Haiti y Cuba, una mirada poco ortodoxa (II)

Por Yusimí Rodríguez   

HAVANA TIMES, 10 julio — “Pienso en una historia mucho más descolonizada, con un momento muy especial para esos grupos africanos que más contribuyeron a formar Cuba. Y debe ser también una historia desprejuiciada, sin mitificar a esos pueblos en los que también existió opresión y esclavitud”, dijo Dmitri Prieto en la primera parte de la entrevista.

HT: Recientemente terminó el Congreso del Partido Comunista de Cuba, ¿qué piensas del hecho de que 45 o 46 años después de la fundación del Partido…?

DMITRI PRIETO: “Cincuenta, porque técnicamente se fundó al declararse el carácter socialista de la Revolución, lo que pasa es que ese documento fundacional no está por ningún lado”.

HT: Cincuenta entonces. ¿Qué piensas de que el Presidente y el ex Presidente el país se hayan dado cuenta, ahora, de la necesidad de aumentar el número de afrodescendientes en el Buró Político y el Comité Central del, dicho sea de paso, único partido político que existe en el país, o sea el Partido Comunista de Cuba?

DMITRI PRIETO: “Bueno, esto es algo que de algún modo debe reconocerse como un paso necesario y está muy bien que cada vez más personas, incluso entre las que dirigen instituciones tan importantes como el Partido o el Estado Cubano, se vayan dando cuenta de la lacra el racismo aún presente en nuestra sociedad. Esta concientización es algo positivo, pero vuelvo a insistir, habría que ver quiénes son esas personas afrodescendientes. El ser afrodescendiente no garantiza absolutamente nada. Hablamos ahorita de Batista y está también el señor Obama. Caeríamos en otra especie de racismo”.

HT: ¿No caeríamos en el peligro de priorizar la representatividad de la raza, por encima de la capacidad, el mérito? Yo no quiero ocupar una posición solo como representante de la raza negra, aunque a mí no me interesaría ser miembro del Partido Comunista de Cuba. De hecho habría que preguntarse hasta qué punto está todo el pueblo cubano representado en el Partido Comunista de Cuba y qué pasa con los que no son comunistas, qué representación política tienen. Pero volviendo a mi pregunta, ¿no será una trampa priorizar la imagen de representatividad por encima del conocimiento real para ocupar los cargos? Eso para mí implica un peligro.

Dmitri Prieto y su libro "Transdominación en Haiti".

DMITRI PRIETO: “Que no es nada nuevo. Existe en esos países donde hay una acción afirmativa y se busca la proporcionalidad, o que estén presentes aquellas personas que más se parezcan al pueblo. Mira, vamos a no presumir, el nuevo Comité Central acaba de empezar y yo creo que no conozco casi a ningún miembro, negro o blanco. Habría que conocer a esas personas y tener una idea clara de su desempeño para poder elogiarlas o criticarlas.  Pueden tener ideas espléndidas y estar realmente comprometidos con el pueblo, o ser burócratas como muchas veces sucede, y eso es aplicable a negros y a blancos.

El color de la piel no asegura más que una cuestión de imagen, que es importante, o sea la imagen de una adecuada composición de raza y género de acuerdo con lo que es la mayoría del país. Ahora, recordemos que en la antigua Grecia, que fue donde surgió el término Democracia (a la que no tenían acceso las mujeres, los esclavos ni los extranjeros) no había elecciones.

La selección de los órganos gobernantes se hacía al azar, porque solo así se garantizaba el acceso del “demos” a la “cracia”, o sea, el poder. Los griegos antiguos dirían que en cualquier sistema moderno, tanto el de Cuba como el de Estados Unidos, hay oligarquía, porque hay un grupo de personas que se presumen mejores o “más capaces” que los otros y por ello son elegidos. Y eso tiene que ver con la forma en que se organizaron las instituciones en la modernidad.

De algún modo, el esquema de lo que es un partido político o lo que es el Estado y las instituciones modernas es lo que nos lastra en gran parte, ya que la representatividad visual no es suficiente para acabar con la discriminación racial y las otras que existen, y con la ruptura que existe entre el pueblo y los órganos de gestión. Es necesario un rediseño político del cuál la lucha contra el racismo y todas las discriminaciones debe ser parte indispensable. Hay que ir más allá de garantizar los rostros negros o femeninos”.

HT: Regresando a Haití. Ha pasado más de un año desde los terremotos y Haití ya no está entre los temas más importantes a nivel internacional; puede decirse que salió del hit parade. ¿Cómo ves tú el futuro de Haití a más de un año de los terremotos y tras la elección de un nuevo presidente?

DMITRI PRIETO: “Lamentablemente, aunque he escrito sobre Haití nunca he estado allí y eso en cierto modo es un defecto. Pero todos los investigadores en Cuba sabemos cuán difícil es lo que en los países desarrollados es algo tan elemental como hacer un trabajo de campo. Aunque tampoco es un demérito. Todo eso es muy caro y constituye un lujo de los países del Primer Mundo, los mismos cuya prosperidad fue garantizada históricamente por la expoliación del Tercer Mundo.

Lamentablemente, no conozco bien a este nuevo presidente, ni la situación actual de Haití como para opinar de una manera competente. Sabemos que ha existido una gran tensión política a partir de las últimas elecciones, está la epidemia de cólera…la labor de los médicos cubanos allá la conocemos… regresaron dos personas tan controversiales y opuestas como Duvalier “Baby Doc” y el ex presidente Aristide.

“Hay un escritor comunista, Jacques Roumain, que escribió una novela maravillosa y tan indispensable para conocer Haití como “El Reino de este mundo” de Carpentier. Esta novela se llama “Los gobernadores del rocío”.  Este autor comunista -y no me canso de repetir la palabra porque es muy importante repensar ahora lo que significa ser de izquierda y todo lo bueno que hay en esos proyectos- da una descripción tremendamente poética de la vida del pueblo haitiano, nada menos que ante el cambio climático.

Estamos hablando de los años 40; el hombre predijo el cambio climático casi con sesenta años de antelación, porque ya en Haití era una realidad. Allí existe una deforestación tremenda que lleva a la escasez de agua, que es un recurso vital para producir comida y liquidar el hambre. La novela narra la lucha por el agua de una comunidad, encabezada por una joven pareja.

A él, que regresa de Cuba y vivió la experiencia de las huelgas, se le ocurre una forma de trabajo común, cooperativo, para llevar el agua a la aldea. Esta forma se llama cumbite en Creole, palabra que viene de “convite”. Esta forma de auto organización popular es la que lleva a este pequeño pueblo a tener agua y volver a cultivar la tierra. Todos los factores estatales e incluso religiosos quedan al margen.

“Entonces, pienso que el futuro bueno y lindo de Haití estaría relacionado con esta posibilidad de auto organización popular. Es lo que deseo también para Cuba. Hay que decir que en un momento tan doloroso como el terremoto, las agencias internacionales de ayuda y los estados que iban a enviar auxilio a Haití estaban esperando actos de barbarie, robos, masacres y todo lo que se puede esperar de un pueblo incivilizado.

Sin embargo hay reportes de blogueros independientes que estaban allí, de que el pueblo se auto organizó, como sucedió también en EE.UU. cuando Katrina. Crearon campamentos y brigadas espontáneas de salvamento. Y sobre todo había mucha cordialidad, al contrario del estereotipo que creaban los grandes medios para poder imponer regímenes de ley y orden, como sucedió luego, pero no a causa del pueblo sino de la forma en que se distribuyó la ayuda por parte de las tropas norteamericanas, por ejemplo.

Esto nos enseña muchísimo sobre como el racismo y el autoritarismo utilizan la misma lógica del desprecio al protagonismo del otro. Ese es el argumento del autoritarismo: hay personas bárbaras a la que se debe tratar con poder y fuerza porque si no, no entran en caja. El sexismo funciona exactamente igual. Eso fue lo que se mostró de una forma tan maravillosa y terrible después de los terremotos de Haití.

El pueblo dio respuesta al desastre antes de que llegaran las agencias, y esto es lo que teóricamente no debía haber ocurrido ni desde la lógica racista ni desde la lógica autoritaria. Entonces, el futuro de Haití, y Dios quiera que el de Cuba y el resto de nuestra América, está en la auto organización, en los nuevos movimientos sociales, en la lucha contra todas las discriminaciones que aún gravitan sobre nosotros y en la búsqueda de un ambiente cordial a través de un protagonismo popular y solidario”.

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Además del Premio Pinos Nuevos 2010 de Ensayo en Ciencias Sociales, Dmitri Prieto ha obtenido otros premios y menciones por  la investigación sobre transdominación como:  Premio Isaac Shapera 2008 a la mejor Tesis de la Maestría en Antropología Jurídica de London School of Economics (LSE), Mención  Concurso de Ensayos de Ciencias Sociales 2009, y ha realizado un grupo de ponencias y publicaciones en revistas en soporte digital y de papel.

 

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