alrededor de cien canciones, algunas políticas, otras románticas, algunas guarachas, boleros…algunas con ritmos mejicanos también.”

HT: Pero usted me contó el otro día que se graduó de hornero en Checoslovaquia.  ¿Qué cosa es un hornero?

Elio: “Después que se hacen las piezas en cerámica, por ejemplo las tazas sanitarias, los lavamanos, los búcaros y todas esas cosas, se colocan en un vagón y se van empujando por un raíl hacia dentro del horno, cada cuarenta minutos… Según el túnel, se comienza por una temperatura mínima que puede oscilar entre los 600 y 800 grados y se va aumentando.  Después que alcanza el máximo se va disminuyendo hasta que se refresca.”

HT: ¿Durante que tiempo estudió usted eso en Checoslovaquia?

Elio: “En Checoslovaquia estuve cinco años.  Del 85 al 88 estuve en la cerámica, y del 88 al 90 estuve de traductor, porque aprendí rápido el idioma”

HT: ¿Aquí también trabajó de traductor?

María: “Aquí no encontró trabajo ni como traductor ni en la cerámica.”

HT: ¿Y usted tampoco estudió música?

Elio: “Nunca he estudiado música.  Esto lo hago por mi mente.  Escucho la música y se me graba, pero así en pentagrama, nunca.  Empecé la escuela de música dos veces, pero por problemas económicos no pude seguir.  Ganaba muy poco dinero, tenía mi esposa y las dos niños en Las Tunas, y el dinero me alcanzaba solo para la comida y la ropa de los niños.”

HT: ¿Qué edad tienen sus niños?

Elio: “Mi hija tiene veintiuno, tiene una niña de un año, y mi hijo tiene 18.”

HT: ¿Ustedes vienen todos los días a cantar?

María: “Cada vez que podemos porque yo tengo problemas en las piernas.   Cuando podemos, venimos y luchamos acá….”

HT: ¿Viven solo de esto, les alcanza para vivir?

Elio: “Sí, solo de esto…Hay días buenos, días peores, eso depende…”

María: “Esto de entrar y ofrecer el CD, esperar que me den algo, para mí es un poco difícil, me siento como si los acosara.  El problema es que a veces nos hace falta el peso para almorzar… pero si no nos dan nada, ni les exigimos ni los ofendemos.  Les deseamos buen día y nos vamos.”

Multas de cien pesos que les pusieron a cada uno por cantar en la Habana Vieja. Foto: Yusimí Rodríguez

Elio: “Nosotros somos personas honradas.  Independientemente de nuestro trabajo, cuidamos el turismo.  No porque el gobierno nos lo exija, pero lo hacemos.”

María: “A veces ellos dejan un bolso o una cámara en mal lugar y les aconsejamos que la recojan…Además, nuestra principal misión es promover la música cubana, lo que es la música tradicional que se ha perdido, esa música tan rica que tiene Cuba… Quería decirte que yo también canté en las iglesias.”

HT: ¿Usted practica alguna religión?

María: “Practiqué la religión cristiana, pero vi tantas divisiones, ideologías diferentes basadas en una misma palabra, que me aparté de todo tipo de religiosidad y me centré en lo bueno de la Biblia.  Lo llevé a toda mi familia y eso es lo que estamos tratando de vivir, ser cada día mejores personas.  En ese sentido apoyamos al gobierno también, enseñando a las personas a ser mejores… Yo veo a Dios en lo mejor del ser humano.  Las religiones son, como dijo alguien, el opio de los pueblos.”

HT: “Eso lo dijo Karl Marx.”

María: “Pues yo estoy de acuerdo con él.  También Fidel apoyó a Marx, diciendo que las religiones solo han servido para dividir a las personas, y hacer a unos superiores a otros.  Yo estoy de acuerdo con Fidel.  Para mí la verdadera religión es el amor… Durante diez años estuve en la iglesia y me aparté de toda la música mundana, como ellos la llaman.  Pero ahora pienso que cualquier música que transmita algo bello, algo positivo, también es música de Dios.”

HT: Pero el repertorio de ustedes es de música cubana tradicional…

María: “Música romántica.  Tenemos española, de Rocío Durcal; la mejicana que nos gusta tanto… Siempre una música que no sea agresiva.”

Elio: “Yo canto canciones de todos los países.  De chiquito, en Oriente escuchaba música de Dominicana, de Colombia, Puerto Rico.  Antes cantaba en inglés, me sé “I just called to say I love you.” de Steve Wonder.”

Me canta un fragmento de canción en checo y la traduce.  También interpreta una canción en Alemán aunque no entiende la letra.  Comenzó a estudiar inglés hace tiempo, pero también tuvo que renunciar por problemas económicos.

HT: ¿Estos CDs que ustedes venden, incluyen canciones compuestas por usted?

Elio: “El primero incluye cinco, pero grabadas con background.  Las cuatro que hay en el segundo CD están grabadas con guitarra.”

María me cuenta que tiene 59 años, cuatro nietos y dos bisnietos.  Fue muy enfermiza durante la niñez y esto le ha dejado secuelas.  Debido a las convulsiones que le provocaron las fiebres cuando era niña, se le olvidan muchas cosas, a veces incluso las letras de las canciones.  Pero siente que tiene ahora la oportunidad de expandirse con la música: “Pienso que a estas alturas puedo tener la ocasión de realizarme en la música, ya que no pude hacerlo cuando niña.   Mis hijas me dicen que sí, que voy a triunfar, que a alguien le va a gustar y me va a ayudar.”

A pesar de su optimismo, todo el dinero que lograron hacer el jueves fue el 1.25 CUC que les pagaron en la cremería.  El viernes volví a encontrarme con ellos en la Plaza de Armas, sobre las tres de la tarde.  Habían llegado alrededor de la una de la tarde.  “Pero esa hora no es buena” me explica Elio “lo mejor es llegar entre las diez y las once de la mañana, que es cuando los turistas bajan de las guaguas con dinero y cuando pasan por aquí nos compran el CD o pagan por escuchar.  A esta hora, ya están de regreso y gastaron el dinero.  El problema es que María toma muchas pastillas para los dolores y debe dormir mucho.  Nos levantamos casi a las diez, y después, aunque no estamos tan lejos, las guaguas están muy malas y nos cogen más de las doce para llegar aquí.  A esa hora debemos buscar algo para almorzar.”

Les llamé la atención sobre el hecho de que en un rato comenzaría a tocar una banda de concierto, así es que no podrían cantar.  Pero para ellos el pan nuestro de cada día es competir con los ruidos a su alrededor.

HT: ¿Y no se les afectan las cuerdas vocales cantando al aire libre?

Elio: “Es peor cuando estás frente al aire.  Debes tratar siempre de darle la espalda.”

A María le afecta mucho más porque es alérgica y muchas veces le es difícil conseguir medicamentos.

Durante dos horas estuvieron cantando temas de nuestra música tradicional y otros compuestos por Elio.  También interpretaron canciones religiosas, pero no lograron hacer dinero.  Por la mañana una turista les había dado un peso convertible.  Una cubana que trabaja barriendo el parque y disfruta mucho escuchándolos, les dio otro.  Fue todo el dinero que llevaron a casa.

ELIO: Mañana debe ser mejor porque es sábado y cantamos en el restaurante La Dominica, en la parte de afuera, que también hay mesas, allí van muchos turistas que nos compran el CD y nos dan propina.” me explica Elio.  Pero no se trata solo de la posibilidad del dinero, sino que los sábados y los domingos cantan más relajados, sin preocuparse de los inspectores, porque en ese lugar, a diferencia de los parques, cantan con autorización.

Elio y María cantan para un grupo de cubanos que no podrán pagarles nada. Foto: Yusimí Rodríguez

María: Tenemos ese permiso para cantar en restaurantes, pero no está aprobado totalmente.  Hasta el momento solo podemos hacerlo en La Dominica, los fines de semana.  El permiso es para todos los días, pero durante la semana en las oficinas se quejan, parece que les molesta, entonces acordamos hacerlo solo los sábados y domingos, que es cuando ellos descansan.

Llevan meses esperando la licencia que les autorice a cantar en la Plaza de Armas.  Mientras, viven asustados por los inspectores.  Esa es otra razón para cantar a partir de las tres o las cuatro de la tarde.

Elio: “De todas formas, una vez nos pusieron una multa como a las seis de la tarde, en un horario en que ya ellos habían terminado de trabajar, y no estábamos ni siquiera cantando.  Sólo estábamos sentados con la guitarra.  Nos pusieron una multa de cien pesos a cada uno.  Creo que no fue justo, las leyes deben estar para que las cosas no se vayan de las manos, para controlar.  Pero no se debe ser tan estricto.”

HT: Pero usted lleva años cantando aquí en la Habana Vieja, Elio.  ¿Nunca sacó licencia?

Elio: “Es que aquí nunca se dieron licencias para eso.  Siempre lo hice por la izquierda y me pusieron como once multas.  Empezaron a dar licencias en abril del año pasado y yo saqué esta.  Pero ahora los inspectores dicen que esto no sirve y estamos esperando desde enero.”

María: “Dicen que nos están investigando en el CDR, los inspectores nos están observando.”

HT: Pero ustedes son personas integradas al proceso revolucionario.

Elio: “Cuando empezaste a grabarla a ella, yo estaba cantando una canción que le hice a los cinco héroes.”

María: “Yo me la quiero aprender para cantarla a dúo.”

Ella sacó una licencia que les permite vender los CDs; en realidad esa licencia no es para vender este tipo de música, pero fue el mecanismo que encontraron para vender su música.

El sábado, a pesar de que llegaron temprano a La Dominica, tuvieron poca suerte.  La mayoría de la gente que comía en las mesas de afuera eran cubanos y no dieron propina.  Un extranjero se les acercó y les dio menos de cinco CUC por uno de los discos.  Ese era todo el dinero que habían hecho cuando nos encontramos, cerca de las tres de la tarde.  Les hice compañía mientras competían con el espectáculo de los zanqueros, primero, y luego con una función del Festival La Huella de España.  A María se le notaban las venas del rostro por el esfuerzo, pero era inútil.  El único grupo de extranjeros que vimos pasó de largo a varios metros de nosotros sin prestar la menor atención a la música.  Llegué a creer que cantaban ya por inercia, pero entonces su suerte cambió.

Una señora polaca que empujaba el coche de su nieta, llegó hasta nosotros atraída y se detuvo a escuchar.  Cuando terminaron de interpretar el tema les tomó varias fotos.  Al final, pagó 10 CUC por un CD.  Eso les devolvió el ánimo, pero cuando la mujer se despidió decidieron irse para no tentar la suerte con los inspectores.  Fue justo en ese momento que aparecieron un hombre y una mujer.  “¿Se van? Nosotros estábamos allá en la parada de la guagua y escuchamos la voz de la señora.  Hemos venido hasta aquí siguiendo la voz porque nos encantó.”

Se arriesgaron a interpretar dos temas más.  Estaban terminando cuando apareció una mujer que los ha escuchado otras veces.  Le había hablado a su mamá de ellos y finalmente la trajo para que los escuchara, como un regalo por el día de las madres.

María y Elio saben que de ellos no recibirán propina.  Las personas que pueden darles dinero y comprarles el disco por lo general son extranjeros.

María: “Con los cubanos tenemos un arreglo de venderles el CD al precio que nos cuesta producirlo.  O sea, con ellos no nos ganamos nada.  Son nuestros hermanos y pasan por lo mismo que nosotros.”

Pero ninguno de estos hermanos que los escuchaban el sábado podría comprarles el disco ni darles propina.  Encima, se arriesgaban a que apareciera algún inspector.  De todas formas, Elio y María cantaron con la entrega que los caracteriza.   Se veían muy felices al despedirse de mí.

HT: Llegué a pensar que hoy tampoco tendrían mucha suerte

María: “Nunca se pierde la esperanza.  Ha sido muy lindo, no solo por el dinero, sino por estas personas.  Tenemos mucho público, ¿sabes? Creo que ha sido un día lleno de espiritualidad”