Entrevista con el escritor cubano Orlando Luis Pardo
Por Javier Moreno
HAVANA TIMES – Hablamos con Orlando Luis Pardo Lazo 1971 La Habana. Escritor y artista, es graduado de la Universidad de la Habana en la especialidad de Bioquímica. Alrededor del año 2000 empieza a trabajar como escritor independiente, fotógrafo y Blogger.
¿Cuál es el proceso creativo al cual, valga la redundancia, te sometes como escritor?
Desde hace por lo menos una década, trato de no leer nada. Mucho menos, literatura. Tuve que dejar de meterle ruido al motor magnífico de mi lengua. Un escritor escribe. Leer no ayuda a escribir. De lo contrario, el planeta estaría repleto de escritores. También dejé de crear personajes. Escucha cuán falso suena: crear personajes (es decir, la falacia de la falacia). Quien habita en mi escritura es Orlando Luis Pardo Lazo. Por eso me odian o desprecian o descartan o tratan como a un loco. Por eso soy fascinante. Para mí, escribir es un acto de promiscua intimidad. Cada línea es una línea de alta tensión. Cada sílaba un ciclón o al menos un cintarazo. ¿Pueden sentirlo aquí, compañeros y compañeras? Casi que está pasando ahora. Es un efecto estético excepcional. Y eso que se trata apenas de una entrevista, con perdón del entrevistador. Quiero autoposicionarme con mi escritura, ahorrarles el trabajo a los críticos literáridos. Explorar los límites y hacerlos estallar de manera eterna y efímera. En fin, decir cosas que ustedes, los cubanos, jamás creerían.
¿Qué piensas de la no inclusión de autores radicados fuera de la isla en el proceso editorial cubano?
Muy bien hecho. Para eso es el Estado totalitario. Para eso se hizo la Revolución Cubana. Por lo demás, ya tú lo has dicho: esos autores echaron raíces fuera de la Isla, ellos mismos se radicaron lejos del proceso editorial cubano. Salir de Cuba para pedir ser publicado en Cuba es un acto antinatural. Lo peor que nos puede pasar a los cubanos libres es la inclusión. Hay que defender a esa tiranía al precio que sea necesario. Es demasiado tarde para la democracia, mi amor. La libertad es un ghetto. Y, a estas alturas de una historia sin histología, solo en el apartheid hay esperanza.
¿Cuál es a tu entender la mayor falla de la llamada “revolución” en cuanto al tema cultura y sociedad?
No haber abolido a tiempo la cultura. Ahí los ideólogos de la utopía embarcaron por completo a Fidel Castro. La cultura le impidió al Hegémono implementar su visión bíblica sobre la faz de la Isla. Solo Fidel Castro sabía que otro país impensable era posible, pero estaba rodeado por una sarta de ciegos cómplices que a la postre no entendieron nada. Acaso porque leían demasiado. A ratos me compadezco del patriarca, teniendo que conformarse con vivir en la misma sociedad que deseaba desaparecer. A ratos, hablo con el profeta, de noche, en su claustro de piedra funeraria. Créeme, para construir la nueva sociedad la cultura cubana era completamente innecesaria. El más pedestre de los discursos de Fidel Castro tenía más presencia poética que la sumula patriotera de los conversacionalistas del patio.
¿Cómo ves el proceso que ocurre en la isla a partir del 11J?
El 11 de Julio fue el Opus Magnum de la Seguridad del Estado. Lo planificaron a la carrera. Y lo ajustaron en fecha y espacio, sin ningún riesgo de gobernabilidad, un parámetro que entonces estaba por el piso y que, desde esa fecha, ha vuelto a estar por los cielos. Cuba se adentra en una especie de etapa Ramfis del trujillismo caribe de mediados del siglo pasado, pero sin la maravilla de un magnicidio. Los cubanos nunca hemos matado a ningún mandatario, si descontamos a Carlos Manuel de Céspedes y a José Martí, que no estaban en funciones. Para terminar, me siento optimista respecto al Primer Centenario de la Revolución. Mira, mejor repíteme esta pregunta el miércoles primero de enero de 2059.
Planes futuros
Los de siempre. Escribir un libro ilegible, imprescindible: el primer incunable de un futuro que supure castrismo sentimental por sus cuatro costados. Ya tiene título y todo. Se llamará Towormo, que es un error de infancia que atesoro en la última astillita que me queda del alma.
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*En 2010 funda la revista Voces, revista independiente de opinión y literatura. Es autor de Casa aburrida, Espantado de todo me refugio en Trump, entre otros. Actualmente reside en Estados Unidos.