“El Ejército ha sido parte de la crisis” en Nicaragua

Javier Meléndez, experto en temas de seguridad: “Hay que retomar el control democrático”

El general de Ejército, Julio César Áviles junto el comandante en jefe y presidente, Daniel Ortega. Foto de archivo: Confidencial / EFE

“Desde el mismo 2010, el Ejército mostró una vocación de subordinación partidaria al régimen”

Por Wilfredo Miranda Aburto  (Confidencial)

HAVANA TIMES –  “Mandos con sus tiempos vencidos, negocios de todo tipo como prioridad, subordinación partidaria como norma, complicidad en crímenes de lesa humanidad, persecución y exterminio de campesinos, y militares activos trabajando para instituciones del régimen”. Así describe al Ejército de Nicaragua el experto en temas de seguridad y fundador del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp), Javier Meléndez.

Aunque la alta jefatura del Ejército argumenta que se ha mantenido al margen de la crisis sociopolítica y también se ha declarado víctima de una “brutal campaña” de desprestigio, Meléndez sostiene que la institución castrense se ha comportado como “una extensión partidaria de la familia Ortega”. Una apreciación que el Ejército rechaza y alega que actúa apegado a la ley y la Constitución.

En esta entrevista con CONFIDENCIAL, Meléndez habla sobre la viabilidad del Ejército a futuro y sobre la sucesión militar, hasta ahora bloqueada por el general de Ejército, Julio César Avilés, quien el próximo año cumplirá una década como jefe de la institución, cuestionada por su pasividad ante la actuación de paramilitares en la brutal represión contra las protestas cívicas.

¿Qué papel puede jugar el Ejército ante una eventual transición democrática?

Espero que ninguno. Es una institución atrapada por el régimen Ortega-Murillo y el tema aquí es qué se va hacer con el Ejército en la transición. No estoy seguro si la opción de abolirlo sea realista. Pero como mínimo deberá retomarse con fuerza todo lo relacionado con el control democrático, la rendición de cuentas, la responsabilidad de los mandos en convertir al Ejército en una extensión partidaria de la familia Ortega, la responsabilidad de los mandos medios y altos en la logística e inteligencia para las operaciones de exterminio contra la población civil y sin dudas temas como la educación militar serán los temas imperativos.

En las actuales circunstancias del país, ¿Puede el Ejército sobrevivir a esta crisis?

El Ejército ha sido parte de la crisis y no me queda claro cómo una institución tan supeditada políticamente al régimen podría sobrevivir en los términos actuales. El Ejército desde el mismo 2010 mostró una vocación de subordinación partidaria al régimen. Eso lo advertimos desde el Ieepp y nadie puso atención en eso. Luego, varios oficiales fueron “apermisados” para operar diversas instituciones del Estado (la Constitución prohíbe la participación de militares en estas instancias), decenas de oficiales retirados pasaron también a formar parte del Gobierno, en sus narices pululan civiles armados que han masacrado centenares de personas desde abril 2018.

Se trata de la misma institución que ha exterminado cientos de campesinos desde el año 2000, a quienes acusaba de ser bandoleros, y que ahora se declara incompetente para desarmar los paramilitares. Con todo esto, sin dudas cambios radicales como mínimo deberán haber. Sin embargo, pienso que va a sobrevivir porque somos una sociedad ‘guardiera’ por excelencia.

¿Hay descomposición en el Ejército?

Mandos con sus tiempos vencidos, negocios de todo tipo como prioridad, subordinación partidaria como norma, complicidad en crímenes de lesa humanidad, persecución y exterminio de campesinos, militares activos trabajando para instituciones del régimen… Vaya, creo que hay bastante de descomposición en esto.

¿Qué opinás sobre el tema de la sucesión en el Ejército?

En una institucional militar, el ADN de su profesionalismo es la capacidad que esta tiene de formar líderes militares que luego aspiran a ser promovidos como mandos de la institución. Eso no existe en el Ejército de Nicaragua. Lo que se tiene es una camarilla de generales que han sabido usufructuar las mieles del poder, siendo incondicionales del régimen. Eso crea serias y complejas taras institucionales que terminan creando un peso oneroso a las sociedades, porque el tesoro nacional termina en realidad alimentado mandos ambiciosos y corruptos que niegan la posibilidad de modernización a su institución.

Veo un futuro en que habrá que ver con mucho cuidado hasta dónde se extendió este cáncer de la ambición y la corrupción de los mandos altos en la oficialidad joven. Pero de lo que sí estoy seguro es que cuando un oficial joven ve que su carrera militar será eventualmente bloqueada termina siendo parte del festín de corrupción. Cada cosa en su nivel.

Lo que ha sucedido con el Ejército de Nicaragua y la Policía Nacional es una lección brutal de cómo la irresponsabilidad en la conducción del sector defensa y seguridad termina creando tantas heridas y traumas en un país.