Juan Sebastián Chamorro: “Un decreto no me quita la nacionalidad”

Juan Sebastián Chamorro con Victoria Cárdenas

Victoria Cárdenas: a los familiares de los presos políticos que todavía están en las cárceles, no pierdan la esperanza. Continuemos la lucha.

Por Confidencial

HAVANA TIMES – Después de incontables reuniones, de gestionar, pedir y reclamar la libertad para su esposo, Juan Sebastián Chamorro y un número de presos políticos que crecía semana con semana, Victoria (Vicky) Cárdenas, igual que muchos otros familiares de reos, puede decir que lo logró.

El economista, precandidato presidencial, le reconoce su labor sin desmayo de abogar por su libertad, y se confiesa absolutamente agradecido con una(s) familia(s), una nación y una comunidad internacional que no se olvidó de ellos, hasta que la mayoría (222), vio la libertad, al precio de perder, por ahora, el derecho de estar en su patria.

Acerca del ‘juicio’ en el que fue condenado a trece años de cárcel, y a la intención de la dictadura de despojarlo de su nacionalidad, confiesa que ni siquiera puede sentirse agraviado. En el primer caso, porque se trató de un proceso tan burdo y tan absurdo, que uno no lo puede tomar en serio. En el segundo, porque no hay ninguna ley que pueda quitarle el orgullo de ser nicaragüense.

Este es el testimonio que brindaron a Carlos F. Chamorro en Esta Semana que se transmite por Youtube y Facebook por la censura televesiva

Juan Sebastián, Victoria, ¿cómo viven este reencuentro familiar después de 611 días en la cárcel?

Victoria Cárdenas: 611 días de separación, de dolor, de un camino difícil, en el que día a día me movía buscando la liberación de Juan y el resto de presos políticos. Saber lo que pasó hace dos días, reencontrarme con Juan, que nos abracemos con mi hija, y ver libre a todas estas personas -muchas de las cuales no conocía- me causa un sentimiento de agradecimiento, de fortaleza, de orgullo, que no te puedo explicar.

Antes de estar en El Chipote, tuviste casa por cárcel de facto.

Juan S. Chamorro (JSCh): De facto por ocho meses, y después, la captura el 8 de junio de 2021. Ha sido una odisea muy grande. Yo quiero realmente agradecer a esta mujer por todo lo que ha hecho por mí y por todos los presos. Me siento orgullosísimo. En estos días, aparte de todas las cosas en las que tenemos que ponernos al día, me han sorprendido mucho todos los detalles de la campaña, que yo escuchaba y conocía en las visitas familiares, y me decían “la Vicky ha crecido mucho en el tema de los derechos humanos. Veo sus declaraciones, y todas las cosas que hizo por mí y por todos los presos políticos, y no lo puedo creer. Estoy realmente agradecido con ella. De por vida.

Vos estás recuperando tu libertad y al mismo tiempo estás siendo desterrado por la dictadura. Victoria también ha sido desterrada. Tiene una acusación que le impediría regresar al país.

JSCh: Así es. Nosotros vamos a estar el tiempo que sea necesario aquí en Estados Unidos. Nuestra hija, a la que dejé siendo una recién graduada de secundaria, ahora es una estudiante de segundo año de arquitectura en Estados Unidos, y eso va a ayudar mucho para que estemos aquí los tres juntos.

Yo comentaba a todos los hermanos presos, la dificultad de no haber visto a mi hija ni a mi esposa en ninguna de las visitas, porque tenía orden de captura, y nunca pensé que iba a tener la bendición de estar con ella, aunque veo también el sufrimiento de mis propios hermanos que fueron separados de sus familiares, de sus hijos.

El gran ‘peso’ de tener presos políticos

¿Por qué Daniel Ortega los excarcela en un momento de recrudecimiento de la represión en el país? Muchos pensamos que esto no tiene una solución a corto plazo y, de repente, suelta a 222 de los presos políticos.

JSCh: Yo creo que es una combinación de factores. El factor ‘preso político’ era algo que tenía un peso enorme y que irónicamente, no se lo ha quitado porque tiene a monseñor Álvarez como preso político, y a los otros 39 que quedaron en las celdas.

Creo que la comunidad internacional jugó un papel fundamental, y en ese sentido los familiares Victoria, Berta [Valle, esposa del también excandidato presidencial y exreo político Félix Maradiaga]… todos los familiares que estaban fuera de Nicaragua, un poquito aislados de ese cerco represivo, hicieron un trabajo fundamental para que se hiciera este cabildeo a nivel internacional.

La última vez que entrevisté a Jared Genser, su abogado, decía: “La dictadura va a soltar a los presos políticos, los va a liberar cuando ya no pueda mantenerlos. Cuando sea un costo demasiado alto para ellos”.

JSCh: Eso es lo que yo creo que pasó, y quiero realmente agradecer a Jared por el trabajo incansable que hizo. Sobre todo, por el sentido del objetivo a alcanzar, que imprimió en Vicky para que se mantuviera con esta fuerza y esta esperanza en la liberación de todos nosotros.

Precisamente, como hay un patrón que se repite, eso ayudó mucho que alguien con su experiencia, que ha visto casos en China, que ha visto el caso de Leopoldo [López] en Venezuela, que ha visto casos en Cuba y en todas partes del mundo, ayudó mucho a orientar cuáles eran las cosas predecibles o no predecibles. En ese sentido, creo que fue valiosísimo su trabajo en la liberación de todos los presos políticos.

Dentro de la cárcel… “un día a la vez”

¿Estabas preparados para la cárcel? ¿Estabas preparado para esos más de 600 días de cárcel? ¿Cómo soportaste ese aislamiento?

JSCh: En realidad, es una experiencia que es invivible. Es muy difícil describir todas las cosas que pasan ahí. Sentirte totalmente despojado de cualquier posibilidad de movilizarte, de que tu vida depende de un carcelero… es una sensación que realmente solo estando ahí adentro podés experimentar. Existen ideas de cómo te podés preparar mejor, pero nadie puede estar preparado para un encarcelamiento de esa magnitud de tiempo.

Yo mantenía una rutina diaria. “Un día a la vez”, nos decíamos entre todos. Formamos una comunidad de apoyo entre todas las celdas. A pesar de que no podíamos hablarnos, nos las ingeniábamos para comunicarnos. Aprendimos a usar lenguajes de señas y otras técnicas, y cuando se necesitaba levantar el ánimo, siempre había uno que nos animaba.

Pese a que se denunció, la dictadura nunca permitió la lectura. Eso hacía más dolorosa la estadía, porque prácticamente pasaste 20 meses haciendo nada.

El día antes que te capturaran, habías sido citado a la Fiscalía, a una supuesta entrevista por tu condición de exdirector de Funides, para una supuesta investigación sobre lavado de dinero. Te capturaron, allanaron tu casa, y finalmente fuiste acusado y condenado por supuesta conspiración contra la soberanía nacional.

JSCh: Así es. Ellos cayeron a las siete de la noche, y fueron cuatro horas tortuosas de allanamiento de la casa, lo que también fue muy traumático para Victoria. Eso ya no logré verlo, pero sí fui informado de lo difícil que fue para ella tener a estos policías en la casa, sin ningún tipo de orden judicial, lo que indica que desde ese mismo momento, el proceso ya venía completamente viciado de toda ilegalidad, y termina igualmente viciado, por el destierro.

¿Cómo viviste en ese asalto y qué pensaste en ese momento?

VC: Fue realmente traumático. Primero, que se llevaran a Juan de esa manera tan violenta; que tantos policías armados saltaran los muros de mi casa; que lo desaparecieran, y después quedarme cuatro horas con ellos revisando cada gaveta, cada rincón de mi casa, sin saber qué iba a pasar con mi futuro.

En ese momento decidí que no volvería a mi casa, mientras Juan no estuviera ahí. Nuestra familia pasó 611 días separada. Año y medio totalmente incomunicados. Ni una llamada, ni una carta, ni una videollamada. ¡Absolutamente nada! Esa fue la parte más difícil para mí, para mi hija, y para Juan, porque todo es difícil, pero la falta de comunicación es una tortura psicológica y emocional espantosa.

El excarcelado político Juan Sebastián Chamorro. Foto: EFE | Confidencial

Farsas de juicios

Se ejecutó un simulacro de juicio en el que fuiste acusado de conspiración contra la soberanía nacional y traición a la patria. ¿Cómo se siente ese agravio, esa acusación de parte de un régimen que no tiene ninguna legitimidad para acusarte de traición?

JSCh: Como todo era tan burdo y tan ilegal, realmente ni siquiera te daba la oportunidad de sentirte ofendido porque todo era una farsa tan absurda. La sesión en la que nos impusieron los 90 días ocurrió a las tres de la mañana y a partir de ese momento, todas las audiencias fueron en la misma cárcel, o sea que la cárcel ilegalmente sirvió de juzgado. Ahí nos sentenciaron y ahí íbamos a pasar la condena, lo que es totalmente ilegal.

Con Funides, lo que pasó es que no encontraron nada. No había los millones que ellos decían y esa acusación se cayó por su propio peso. En realidad, no hallaron evidencia de absolutamente nada contra nadie. Por ejemplo, la ‘evidencia’ que me lleva a mí a la condena de 13 años, es haber escrito un chat de una línea, y eso ‘demostraba’ que yo era parte de una organización criminal.

Ahora estás libre, pero también estás desterrado. El Gobierno pretende despojarte de tu nacionalidad. Entiendo que están borrando los registros de las partidas de nacimiento de todos los presos políticos que han sido desterrados.

JSCh: La nacionalidad es un derecho inalienable. No lo va a quitar un decreto. Yo me siento tan nicaragüense el día de hoy, como lo era hace una semana. Como te decía: esto comenzó con ilegalidades, y termina este proceso de nuestro destierro con una ilegalidad absurda, que pone en evidencia el odio con el que trabajan. La verdad es que no me preocupa tanto, en el sentido de que yo me siento tan nicaragüense como siempre.

Mucho tiempo para soñar una nueva Nicaragua

¿Qué pensabas en la cárcel? ¿Qué país pensabas en la cárcel, sin tener la oportunidad de escribir, de tener un lápiz, un papel, de leer un libro, de reflexionar, discutir, debatir con otras personas? ¿Qué país imaginabas?

JSCh: Sí podíamos tener algún tipo de conversación muy calladamente con los miembros de la celda. Creo que hay bastante consenso en que debe ser un país donde el tema de la justicia va a ser fundamental. Que no se vuelva a irrespetar la fortaleza, el imperio de la ley. También la reelección… Yo creo que entre todos nosotros ahí definimos cuatro o cinco temas que forman ese fundamento de lo que hay que hacer con Nicaragua, para transformarla en el país que queremos.

El costo de atacar a la Iglesia

La condena al obispo Álvarez ha tenido un impacto y una conmoción más internacional…

JSCh: Es que no estaba en los planes de Ortega que el obispo tomara esa decisión tan valiente de quedarse, de rehusarse a salir del país, y es eso lo que genera la reacción virulenta de condenarlo a 26 años de cárcel que estoy seguro no va a pasar mucho tiempo.

¿Cómo impacta ese tipo de acciones entre los partidarios del régimen? ¿Esta persecución con saña contra el obispo, tiene acaso algún consenso, algún apoyo entre los mismos sandinistas?

JSCh: Yo creo que no ha medido el costo entre su propia gente. Nicaragua es un país sumamente religioso, muy católico, e independientemente de la ideología, son personas que siguen a sus pastores. Este tratamiento tan fuerte contra monseñor, solo lo puede debilitar más. Va a generar más división entre sus propias filas. Estoy seguro que muchos sandinistas están diciendo “Esto ya está llegando a proporciones inhumanas”.

A veces, los milagros pasan

¿Qué te deja la cárcel?

JSCh: En primer lugar, una experiencia que llevaré toda mi vida, y que no le deseo a nadie. La separación familiar es lo más duro, en el sentido de ser desposeído de tu capacidad de moverte, hacer cosas, y depender de un carcelero, porque no solo estás preso, sino que te controlan en el habla, en la falta de lecturas, en más de 400 interrogatorios en todo este período, aún después de ser condenado.

Eso yo lo pondría como lo negativo. Lo positivo es haber alcanzado mucha paz interior, que me dio la capacidad de estar más cerca de Dios, o rezar todas las noches con los compañeros de celda, en un sentido de comunidad que se creó entre nosotros mismos. Un cariño sincero, un sentido de compartir experiencias que nos va a acompañar toda la vida, y te hace pensar mucho en tu vida. Hasta dónde has llegado y qué quieres hacer.

Las personas que están viendo en Nicaragua -a pesar de la censura- esta entrevista saben que vivimos bajo un estado policial, que no hay libertad de reunión, ni siquiera de procesiones religiosas, o de ir a una parroquia. No hay libertad de movilización. No hay libertad de expresión y mucho menos libertades civiles en Nicaragua.

JSCh: El miércoles, yo estaba ya dormido a las 11 de la noche en una cama de una cárcel, y horas después estaba montado en un avión. O sea, las cosas pasan. Y esa experiencia, ese milagro de la libertad, no debemos perderlo de vista. Esos milagros ocurren. Lo hemos visto. Obviamente, estamos hablando de una dictadura bastante cruel y dura. El trabajo no es fácil, pero creo que es posible. Tengo fe de que eso va a cambiar.

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