El jazz es una forma de vida

Entrevista por Irina Echarry

Alejandro Falcon

HAVANA TIMES, 12 dic — Dentro del movimiento musical cubano hay un boom del piano. Numerosos son los jóvenes que incursionan en este instrumento, la mayoría ha resultado premiada en el JoJazz, un Festival que  ha devenido en plataforma importante para los que se inician en el mundo del jazz. Alejandro Falcón es uno de los más talentosos, HT se acercó a este muchacho para conocer sobre su vida.

Enseguida accedió a la entrevista y contó, entre otras cosas, su paso por las orquestas de Paulo FG, Orlando Valle “Maraca”, hasta llegar a su carrera en solitario donde colabora con Waldo Mendoza, La Academia, Jorge Reyes, Polito Ibáñez, Raúl Paz, Robertico García; además de dedicar tiempo a su cuarteto Cubadentro.

Falcón es un joven optimista y amante apasionado del jazz por eso imagina a Thelonius Monk caminando por las calles de Pueblo Nuevo, en Matanzas. Estará presentando en el festival Jazz Plaza (15-18 de diciembre).

¿Cómo llega la música a tu vida? ¿Dónde estudiaste?

ALEJANDRO FALCON: La música me llegó de manera familiar, mi papá toca la guitarra, la armónica y el acordeón muy bien. Como mi mamá estudió pintura siempre estuve ligado al arte. Aprendí desde chiquito la guitarra yo solo, mirando a mi papá cómo ponía los acordes. Cuando estaba en tercer grado comencé a estudiar la guitarra, luego dije: “no, yo necesito un instrumento más grande, más amplio, que sea más orquestal, que llene más, que satisfaga más mis expectativas con la música”. Y diez años después fue que comencé con el piano.

Mientras estudiaba empecé a tocar la música popular con varias orquestas de mi provincia, toqué al lado de un maestro como Pichardo (un excelente trompetista que había sido integrante de la Riverside y actualmente es uno de los mejores profesores de trompeta que hay en Cuba) y fui avanzando muy rápido.

Ya en la ENA mi vida cambió: llegué a la Habana, comencé a descubrir un mundo nuevo. A finales de los 90 todavía no había escuelas de nivel medio en Santa Clara ni Santiago y lo mejor de Cuba se reunía en la ENA. El sueño de todos los músicos era ir allí donde habían estudiado El Tosco, Melón, Alain Pérez, Tony Pérez, Jorge Luis Prats, todo el mundo había pasado por la ENA después de la revolución.  Allí conocí a excelentes jazzistas como Ariel Bringuez, saxofonista; Luisito en el saxofón; David Virelles, El Negrón, los Vistel. El ambiente que reinaba  en aquel momento era de tocar, de estudiar mucho.

Seguí perfeccionándome en la música clásica y en cuarto año de la ENA me presento al Jojazz.

¿Habías estado antes en la competencia?

Había estado en años anteriores acompañando a Jorge Vistel el trompetista, él obtuvo segundo lugar, y había acompañado también a otros muchachos del Conservatorio Amadeo Roldán.

¿Pero tú no habías concursado todavía?

No, todavía. Entonces en cuarto año concurso y obtengo el Premio Especial del jurado donde estaba Chucho Valdés. Eso me hizo muy bien para mi carrera aunque en aquel momento tampoco pensaba en lo importante que era ir al Jojazz.

¿Y por qué fuiste, por embullo?

No, no fue por embullo, fui porque quería mostrar mi música. Pero bueno el Festival ya iba cogiendo mucha fuerza, y posteriormente en mi carrera influyó mucho en lo que he hecho sobre todo en el jazz. Porque bueno ya después que obtuve ese premio me llamaron para que formara parte de la orquesta de Paulo FG.

¿Con qué otras orquestas has tocado?

Sí, estuve dos años y medio, casi tres con Paulo FG, cuando decidí irme de la orquesta había aprendido mucho de la música cubana, había viajado por Europa, Bahamas, México, compartido escenario con el Combo de Puerto Rico, La India, Marc Anthony, muchos salseros, me presenté en varios festivales con él, adquirí  más experiencia en la parte profesional. Ya después decidí que quería seguir mis estudios a nivel superior y Paulo me coincidía mucho con eso. Entonces ingresé en el Instituto Superior de Arte en el perfil de composición contemporánea, música contemporánea y clásica. En primer año del ISA me llaman para la orquesta de Orlando Valle “Maraca”.

Otra gran experiencia, me imagino

Bueno, giré el mundo entero, me presenté en los mejores festivales del mundo: en Marciac Jazz, festival de Francia que es en honor a Wynton Marsalis, en Vancouver Jazz Festival que junto a Edmonton Jazz Festival y Montreal Jazz Festival es uno de los más impresionantes festivales de jazz del mundo, con Herbie Hancock, Chic Corea, todos los grandes jazzistas pasan por ahí. Estuve en PoryJazz Festival y conocí a  Randy Breckert, Marcus Miller uno de los bajistas más famosos del mundo, Víctor Bailey otro de los mejores bajistas de Estados Unidos y el mundo  que estuvo en Weather Report junto a Joe Zawinul y Jaco Pastorius. Compartí escenario con Gal Costa, en Barranquijazz en 2005, hice el Festival Cervantino en 2005 también, por 33 ciudades de México que es el más importante de las artes de toda latinoamérica. En Francia nos presentamos en el Festival de Vienne junto a Chucho Valdés, en el de Malta en 2009, en Estambul Jazz Festival 2009 Turquía, también en los prestigiosos clubes de jazz New Morning y Lionel Hamptom de París. Maraca me sirvió de mucha experiencia en lo que es el jazz latino y la música tradicional cubana, aprendí mucho.

¿Cuándo decides seguir solo?

En el año 2008, estando con Maraca dije, “bueno, ahora llegó el momento de hacer mi carrera en solitario, de ser Alejandro Falcón, ya pienso que tengo todas las armas tanto musicalmente como personales, o sea maduré como persona”.

Y fundaste el cuarteto.

Fundé el cuarteto Alejandro Falcón y Cubadentro, en el cual estaba Keisel Jiménez y Sergio Raveiro que tocaban conmigo en la orquesta de Maraca. Actualmente Keisel es el baterista de Habana de Primera, el bongosero y timbalero; y Sergio Raveiro es el bajista de Pablo Milanés. Estaba también Jorge Molina, un excelente músico que tocaba con Habana Ensemble.

¿Dónde te presentaste por primera vez?

En octubre de 2008 en los jardines del Mella, en un espacio que me dio Alexis Bosch que es como si fuera mi papá en la música y  es el productor de mi disco. Luego me volvió a invitar Cubajazz e hice varios temas. Y así me fui presentando, toqué con el cuarteto en la Gala Homenaje al danzón que se hizo en el Jojazz 2008, ese fue mi primer concierto grande como solista, en el Teatro Mella.

Sí, yo te vi ahí.

Siempre me gusta en las peñas llevar un cantante, que no sea solo jazz, para equilibrar y que vaya todo tipo de público aunque sea el jazz el fuerte de lo que hacemos. Y bueno fui haciendo mi trabajo con el cuarteto, comencé a colaborar con Waldo Mendoza, estuve un período más o menos de año y medio, casi dos, hasta 2011.

Waldo Mendoza es el cantante ¿tú lo acompañabas al piano?

Lo acompañaba y le hacía los arreglos, era el director musical de la banda. Pero siempre como Alejandro Falcón, con mi carrera en solitario y colaborando con muchos artistas. Con él hice una gira nacional y empecé también con Habana de Primera como pianista suplente, una orquesta donde están todos los músicos jóvenes del momento, estuve con ellos en una gira por México. También trabajé un tiempo con Mayco el cantante, seguí con Waldo y en septiembre de este año grabé mi primer CD Claroscuro, con la disquera Colibrí.

Ya has mencionado el disco dos veces, cuéntanos.

El CD es con mi cuarteto e incluí a varios invitados. Grabé Danzando entre puentes, de mi autoría, donde canta Mario Rivera e interviene el saxofonista Germán Velazco, es un danzón muy diferente que tiene un  saxo soprano, algo muy novedoso, siempre en el danzón está la flauta y traté de hacer algunos cambios al género.

También tienes una versión de Las Alturas de Simpson.

Sí, es un homenaje a Miguel Faílde.

¿Por qué el danzón?

El danzón va bien en mi carrera primero porque mi cuarteto se llama Cubadentro, yo trato de defender siempre la música cubana al máximo, la voy mezclando con todo lo que aprendo. A mí me gusta oír lo mismo a Los Muñequitos de Matanzas o Yoruba Andabo que una ópera de Verdi, que voy a ver a Michel Legrand que a Michael Chandler tocando el piano, soy muy abierto a todo género musical y así, pienso, es como está funcionando el mundo en general.

Los grandes músicos para mí son los que hacen bien todo tipo de música, es un oficio. Ya sea acompañando a un cantante lírico que tocando pop, que es muy difícil, cualquier cosa es muy difícil: entrar en el mundo de los teclados electrónicos, acompañar un trío de jazz, hacer un arreglo para jazz band o tocar con orquesta sinfónica, todo es muy difícil y si tienes la oportunidad de hacerlo, pues bien ¿no? Todo está de acuerdo a tus posibilidades y el empeño que le pongas.

¿Qué otros invitados tiene el CD?

En el disco hay tres versiones: La Malagueña de Ernesto lecuona, Alturas de Simpson y Longina, con Waldo Mendoza, César López y Omara Portuondo. También invité a otras personas con las que ya había compartido escenario: Alexander Abreu, Cubajazz, y Mayito al que siempre he admirado mucho. Son grandes artistas que me presentan a mí como joven. Algo muy saludable para el marketing. Y ya después que grabé el disco me fui de gira a piano solo por Egipto invitado por la Embajada de Cuba en Egipto a hacer varios conciertos.

Me presenté en la sala Al Goury, la más importante del Cairo. Hice varios conciertos en la Citadel, en el festival Jazzmanía junto a músicos como Richard Galiano, un excelente acordeonista francés y varios músicos alemanes, de EE.UU, Fati Salama, un egipcio que conocí allá que tiene premio Grammy y mezcla la música árabe, egipcia con el jazz. Me presenté con un grupo que se llama The Nuvian Drums, que toca los tambores y flautas típicas de los nuvios, música folklórica del sur de Egipto e hice una fusión de jazz cubano con ellos.

Al paso de mi carrera como jazzista también he hecho mi carrera como compositor de música clásica.

Eso no lo sabía, te conozco como jazzista.

Bueno, participo en todos los festivales de música contemporánea. Por ejemplo el día 30 de octubre se estrenó una obra mía para piano en la sala Villena de la UNEAC  y hace dos años  la Orquesta Sinfónica Nacional presentó una obra mía que se llama Raíces profundas, mi monte espiritual, que fue mi tesis del ISA y la dirigió mi maestro Roberto Valera. Yo tenía 28 años, fue algo supergrandioso que la Sinfónica estrenara mi primera obra, ya tengo tres. Cuando uno hace una obra no es lo mismo escribirla, imaginarla, que cuando lo ves ahí en 90 músicos tocando.

¿No intervienes como intérprete?

Toqué el piano, el tercer movimiento y toqué el teclado porque en la obra hice un estudio de la cultura bantú en Cuba, sobre todo en Matanzas. Para eso entrevisté a varias personas: a Risdy Chaván un profesor de percusión y que toca también percusión afrocubana, al Nene, gente de mi barrio Pueblo Nuevo que practican la religión y saben qué es la religión bantú, el palo. Traté de llevar esos  toques  y cantos de prenda, la macuta, la yuca y el palo a la orquesta sinfónica, pero no los tambores yuca a la orquesta sino los instrumentos convencionales como el contrabajo, el oboe, la flauta haciendo lo que hace el tambor y los cantos.

Trabajas con muchas personas además de tu cuarteto

Sí, estoy trabajando también con  el grupo de Raúl Paz hace un tiempo, con Polito Ibáñez y con Leo Vera, alternando en el pop porque también hay que hacer música comercial. La música popular te da para vivir, porque sinceramente del jazz…

¿El jazz no es tan comercial?

No es tan comercial y en Cuba no hay mucho hábito de escuchar el jazz… hay cultura, haces un concierto y la gente va, no te digo que no, comparada con Latinoamérica y muchos países del Tercer Mundo tiene mucha cultura, pero no es lo que nos caracteriza, más bien aquí la gente va a la Tropical a bailar. El público cubano es muy inteligente. Cuba es un país muy rico y tenemos una cultura que deviene de siglos: nosotros tuvimos la primera Academia de Pintura de Latinoamérica, aquí se toca el piano desde el siglo XIX desde Saumell, Cervantes. Aquí hay tantos pianistas jóvenes porque ya hubo un Cervantes, un Lecuona, Bola de Nieve, Lilí Martínez, Antonio Maria Romeu. Hay una tradición de piano.

Volviendo al jojazz. En las distintas ediciones del Festival he hablado con algunos estudiantes de música (concursantes o no) y todos coinciden en que no se estudia el jazz en las escuelas, así y todo son muchos los que se animan a participar año tras año en este concurso y la calidad es buena. ¿Qué piensas de eso? ¿Por qué crees que no se estudie ni siquiera como asignatura?

Si te digo la verdad, pasa lo mismo que con la música popular, un día estaba hablando de estas cosas con mi maestro Valera y él me dijo que en Polonia en la época que él estudió allá querían hacer un conservatorio de música popular y fracasó. El problema es que la música popular se aprende por tradición y hay un error que yo veo en la enseñanza en Cuba y es que la música, no el jazz, la música cubana no se estudia en las escuelas, ni se toca, nosotros tocamos música cubana porque la sentimos y porque tenemos esa influencia muy fuerte, la aprendemos más bien por tradición.

Pienso que se debería enseñar un poco más, no quiere decir que porque se enseñe vamos a tener mejores músicos populares de los que tenemos porque para la música popular tienes que nacer con la bomba. Ahora las escuelas se han abierto, las épocas han ido cambiando, cuando existía el campo socialista hubo muchos profesores europeos en Cuba y eso fue buenísimo porque los cubanos tenemos la técnica muy depurada por la influencia de esa escuela europea.

A ti te preparan para ser concertista: “Tú vas a ser pianista”, pero no te enseñan a ser pianista acompañante, por ejemplo: puede haber una asignatura que sea Arreglista, como había antes en la época de los años 40, 50, había gente que arreglaban boleros y todo tipo de géneros de la música cubana.

¿Y ahora no la hay?

A mí nadie me enseñó a arreglar ni me enseñó el tumbao, nadie me enseñó el jazz, yo aprendí solo. Después cuando fui a Londres me compré mis primeros libros de jazz The Bud powell, The jazz theory book, pero aquí no hay libros y uno aprende solo. Pero eso también es muy natural porque tú tienes tu interés y si quieres lograrlo aprendes, o sea que es muy difícil hablar de si tiene que haber una escuela o no. Yo creo que sí se debería tocar más el tema y que los músicos que tienen un nivel ya en la música popular vayan a impartir clases a los muchachos que están empezando.

¿Pero no abrir una academia como tal?

Motivarlo es muy importante. Es verdad que los muchachos se quejan, yo también me quejaba, en la escuela todo es clásico, incluso, hubo una época en que tú tocabas música cubana y no se veía bien.  Pupy para mí es un maestro que yo respeto mucho y sus tumbaos son excelentes, ha aportado a la música cubana grandísimas cosas. Hay un extranjero que le hizo un libro a él y a Melón que era el pianista de Isacc Delgado. Y ese libro de Pupy yo no lo he visto aquí, ahorita los daneses tocan mejor los tumbaos que nosotros.  Lo que pasa en otros géneros como la rumba, es que como es tradición eso se queda. Por ejemplo Los Muñequitos de Matanzas son de La Marina, de Simpson y allí tú aprendes por tradición: tu tío era el quinto de Los Muñequitos y te enseña, y tu papá era el que cantaba la diana y te enseña y eso no se va a perder.

Bueno, aunque no se imparta como asignatura hay muchos participantes en las ediciones del Jojazz y después el premio les abre una puerta. ¿qué importancia le ves desde el punto de vista personal (aunque ya me dijiste algo) y desde el punto de vista de aportes musicales al país?

Imagínate el aporte musical es algo muy lindo, el Festival lleva más de diez años y cada vez se va enriqueciendo de nuevos valores. Hay una generación del 2000 al 2010, o sea la gente que en esos años ya teníamos 20, hemos sido casi todos del Jojazz, casi todos los jóvenes jazzistas que hay en Cuba ahora mismo de esta vanguardia nueva pasamos por el Jojazz. Tanto el Bringuez, Ernesto Camilo, si mal no recuerdo Alejandro Vargas, los Vistel, todo el mundo.

¿Y Rembert Duarte?

Claro Rembert Duarte, Abelito Calderón, Aires de Concierto, Michel Herrera, todos han pasado por el Jojazz, algunos con mención otros con premios, o sea, que el Festival ha aportado muchísimo,  toda una generación nueva. Es muy importante, que se mantenga y que siga siempre.

¿Estás al tanto de los músicos más jovencitos?

Sí, sí, a mí me gusta colaborar con todo el mundo. Ya te dije que lo mismo toco con un cantante pop, que timba, clásico, lo que sea y con los jóvenes siempre que me llaman toco. Incluso me han llamado a grabar y lo he hecho, dos veces he sido jurado del festival.  El jojazz te abre muchas puertas para tener después tu disco. Si obtuviste el primer premio tienes derecho a un disco.

Alejandro, compones música sinfónica y jazz. ¿cómo lo haces: te baja la musa y escribes o es una idea que ya estás pensando y la desarrollas con más calma?

Eso es muy relativo. Cuando empecé a componer a los 18 años estaba en la ENA, hice una obra para piano y la toqué en un examen.  En ese tiempo sí era más bien por la musa. Ya después de los cinco años del ISA, que he seguido mi carrera como compositor, pues ya es un oficio. A veces tengo la musa, siento algo en mi corazón y quiero escribirlo. Otras veces lo hago porque sé que quiero hacer algo grande. Digo: “bueno, voy a hacer una obra”, la pienso y es como si fuera construir un edificio al que siempre le pongo el sentimiento, porque una obra de arte si no la sientes nunca va a ser una obra de arte. Por ejemplo Danzando entre puentes lo hice porque lo sentía, es mi tierra, no sé, pero hay otros temas que he hecho que son más bien de oficio, que quiero hacer un tema bonito y sale porque sale la música.

Nos hablaste de un primer disco, ¿es que tienes más?

No, Claroscuro es el primero y único, pero he colaborado en otros. Con Maraca, con Will Campa, con el Peje, baterista de Chucho, también grabé con Beatriz Márquez, he grabado bastante ya sea un track (un tema) como discos completos, he grabado casi en 12 discos.

Cuando soy parte del público me parece que el jazz como género tiene una atmósfera diferente a otros géneros musicales, ¿tienes una definición de jazz?

Bueno la definición de jazz viene, para mí, porque siempre hay que ponerle un nombre a algo. Entonces había que ponerle un nombre, pero nadie sabe quién inventó el jazz. Es como la rumba, nadie sabe quién la inventó, ni la sinfonía, aunque la hayan desarrollado los grandes, el primero que hizo una sinfonía nadie lo sabe. Es que el arte no es como hacer una silla o un aparato electrónico que puedes decir “esto lo inventé yo”.

En el arte son muchas personas creando por los siglos de los siglos hasta que se va formando algo bello y se va enriqueciendo día a día. Entonces sí, el jazz para mí es una forma de vida, es improvisación y yo trato de llevarlo a mi forma de ser. Improviso mucho, tanto en mi forma de ser como persona que a la hora de tocar, siempre con medida ¿no?  Pero hay que estudiar, si vas a tocar el jazz remontarte atrás y estudiar a Charlie Parker, a Bud Powell, a Art Tatum, Duke Ellington, Coleman Hawkins, los grandes jazzistas y su historia, cómo evolucionó esa música. Es muy importante leer, leer te amplía tu espectro cultural a la hora de tocar. Porque si vas a tocar una obra del año 1920 y no conoces ni tan siquiera cómo se vivía en esa época, qué se hacía, porqué esa música era así, no estás respetando la música. Y bueno sí, el jazz es una forma de vida.

¿Estás conforme con la promoción que se le hace al jazz y a la música sinfónica?

Desde hace unos años para acá hay más personas interesadas. Pienso que se le debería dar mucha más promoción porque la música clásica y el jazz que son músicas de concierto, donde la gente va a escuchar, requieren un nivel artístico mayor. Sin menospreciar ningún tipo de música porque todas son difíciles, pero en este caso es un tipo de música que requiere un nivel más amplio y siempre va a carecer de público. Es más fácil que un cantante de baladas se “pegue”, se haga famoso en un año y un músico que no está en el circuito, la gente no vaya a verlo.

Hay programas, lo que a veces no están en los horarios adecuados. Debería haber muchos más lugares para el jazz y más asequibles a la población. Por ejemplo que se rescataran las peñas del Mella, sobre todo para los jóvenes que somos los que tenemos que tocar ahora nuestra música y mucha gente nos conoce y otras no.  Faltan más lugares como el Mella, no sé si el Riviera (cine), para hacer más peñas aquí en el Vedado, lugares baratos en moneda nacional que la gente pueda ir. Abrir más clubes de jazz en La Habana no solo  La zorra y el Cuervo y el JazzCafé, hacen falta por lo menos dos más, en lugares céntricos, donde vayan a tocar los jóvenes.

Y un poco más baratos

Abrir también más clubes en las provincias, más peñas en el interior del país. Falta promoción en ese sentido, más apoyo. Mucha gente condena el reggaetón, no tengo nada en contra, me gusta para bailar, quiero que haya reggaetón, ahora que también haya más espacios para  los que hacen un determinado tipo de música.

Es bueno crear un ambiente porque la gente consume lo que tú le pongas. En la televisión cubana algunos programas se abren más al jazz como Cuerda Viva, pero otros no invitan a los jazzistas. Es que a veces piensan que el jazz es un poco denso, pero no, hay músicos que pueden hacer una descarga, algo típico del jazz.  Pero en general hay más divulgación que antes. Aunque sí falta poner más esfuerzo sobre todo para los jóvenes.

¿Qué espacio fijo tienes, un lugar habitual donde el público pueda ir a disfrutar tu música?

Habitual: La Zorra y el Cuervo dos veces al mes.

¿Días específicos?

No, es cuando me programan. Y los jardines del Mella, son conciertos-peñas, pero cuando me llaman, ahora mismo no tengo otro espacio fijo.

¿Tienes algún disco en planes?

El disco que va a salir pronto, Claroscuro. Ahora voy a defenderlo, voy a hacer un clip del tema Danzando entre puentes y a estrenar el disco. Luego a seguir trabajando con el cuarteto. Este género muchos lo hacemos por amor a la música porque  a veces no tenemos ni las condiciones y vivimos de otras cosas: de tocar la música cubana, de tocar el pop, pero yo no vivo de tocar el jazz. Busco mis ratos libres, me esfuerzo y estudio mucho, pero es lo que te digo: ni del jazz ni de la música clásica.

Pero tu cuarteto varió, o sea, los músicos cambiaron

No, está pasando algo curioso. Hace unos años cuando uno tocaba con una orquesta el público te identificaba con ella. Actualmente la música está cambiando, se está abriendo mucho más a lo que pasa en el mundo. Ya los músicos  son un poco más independientes, los que estaban en mi cuarteto el último día que toqué en el Mella son David Faya, el bajista, que es director musical de Alain Daniel, con Pacheco, tocaba con Yasek Manzano, con La Academia. Ottico que es tumbador que toca con César López en Habana Ensemble, pero también conmigo, con La Academia, con el que lo llame. Estaba Keisel Jiménez que es de Habana de Primera, pero toca conmigo, con Alexis Bosch; y yo que toco con todo el mundo también.

Me encanta trabajar así porque te nutres de todo tipo de música, tienes que estudiar más. Te conforma un universo mucho más amplio. Te vas enriqueciendo de todo el mundo, eres como una esponja. Cuando estás en una sola orquesta te estancas, pasan tres o cuatro años y dices “quiero hacer algo diferente”, porque cuando dominas el repertorio, la forma de escribir de un compositor pues quieres algo más. A mí me gusta la carrera en solitario.

No sé en tu vida personal, pero en la profesional por lo que cuentas has tenido bastante suerte. ¿Te has encontrado alguna dificultad fuerte, algún obstáculo que te haya hecho variar la dirección, que haya funcionado como un punto de giro en tu vida profesional?

Soy una persona muy optimista, muy arriba. Creo que la vida es una carrera de obstáculos, un camino  que tú recorres en el cual puedes encontrar de todo.  Los obstáculos tienen que estar, incluso soy feliz venciendo esos obstáculos. Yo he tenido los mismos que cualquier cubano, en cualquier lugar del mundo vas a encontrarte con dificultades.

Lo principal es saber lo que tú quieres y lograrlo. Hay gente de mi generación que ha preferido vivir en otro lugar y se lo aplaudo, su sueño ha sido tocar en New York y lo han logrado. Mi sueño ha sido ser desde Cuba lo que quiero ser y hacer lo que me gusta. Hasta ahora hago lo que me gusta, me la he visto apretada también en algún momento por algún tipo de presión,  pero siempre he sabido imponerme y salir adelante.

Soy un poco inconforme, siempre quiero más, pero creo que esa es la base para triunfar en la vida. El día que un artista te diga: “yo toco muy bien, yo soy el mejor”, ese día dejó de ser artista. Los obstáculos a mí no me amilanan y he tenido que luchar mucho en la escuela y después para hacer mi carrera en solitario, pero poco a poco lo he ido logrando. Todavía estoy joven y ya tengo una buena base, ahora me falta seguir y seguir y si dios quiere llegaré a los noventa años, no sé.

¿Componiendo?

Componiendo y haciendo mi música, dando lo mejor de mí para desarrollar la música cubana y mi obra en general. Trabajando y sorteando obstáculos, sin ellos no te creces, sin un revés nunca vas a tener un triunfo. La vida es un equilibrio, mis padres me enseñaron eso: nada es tan malo ni nada es tan bueno, todo tiene un provecho y un por qué. No es bueno ser conformista, pero tampoco es bueno ser un inconforme, porque si no te la pasas quejándote y al final la vida te lo cobra. Por eso pienso que lo principal es vivir y hacer lo que puedas lo mejor posible.