Garrandés: La Literatura y El Diálogo

Por Osmel Almaguer

Alberto Garrandés

HAVANA TIMES, April 19 — Alberto Garrandés (La Habana, 1960) es un destacado narrador, ensayista y editor.  Ha publicado alrededor de una veintena de libros en Cuba y el extranjero.

Entre sus premios más importantes están el Premio Nacional de Ensayo de la UNEAC, en 1990 y 1998; el Premio Nacional de la Crítica, en 1994, 1995, 2000 y 2003, y el Premio de Cuento de La Gaceta de Cuba, en 1996.

Se te conoce como un crítico lúcido y sagaz, así como un prolífico narrador y ensayista. Tus antologías de cuento gozan de gran popularidad. ¿Qué nuevas publicaciones podríamos agregar a tu ya extensa obra literaria?

Dentro de lo más reciente figuran mi novela Días invisibles, publicada por la Editorial Oriente en 2009, y una antología titulada Cuentos maravillosos y escalofriantes, que publicó la Editorial Gente Nueva en el propio año.  Ambos títulos fueron presentados en la recién finalizada Feria del Libro, aunque el lanzamiento de la novela tuvo lugar un poco antes.

¿De qué trata Días invisibles?

Esta es una novela cubana, habanera.  Si tenemos en cuenta que La Habana es una ciudad barroca, por estar tan estratificada, entenderemos su abundancia en personajes muy diversos.  Hay muchas voces y la ciudad se llena de ellas.  Así que no sucede como en algunas ciudades europeas, donde los seres que van por la calle miran de un modo lateral.  Todo lo contrario, las miradas rebotan unas contra otras y se producen encuentros visuales muy interesantes. La sensualidad está en el aire.

De aquí surge una parte de la ficción.  Si piensas colocar una trama imaginaria dentro de una ciudad como esta, y utilizarla narrativamente como trasfondo, tienes que, en un nivel determinado de la estructura, hacerla participar de lo que está ocurriendo.  En esta novela la ciudad tiene la particularidad de ser trasfondo y participante, y de narrar una historia infrecuente.

Como todo allí está muy estratificado, hay personajes que no se tocan.  Pero al ocurrir un hecho fortuito y extraordinario, puede que dos personas pertenecientes a mundos separados de pronto entren en contacto y coincidan, debido a una circunstancia excepcional, que en este caso tiene que ver con el mundo de la pornografía y el negocio del sexo.

Un pintor que está en un nivel de lo real, pensando en su arte, y un buscavidas vendedor de maní, que habita en otro nivel, de pronto se ven envueltos en una trama entre lo verosímil y lo inverosímil.  Se produce un intercambio trágico, sensual, restrictivo, lleno de secretos tremendos…

¿Por qué la Habana de Días invisibles podría definirse como quimérica?

Por la tendencia al barroco… cuando trabajas y juegas con muchos personajes y tienes muchas voces que entran y salen, de pronto la realidad empieza a distorsionarse, pero esa distorsión es como una distorsión digital; la imagen no llega a desaparecer del todo, vuelve de nuevo a la sincronía entre la voz, el sonido, el color, el olor, y pudiera parecer quimérica, pero no lo es.  Las quimeras son barrocas, son construcciones difíciles de aceptar…

¿Podríamos tomar esta novela como reflejo de la cubanidad?

Yo diría que es reflejo no solo de la cubanidad; ya que se sumerge en la Habana de la superficie, la cotidiana, con lugares más “habaneros” que otros, y con puntos más representativos de lo cubano, al tiempo que lo hace en esa otra Habana más sumergida.  Porque Obispo, por ejemplo, es una calle muy cubana, pero cosmopolita, y si te desvías por Teniente Rey, por donde sale el sol que te da en la espalda, como quien camina desde el Capitolio hacia el mar, verás los solares, y estarás en contacto con esa otra Habana, tan barroca, multiplicada y estratificada como la otra, pero muy distinta, más sumergida y probablemente más auténtica.  Con esta Habana los cubanos casi nunca cuentan, pero en ella también viven personas, ocurren cosas, hay pasiones y surgen personajes.

Y sobre Cuentos maravillosos y escalofriantes

En esa antología reuní un conjunto de historias con un peso literario similar a las que están en Mundos extraños, publicado por la Editorial Arte y Literatura y presentado en la Feria del año 2009.  Aunque es un conjunto menor, es igualmente significativo porque son clásicos dentro de esa vertiente de la literatura de terror, o de miedo.

Aquí se incluyen autores como Edgar Alan Poe, que abre la antología con un cuento que hace mucho no se publica en Cuba, “El pozo y el péndulo,” y cierro con un relato muy extraño de Wells, el autor de La guerra de los mundos, titulado Los depredadores del mar, que parece un reporte escrito en el siglo XIX para la National Geographic, pero que tiene la peculiaridad de adentrarte poco a poco en un mundo que es natural y, a un tiempo, terrorífico.  También se incluyen clásicos como Polidori, con El Vampiro, Mary Elizabeth Bradon con El abrazo frío, y Frederic Marryat con La mujer loba.

¿Por qué este tema para una antología?

Este tipo de literatura tiene mucha demanda, y en Cuba son pocas las veces en que los escritores tienen la ocasión de acceder a esta fase del trabajo más reconocidamente social, para decirlo de un modo que no me gusta…. Cuando un escritor detiene su trabajo más cotidiano y se dedica a hacer antologías, está pensando ya concretamente en un segmento del público.  Y yo pienso mucho en el público cubano, en especial el joven.  Siempre me pregunto ¿por qué los jóvenes no están más en contacto con los clásicos de la literatura internacional?  Por eso es que deben hacerse antologías de este tipo. Al tiempo de que son populares, si son autores clásicos, estás complaciendo doblemente al lector.

¿Y bajo qué criterio escoges a los autores?

Buscando reunir un grupo selecto dentro de la temática y ofrecer un abanico de posibilidades literarias en varias latitudes y momentos. Esta antología en particular es euro céntrica, al menos en el sentido al que me refiero.

¿Crees que escasea el espíritu de lo fantástico en la literatura escrita por cubanos?

Por supuesto.  Es muy difícil escribir literatura de terror. La circunstancia es que tienes que plantearte un hecho que es muy sensible y complejo: esta literatura nace con el Romanticismo, o en sus orígenes, aunque siempre hubo literatura de terror, y tiene una herencia cultural muy fuerte, con escritores que se educaron durante el Romanticismo, y después el Simbolismo…

Por otra parte, tendría que decir que uno de los imperativos se halla en cómo pertrecharte de una serie de referentes culturales que no están sólo en la literatura sino también en las artes visuales, y que después pasan al cine.  Eso, si te planteas en serio escribir dentro de esa vertiente, porque hacerlo de manera superficial, con dos o tres referentes básicos, no vale la pena.

¿Crees que nuestra realidad nos aleja de escribir sobre este tema?

Es muy probable.  El escritor cubano, que es un ciudadano más y que vive en un país como el nuestro, constantemente convulsionado, participa en la vida social de manera directa, prácticamente en todos los segmentos, y yo diría que sin poder evitarlo. Vivimos en una ciudad atomizada, y eso quiere decir que es muy barroca, muy plural, y que acá la realidad es vertiginosa, las cosas cambian muy a menudo.

Siempre digo que en nuestra realidad más inmediata, cuando parece que algo va a arreglarse, se arregla, sí, pero luego se desarregla… Como esos perfumes que huelen muy bien, tienen muy buena intención (usaré esa imagen) en su olor primario, pero carecen de buenos fijadores.

Esta literatura a la que aludes se remonta a una serie de referentes que tienen cierto contacto, algunas veces muy fuerte, otras más atenuadamente, con lo sobrenatural, con lo maravilloso, y es difícil para el cubano conectar y volver a desconectar para volver a conectar con un mundo que no es tangible, que no está en el primer plano de la existencia.

Tienes que sumergirte y viajar a territorios fantásticos, de la imaginación, que ni por asomo son los que están conviviendo contigo en tanto referentes de tu vida “real,” por así denominarla.

Alguien podrá decirme que la imaginación y sus capacidades son excelentes motores de arranque, pero en Cuba la realidad está diseñada para el realismo social en sus formas más amplias y ricas.  Lo que escape de esa mainstream se constituye en aberraciones o anormalidades morfológicas o fisiológicas de la escritura en un momento dado.

En cuanto a tu trabajo en el ejercicio del criterio, una de las polémicas principales de la literatura cubana actual gira alrededor de la crítica que se está practicando. ¿Piensas, como afirman muchos, que carecemos de una crítica literaria efectiva en nuestro país?

El asunto es más complejo, me parece. Hay crítica, sí. Pero no sistemática.  Yo diría que hay algunas críticas, sobre algunos libros.  En general no existe sistematicidad, como en muchísimas otras zonas de la vida sociocultural cubana de hoy.  El hipotético entusiasmo del crítico se pone a prueba una y otra vez. ¡Falta de fijador!

De hecho, es casi un milagro que alguien, un crítico, pueda vivir como tal o en tanto tal.  ¿Por qué?   Porque la crítica se paga deficientemente.  Tienes que escribir mucho, pero mucho, para vivir de la crítica.  Y si a eso le añadieras el componente de inseguridad, endebles y provisoriedad de muchísimas cosas -el pago mediante cheques es aberrante-, sólo quedarían, como ejemplos de tenacidad y rigor, la labor de algunos críticos y algunas revistas.

Pero bueno, decir que la crítica se paga mal es poco.  Lo que sucede es que, en relación con los costos cotidianos de la vida, la crítica tiende a no valer nada.  En nuestro país muchísimas personas que son lectores y van al Sábado del Libro, digamos, tienen que escoger, con valentía, entre comprar pepinos y tomates y comprar un libro o dos (según sus precios, claro).  Estoy corriéndome del tema, pero todo eso se relaciona con la crítica y, sobre todo, con el deseo de escribir crítica. A mí me gustaría escribir con sistematicidad.  He escrito mucho, sí, y eso me salva un poco.

¿Cuales crees que sean las causas de la escasez de rigor y críticas negativas?

Son pocos los críticos que se toman el trabajo de decir que un libro es malo y explicar esa opinión.  ¿Te imaginas qué engorroso podría ser, en comparación con la displicencia crítica?  Si, como creo, la crítica literaria en Cuba tiende a ser displicente y mezquina, ¿qué podrías dejarles a quienes tienen la intención de hablar de un libro malo y decir por qué es malo?

He visto y leído libros buenos y muy buenos que pasan inadvertidos, por delante de las narices de los críticos, y van a dar al anaquel de la apatía.  Hace unos días le pregunté a un escritor, sobre cuya más reciente novela escribí un ensayo, cuáles otras críticas habían aparecido, y me respondió que sólo la mía.  Me quedé asombrado, pero me repuse de inmediato.

Uno no puede estar asombrándose constantemente.  No vale la pena.  Las causas últimas de la falta de rigor son socioeconómicas.  Parece un postulado marxista y lo es. Bueno, supongo que soy marxista, y también ortodoxo griego, y místico, y neoplatónico.  Lo digo en broma y en serio. He insisto en que esas son las causas últimas.  En nuestro país la falta de rigor es una epidemia persistente.

Te has reconocido como ensayista crítico, y no como crítico.  Ejercer el criterio en estos tiempos implica ciertos conflictos y posiciones éticas a las que te has referido.  ¿Los evitas al tomar este sendero?

El panorama de la crítica en Cuba no es alentador, y aunque puedo hacer crítica escrupulosa, académica, funcional, útil, didáctica, he renunciado a eso.  ¿Por qué?  Porque desconfío del carácter utilitario de una crítica de esa índole fuera de la academia.  Dentro de la academia, todos esos adjetivos tienen más o menos un sentido y no disfuncional.

Son didascálicos y formativos.  Pero fuera de la academia no estoy seguro de que ese tipo de crítica no se constituya en un desperdicio aburrido.  De manera que me aparto de ella cada vez más, y prefiero ensayar, escribir ensayos críticos, que en tanto territorio inestable no deja de parecerme muy atractivo y audaz, como explicación subsidiaria y, al mismo tiempo, como campo de creación que regresa, por su estructura abierta, a formas originarias del pensamiento cultural (ahora vienen a mi mente dos textos dispares, alejadísimos en el tiempo, pero congruentes: Las noches áticas, de Aulio Gelio, y El sepulcro sin sosiego, de Cyril Connolly).

Cuando tu entusiasmo creativo, activado por distintos horizontes del arte, se pone de acuerdo con la necesidad de describir e interpretar fenómenos textuales de ficción, llegas inevitablemente a ese territorio.  Y, claro está, evito enfrentarme a esos conflictos que has mencionado.  Aunque me temo que en realidad no me interesan. Las posiciones éticas están en la base de todo esto, naturalmente.  Pero mis posiciones éticas se refieren a dos o tres circunstancias cruciales de mi vida personal, y también aluden a ciertos tópicos de mi vida creativa que dan forma a mi identidad, a lo que soy como escritor.

3 thoughts on “Garrandés: La Literatura y El Diálogo

  • mala, muy mala la info, cómo no entiende que quiero encontrar un diálogo?, que les pasaa cubanos penca ¬¬
    ppor eso no llegan a ningún lado VIVA CHILE MIERRRRRRRRRDA y el copete y ron en bolsa :)

  • estoy de acuerdo con la señora, señorita, mujer, hombre de arriba, esta página deberían eliminarla por deficiente y morbosa, eso de ver penes gigantes no va conmigo

  • Este comentario está dedicado a los comentaristas previos de la entrevista:
    En primera, esta no es una info, sino una entrevista, es que acaso no saben diferenciar una cosa de otra?
    En segunda, el tono peyorativo que usan para dirigirse a los cubanos denota falta de cultura, y desprecio hacia otras personas, y eso me recuerda a ciertas tiranías fascistas…
    En tercera, no sé a que se refieren con “a ningún lado”, estamos en algún lado, cada una de las personas ocupa un lugar en el universo.
    En cuarta, por qué la yuxtaposición entre chile y la palabra mierda?
    En quinta, usan un lenguaje muy propio de ese ron que mencionan, están borrachos o son así siempre?
    En sexta, por qué eliminar una página seria y talentosa como esta, por los comentarios de dos individuos que dicen palabras obsenas? Por favor, busquen argumentos más sólidos.
    En séptima, hay conceptos de cultura que evidentemente desconocen. Si pueden hacer cosas mejores que las nuestras, por favor, entonces…

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