La Entrevista del “NO”

Erasmo Calzadilla

Alfredo Fernández - foto: Irina Echarry

HAVANA TIMES, April 18 — Alfredo Fernández, bloguero de este mismo diario havanatimes, es también profesor de Historia de la Filosofía en una institución Universitaria; somos colegas.  Con motivo de un trabajo que estoy realizando sobre la democratización de la ciencia hice unas preguntas a Alfredo que me contestó  solícito.  Y sin más preámbulo a continuación las publico.

ALFREDO FERNÁNDEZ: Diría que esta es la entrevista del NO, pues solo en la última pregunta pudiera responderte algo diferente, y es porque es la única que no lleva respuesta de si o no.  Intentaré justificar mis “no” en cada pregunta con los argumentos que puedan darme mis escasos dos años como profesor de Historia de la Filosofía en la sede Universitaria del municipio Plaza de La Revolución en Ciudad de La Habana.

¿Alguna vez has sido consultado para intervenir de alguna forma en la confección del programa que impartes? ¿Con qué periodicidad se realiza esta consulta?

AF – Bueno, aquí tienes mi primer no. Nunca he sido consultado para intervenir en la confección del programa de la asignatura Historia de la Filosofía, la razón creo detectarla en el deterioro académico que hoy impera en la isla, específicamente en el área de las ideas donde casi se llega a la indigencia, de ahí que se vea como un monstruo a todo aquel que no se presente como Marxista.

En Cuba esta ideología es la única posible. Si en tus clases no asocias el Marxismo a toda la Historia de la Filosofía, para los “académicos” que confeccionan el programa resultarías un mal profesor, no importa que impartas la Filosofía Antigua o Medieval, época donde el Marxismo todavía no tiene lugar, igual tendrás que ver a los Filósofos Presocráticos como “Materialistas Ingenuos”, esto sin importar que los presocráticos también ignoraban el concepto de Idealismo.

Entonces, nuestros vetustos académicos piensan que el programa confeccionado por ellos es excelente y muy poco o nada debe cambiar.

Lo que he aprendido de algún profesor de experiencia para mejorar mis clases se lo debo al maestro Alexis Jardines, el profesor jefe de asignatura en mi SEDE Universitaria, el cual me ha atendido en estos dos años. Es un profesor y filósofo con una mirada  creativa y nada dogmática de la Historia de la Filosofía.

¿Crees que un programa de Filosofía impuesto desde un profesor principal sin comunicación con los docentes que lo imparten y los alumnos que lo reciben, pueda ejercer su función social de ayudar a crear hombres libres?

AF – Aquí te va mi segundo no.  En cualquier foro educacional cubano que asistas observarás que se habla de la Educación Popular de Paulo Freire hasta el cansancio, y ¿Qué es la Educación Popular?, sino fomentar una participación activa del alumno en la construcción del conocimiento que habrá de aprender -o incluso aprehender-, sin embargo, hoy los alumnos de las universidades cubanas reciben una cantidad de conocimiento -casi siempre excesivo- que ya viene “enlatado desde arriba” –cuando digo “desde arriba” me refiero a programas que fueron confeccionados con fines demasiados específicos- siendo así, la posibilidad de crear hombres libres desde el propio acto de aprendizaje resulta imposible porque el conocimiento impartido impide cualquier búsqueda creativa del alumno consigo mismo. Éste cuando más será un vocero de textos inconexos defensores del “status quo”.

Alfredo Fernández - foto: Irina Echarry

Basta escuchar las respuestas que dan los alumnos ante preguntas elementales de la asignatura, por lo general estas son innecesariamente politizadas.

Por ejemplo: te hablan de curas católicos  muy malos que someten a labradores muy buenos, si les preguntas por el Medioevo, olvidándose de la influencia del epísteme religioso en la cultura occidental y de la llegada del Ser (Ontología) a la Filosofía durante este periodo.

¿Cómo reciben los alumnos el programa actual?

AF – Respuesta que bien pudiera ser no, puesto que no es positiva.  El programa actual de Historia de la Filosofía si lo impartiera tal y como está, mis alumnos se dormirían en clase, convirtiéndose en la más aburrida de todas las materias, eso sin contar que intelectualmente no les serviría para nada.

Opino que la filosofía hay que enseñarla por filósofos, no importa que en algunos casos estos pertenezcan a una misma corriente de pensamiento, dos filósofos de una misma escuela no estructuran de igual modo su pensamiento y eso hay que hacérselo notar a los alumnos.

En cuanto al programa actual de la asignatura Historia de la Filosofía, son tantas sus deficiencias que tendrá que ser modificado más temprano que tarde, ubicándose al Marxismo como una corriente de pensamiento igual a otra cualquiera, sólo así se podrá crear un programa de estudio que escape a cualquier forma de dogmatismo.

En la confección de este nuevo programa tampoco deberá restársele importancia al mantenimiento de una constante crítica a las prácticas de producción de conocimiento y de investigación, siempre respetando la pluralidad de perspectivas y puntos de vistas que puedan emerger de los alumnos.

El profesor no podrá imponer unas perspectivas sobre otras, también el programa deberá proporcionar elementos para valorar continuamente el alcance y limites del pensamiento, manteniéndose viva la reflexión sobre el papel de la filosofía para desentrañar los enigmas de la realidad.

En cuanto a la asignatura Historia de la Filosofía,  creo que su duración  debiera de extenderse a cuatro cursos, como  propusiera hace más de cincuenta años el maestro Jorge Mañach, así se eliminarían los dos cursos de la innecesaria asignatura Filosofía y Sociedad, (la cual resulta una promoción pésima de una sociedad socialista que no tendrá lugar, al menos, de esa manera) convirtiéndose en Historia de la Filosofía I, y se cambiaría el nombre a la asignatura Pensamiento Filosófico y Social Contemporáneo por el de Historia de la Filosofía II.

También la asignatura de Historia de la Filosofía tiene que extenderse a las carreras técnicas, donde en Cuba solamente se imparte Filosofía y sociedad. Con esto aumentarían las posibilidades de hacer Filosofía a 76 grados Fahrenheit tal cual quería el maestro Mañach.