Entrevista con Amaury Pacheco del Movimiento San Isidro

Habla del encuentro en el Ministerio de Cultura del 27 de noviembre

Por Aremin

Amaury Pacheco del Movimiento San Isidro

HAVANA TIMES – Posterior al encuentro entre el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, y los delegados en representación de los centenares de personas que concurrieron a este en la tarde del 27 de noviembre, Havana Times conversó con Amaury Pacheco, fundador del Movimiento San Isidro (MSI). Habló sobre sus impresiones en esta experiencia, qué logros han significado para el MSI, la civilidad cubana y el futuro de estas interrelaciones, entre otras cuestiones.

Amaury Pacheco extiende también su mirada sobre las razones y motivos de toda una historicidad de autogestiones que llevaron al surgimiento del Movimiento y la actualidad de estas autogestiones dentro de la realidad del país.

HT: ¿Cuál es tú percepción sobre este encuentro? El debate dentro del Ministerio de Cultura, de la delegación de los 30. Cómo fue ese proceso. ¿Qué se logró?

Previamente estábamos (Iris Ruíz y yo) aquí en la casa con dispositivo policial (patrullas) en las esquinas. No podíamos salir. Sitiados, como el otro vicecoordinador y el punto neurálgico del Movimiento, en calle San Isidro y Damas, La Habana Vieja.

Habíamos estado conectándonos por las redes. Moviendo a otros niveles la información: ¿Qué estaba pasando en San Isidro y con nosotros durante esa especie de prisión domiciliaria?

El asunto estalla por la agresión del Gobierno a la sede del Movimiento, con militares camuflajeados de médicos, con batas blancas puestas. Allanan el espacio. Los presentes refieren que les dan golpes. Todo un montaje que a veces uno, como pueblo, no ve.

Los retiran por sospecha de Covid-19, porque llegó a la sede Carlos Manuel Álvarez, un periodista de El Estornudo, que decía venir de los Estados Unidos.

Inmediatamente que van a hacer el ataque a San Isidro (la noche del 26 de noviembre), percibimos que habían retirado los dispositivos policiales.

Nos enteramos que un grupo de personas, artistas de teatro y de cine, coordinan plantarse frente al Ministerio de Cultura. Creando una masa crítica poderosa, convocando a toda la gente para que se personen allí.

Entonces me digo: “Si esas personas se están reuniendo por la Libertad de Expresión. Por lo que estaba sucediendo en San Isidro. Pidiéndole un diálogo al Ministro de Cultura. Voy a ir allí”.

Llegamos cerca de las 5 pm, ya había alrededor de 200 personas, que coreaban con mucha intensidad. Había alegría, pero había también determinación de estar en ese lugar.

A mí me agradó mucho. Nos dimos cuenta de que la situación de San Isidro despertó un ánimo que lo sobrepasaba, más allá de él mismo. Por lo tanto, llegó a nivel social la conexión.

Buscando la conectividad

Eso es importante, pues una de las cosas que el MSI busca es la Conectividad. Que se creen espacios múltiples. O que la gente se conecte desde sus propias experiencias y desde sus propias técnicas y luchas, y métodos pacíficos de lucha social.

Cuando llegamos ya había una lista de personas. Tenían incluidos a Michel Matos, Aminta D´Cárdenas, Claudia Genlui y Catherine Bisquet, esta última no es del Movimiento, pero sí una de las huelguistas que estuvo en el centro neurálgico de San Isidro. Yo no estaba incluido, pero cuando llegué, por ser del Movimiento, decidieron ponerme en la lista. Eso se hizo de manera democrática. Yo ni participé.

Me asombró ver la cantidad de presentes, que normalmente no se mueven para estas cosas, como personalidades artísticas y así, que se relacionan con instituciones estatales y se pueden ver afectados.

Bueno, ahí se tomaron algunos puntos. Que no los recuerdo todos, pero iban desde lo general hasta lo particular. Se hablaba del FreeDenis, que era tema principal en las demandas del Movimiento San Isidro y todos estaban de acuerdo.

FreeDenis (el rapero preso) y se levanta la Huelga de Hambre, era la propuesta de diálogo que nosotros teníamos, con su protocolo. Reintegrando a Luis Manuel Otero a su casa, que estaba intervenida y clausurada.

No fue el Movimiento San Isidro el que llevó eso. Nos sumamos y participamos de esa Coalición.

Fue muy democrático y tratado inteligentemente. Eran de diferentes manifestaciones del arte y decidieron que esos puntos eran muy importantes también para llevarlos allí.

Artistas con sus propias luchas

Tenían sus propias luchas, porque la gente de teatro, de cine, de artes plásticas, estaban vindicando una serie de agendas importantes sobre los espacios independientes, sobre necesidad de cambio en lo estructural, cosas de la Asociación Hermanos Saíz. Aquello era heterogéneo.

Eran puntos que tocaban la realidad social cubana, por ejemplo: demandas de ciudadanía de manera general; de libertad de expresión: derecho al disenso: a la creación libre; que cesara el hostigamiento el descrédito y la difamación; no más violencia policial; no más odio político y así.

Un muchacho, Yunior García Aguilera, con mucho talento y carisma, logró organizar aquello y era quien sostenía el diálogo previo con el Ministerio.

Estaban allí desde las 10 de la mañana y como a las 11 de la noche es que nos reciben. No estaba el ministro.

Entramos una delegación de 30 personas para establecer el diálogo con el viceministro. No querían aceptar a algunos, pero se pujó muchísimo y entró el MSI.

No se pudo trasmitir directamente lo que estaba sucediendo, porque nos quitaron los móviles. Esta situación a puertas cerradas, se convirtió en un espacio muy secreto con respecto a las libertades actuales en las redes sociales, donde todo se transparenta. Nosotros tenemos múltiples versiones, las de todos los que participaron allí.

Se habló directo, a camisa quitada

Quiero decir que se habló directo, duro, a camisa quitada. Le dijimos todo lo que se pensaba. Lo que pensábamos del Gobierno, de la necesidad de la sociedad civil, de la Constitución y del apego que tenía que tener el Gobierno a ella. De los Decretos-Ley 349 y 370, que de alguna manera han creado un sismo.

La 349 criminaliza toda la difusión y promoción del arte. Y el 370 criminaliza la comunicación a través de las redes.

Sabemos que, para el MSI, eso no era la instancia para discutir ciertos asuntos agendados, pero de alguna manera pensamos que se abría una oportunidad que no había existido hasta ahora de que con grupos -de los que ellos llaman contrarrevolucionarios, disidentes, pero realmente de manera independiente- el Estado asumiera abrir sus instituciones para establecer un diálogo.

Yo pienso que, al mismo tiempo, el Gobierno jugó en ese sentido, para decirle a la Opinión Internacional que sí hay un diálogo con el Movimiento, pero no directamente, sino es a través de una Coalición que representa un marco más vasto de las problemáticas del arte, la sociedad y las libertades.

Más amplio, porque eran más personas y más agendas. Pero en realidad el Movimiento San Isidro se dedica a promover los derechos culturales, las libertades, es decir, estaba en sintonía con lo que nosotros buscábamos.

Fue impresionante la manera en que nos comportamos y la manera en que respondimos. Me recordó a los cardúmenes y a las parvas de las aves que se mueven a un ritmo. Había como un latido interior, independientemente de la diversidad de peticiones.

Saliendo de los miedos

Había un ánimo muy potente de decirle al Gobierno que no había temor. Que las más de 400 personas afuera no tenía temor y eran representados por esa delegación y que en algún momento determinado tendría que hablarse con todas esas personas, con las cuales se había llegado a un consenso para este diálogo.

Por lo tanto, que esa generación haya salido de sus propios miedos, como todos nosotros hemos salido de nuestros propios miedos para hacer lo que hacemos, es un gran ejercicio a nivel nacional y una apuesta de que en Cuba sí hay molestia social. No es cierto que el Estado esté controlando lo que pasa. Hay molestia social. Sí hay depauperación social. Sí se necesita un cambio político, un cambio estratégico en la manera de cómo construir la nación.

Todo afuera se hizo en voz alta. Cada individuo estuvo de acuerdo con esas demandas. Algo básico que los mantuvo frente a ese Ministerio de Cultura.

Rompimos el temor. Y nos miramos, nos reconocimos y nos articulamos. Ese es el poder que hubo ahí. Y abrimos las puertas a que el Gobierno tuviera que dialogar bajo presión, porque la gente estaba en vítores allí. Que no nos íbamos hasta…

San Isidro había echado a andar la luz. La chispa que conectó a muchas personas.

Había allí muchos artistas, pero estábamos hablando de ciudadanía, del derecho individual, de los sociales, de muchos tipos de derechos…de derechos humanos. No solamente de derechos culturales. Temas abarcadores, pero muy centrales.

Despertándonos como ciudadanos

Hicimos las prácticas que queremos también como país. Son ejercicios peligrosos, pero son, como con el cuerpo: los músculos, la mente, las neuronas, todo se mueve, por una acción específica. Es la práctica que hemos desarrollado en San Isidro, lograr que despertemos a ser ciudadanos.

Ser persona es una fase importante, pero ejercer la ciudadanía refleja las partes que restan que solas no funciona. La persona es como lo más humano. El individuo es de sus propias cosas, cómo lo hace, cómo llega, cómo avanza en su propia vida. Y el ciudadano es ya frente a las leyes, cómo lo ordena, su nivel en la situación que está, desde el punto de vista social.

Era muy importante ese punto de la ciudadanía y de las prácticas de la democracia, del consenso, que es algo al parecer que esta generación lo tiene de sí.

Porque si estás por debajo del totalitarismo, puede emerger la brizna de la democracia. Ponernos de acuerdo. Llegar a agendas que podemos echar todos de conjunto y no a través de una verticalidad o un espacio dictatorial.

Foto de archivo de la sede del Movimiento San Isidro

Nosotros del MSI participamos, pero fue la sociedad civil pronunciándose

Volviendo a ese día. No hubo un diálogo con el MSI. Nosotros participamos de algo más vasto, que es la sociedad civil pronunciándose. Y esa sociedad civil nos dijo: “Oye sí, queremos llevar sus puntos, porque son importantes, hay alguien que está muriendo”.

Entró con nosotros Fernando Pérez, cineasta muy respetado. Él dijo que no iba a hablar, pero al ver las propuestas y alocuciones, lo que las personas estaban hablando, decidió ponerse en tono con lo que estaba sucediendo en ese lugar.

Eso fue importante, dejó visible el involucramiento de diferentes capas generacionales también. Y cada capa generacional tiene su historia social en Cuba, con características particulares. Ahí concurrió un acordeón y salió el sonido al unísono.

El representante del Gobierno respondió que podrían resolver las demandas dentro de la línea artística y cultural, pero que había otras a conversar con otras instituciones o ministerios e hizo apuntes y dijo que todo eso era a través de procesos.

Se crearon vínculos de encuentros, una plataforma de diálogo particular con algunos sectores de las artes y de los gremios. Como los temas eran muy generales, lo aplazarían para verlos con el ministro de Cultura, porque necesitaban seguir dialogando.

Se harían conferencias de prensa, en las que se va a plantear qué es lo que pasó allí. Porque “…nos debíamos a las personas que estaban afuera”.

La urgencia de vidas en peligro

Pero había una urgencia, en el caso nuestro (MSI), porque eran vidas en riesgo. Las otras demandas podían llevar un proceso más lento, más pausado o al unísono, porque la sociedad no se para por una sola cosa.

Mucha gente que seguía la tensión que había en la sede de San Isidro, sintieron como que se había parado el Movimiento y no es real.

Diría que es un diálogo que hay que destrabar. Los canales de la política interior de Cuba van muy lentos, pero si no tienes posicionamiento en el espacio público y espacios de tensión, no hay puntos que permitan la negociación.

Cuando salimos de la reunión, los acuerdos logrados incluían: un canal de diálogo con las instituciones culturales. Interesarse por la situación de Denis Solís González y Luis Manuel Otero Alcántara “con urgencia”. Los artistas independientes podrán reunirse sin ser hostigados. Entre otras, como la garantía de regreso de todos los congregados allí, en el Ministerio de Cultura, a sus casas sin hostigamiento policial.

El Gobierno dice: “No me presiones”. “Nosotros no trabajamos con presión”, pero hay que presionarlos. Y ellos nos presionan todo el tiempo. Y como dijo una muchacha al viceministro en la reunión: “Nosotros no estamos aquí para presionar, nosotros estamos aquí para darle una oportunidad a ustedes de dialogar y transformar esta realidad”. ¡Bien dicho!

Es como decir: Nosotros te estamos dando la oportunidad a ti, porque esto va a seguir. Esto va a ser más grande. Esto tú no lo vas a parar, porque estás viejo. Estás fuera de todo. Estás oxidado como Estado.

No entiendes qué es lo que está sucediendo. Las nuevas generaciones no están entendiendo estos viejos procedimientos, por lo tanto, te estamos dando la oportunidad de que tú, de alguna manera, puedas renovar tus propias bases.

Tenemos que unirnos

Ha sido una gran ganancia. Nos dimos cuenta de que sí, que éramos más: “Oye, ¿tú también tienes problemas? Tenemos que unirnos”, pero fue espontáneo, bajo la chispa de la acción en San Isidro.

El Gobierno podrá amañar ese encuentro, pero ya definitivamente cambió la realidad cubana. Sabemos ahora mismo que esto se replica en Matanzas. Pensamos que puede escalar a nivel nacional, que sería otro nivel.

Mi experiencia es de no creerle al Gobierno, porque todo lo manipula, su versión oficial en discursos.

Hay un juego, pero al mismo tiempo nosotros entramos y lo vamos a ensanchar, porque lo que sucedió allí no tiene precedentes históricos en estos 60 años, según me dicen.

San Isidro tenía su línea de propuestas, que no habían terminado, porque Luis Manuel y Maykel Osorbo estaban en huelga, porque San Isidro tiene estrategias muy claras. Nuestros reportes están claros y están en nuestras páginas.

Desde la lucha contra el decreto 349

El Movimiento San Isidro ha cogido mucho prestigio debido a sus campañas exitosas. No te puedo decir otra cosa que la verdad. Desde el 349 hasta la fecha, pasando por todas las agresiones que le han hecho a Luis Manuel y que se han convertido, a partir de las acciones de nosotros, en campañas exitosas.

Yo estoy muy agradecido, principalmente de todas esas personas, de todos esos jóvenes, porque muchos eran jóvenes, que hayan dicho ¡BASTA! y hayan optado por pararse frente al Ministerio de Cultura.

Y nosotros sabemos qué les pasa a las personas que se pronuncian de manera contundente en el espacio público cubano, porque sabemos que la calle es de los “revolucionarios”. Es un coto privado del Partido Comunista. El espacio público está muy estrecho. Yo diría que está prácticamente cerrado, ya que es para ellos.

Esta práctica abrió el espacio. Ya por siempre, eso el Gobierno ya no lo puede quitar y ahí se pueden impulsar otras cosas, de hecho, están sucediendo. Por lo tanto, agradezco mucho la oportunidad de haber estado en este momento y que nos hayamos puesto de acuerdo, a pesar de que la gente sabe qué le sucede a las personas que se plantan de esa manera.

Notas:

*En este encuentro con el Ministerio de Cultura es que se conocen que Luis Manuel Alcántara se encontraba hospitalizado. Desde su detención hasta ese momento no se había tenido noticias de su paradero.

**Hubo una actualización en la entrevista por respeto a los últimos acontecimientos.

***1-La entrevista continuará en una 2da parte, con la valoración que hace Amaury al respecto de qué es el Movimiento MSI, cuáles fueron y siguen siendo sus motivos-objetivos. 2-Un recorrido por los procesos y avatares que pasan por diferentes modos de organizar, la cooperación, el ejercicio de la civilidad desde OmniZonaFranca hasta el Movimiento San Isidro.

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