Dos cuentacuentos de Chile se presentaron en Cuba

Por Regina Cano

HAVANA TIMES – Conocí a Manuela Grau y a Alfredo Gibert Flores en una presentación del grupo “Amig@s (amigaos) por el Cuento”.

Visitaron Cuba por el Festival Internacional Cuenta Habana, el cual no era realmente un festival y aún es un enigma, porque no he podido hallar qué institución lo organizó.

Aquí compartieron con otros artistas y se presentaron en locaciones diversas de la capital habanera y otra provincia del país.

Los hallé en una escena poco habitual, donde fueron invitados por Mirta Portillo y Lourdes (La Cimarrona), ambas narradoras orales y una de la guías de su paso por La Habana.

Mirta Portillo en La Habana, narrando por Mujeres que Aman.

¿Venir a Cuba?

Manuela Grau y Alfredo Gibert: Estuvimos en el Festival Cuenta Habana. Nos sorprendimos, porque fue más un encuentro organizado por argentinos.

Manuela: Para mí fue muy positivo, porque nuestro trabajo gustó mucho e hicimos muy buenas “migas” con la gente de acá.

Encuentro que los narradores cubanos son grandes maestros. Me ha encantado mucho su manera de narrar y cómo lo hacen con el cuerpo, las manos y la musicalidad que tienen. Eso me lo llevo como aprendizaje.

Alfredo: Al encuentro asistieron much@s argentin@s, cuban@s, nosotr@s de Chile y una persona de Costa Rica. Nos sirvió para contactar con gente y conocer sus maneras de trabajar.

Debo decir, que los mejores narradores orales que he visto en mi vida son cubanos. Y creo que ha sido súper enriquecedor estar acá.

Es nuestra primera gira internacional y gran inversión de salir al extranjero. Nos autofinanciamos los pasajes, la estadía y las inscripciones por 150 dólares. El colegio financió la mitad de mi inscripción.

Hemos tenido la suerte de conocer gente maravillosa. Nos presentamos en Miramar, Playa; en un geriátrico de la Habana Vieja y en el Batazo, en Ciudad Habana. También en Boca de Camarioca, Matanzas, en escuelas y bibliotecas. Ha sido muy intenso para pocos días de visita.

En Matanzas tuvimos una presentación ante seiscientos estudiantes -desde seis a catorce años- al aire libre y quedamos impresionados por el respeto que tienen hacia la cultura.

Pudimos darnos cuenta que él y la estudiante tienen una recepción muy buena a la oralidad -ustedes tienen eso en su sangre, el relato, la narración- y que pueden estar cuarenta, cincuenta, sesenta minutos escuchando. Saben escuchar.

Hay cosas importantes en Cuba, que no hay que perder. Y si todas estas cosas del Internet son bien utilizadas, pueden ser alucinantes.

Manuela: También actuamos en una escuela en Buena Vista (barrio habanero). Contamos por el natalicio de José Martí. Súper bonito, porque vimos, además, todas las presentaciones de los niños.

O sea, que hemos aprendido muchas cosas de la cultura y la vida de acá. Yo estoy así, ¡feliz!, porque he contado en miles de lugares.

¿Los cubanos?

Manuela: Me gusta su calidad humana. Gente encantadora y generosa, dentro de las carencias. Lo poco que tienen, te lo ofrecen.

Generosos con su trabajo, darte facilidad para que tú des tus cuentos y con todo. Nos recibieron muy bien.

Alfredo: El cubano me parece muy respetuoso, solidario y alegre. Sabe reírse.

Hay algo que está en ustedes, el saber vivir.

Y bueno, tienen garantizada la educación, la salud, a pesar del bloqueo. Cosas súper importantes, que en Chile ya son bienes de consumo.

Es la primera opinión que estoy dando de Cuba, después de diecisiete días, lo que es complejo también.

Hay chilenos y chilenas que dicen ver depresivo al cubano. Yo creo que no, que hay más depresión en Chile o en Haití.

Es un país muy artístico. Tienen la música, y en general, una cultura muy arraigada. Creo que eso debemos aprender los chilenos y las chilenas, a respetar nuestras raíces.

¿La educación Cuba-Chile?

Manuela: Ha sido una posibilidad maravillosa ver cómo funcionan los colegios acá.  Estar con los niños, lo bien educados que están y lo receptivos que son. Valoran mucho que tú vayas.

Aquí con los niños era así, como ¡wow!, desde un inicio. Eso ha sido súper bonito. Esta es la experiencia que tuve en Matanzas.

En Chile, el sistema tan materialista los tiene un poquito “sobrados”, como que están acostumbrados a todo y en todo -hay niños diferentes en otros sectores.

Tienen muchos guías culturales en general, y muy presente la tecnología. Lo tienen todo en los teléfonos, donde todo es rápido e inmediato: juegos, información, música. Cuesta mucho captar su atención y que enganchen con la oralidad, aunque no es algo imposible.

Alfredo: Aquí me ha sorprendido que, en la escuela de Matanzas, donde estuvimos, hablan muy bien de la educación en Chile, por unas pruebas estandarizadas que hay.

Estas llevan mucho tiempo en Chile, pero son un arma de doble filo, porque son pruebas, donde te van midiendo como colegio, pero se supone que es una prueba o test, que tienes que hacer como individuo.

Muchas escuelas allá se han enfocado hacia esa prueba-ciencia. Es un poco de trampa también.

La educación está ahí en un momento de dar mucho conocimiento, mucho conocimiento, a la estudiante y al estudiante, pero no se trabajan los valores, ni la formación y lo peor de todo es que no se trabaja corporalmente.

El Sistema Prusiano. Tú, estudiante sentado, mirándole la nuca a todos los demás por seis horas al día. Hacerte trabajar solamente desde la mente.

Es muy rígido y estamos generando eso. Es hora de cambiar un poco esa forma de ver las cosas.

Allá en Chile conviven también la metodología Montessori, la Waldorf, entre otras, pero son muy pocas.

Hay algunos colegios particulares, bastante costosos. Estamos hablando de 100 a casi 300 cuc mensuales.

La Universidad de Chile cuesta alrededor de 800 cuc, mensuales.

Se lograron algunas becas de gratuidad en el gobierno anterior con (Michelle) Bachelet, -que mi hija logró alcanzar una-, pero ya el señor Piñera, las está quitando. Y todo lo que se había avanzado, está un poco retrocediendo.

Uno puede estudiar allá si tienes un crédito, pero terminas el pago veinte años después y llegas a pagarlo hasta nueve o diez veces de lo que costaba tu carrera. Hay quien empeña todo, todo (su patrimonio) y ya hay mucha gente que le están quitando sus casas.

Es la clase media más sobre-endeudada del mundo. Y si no te endeudas, no puedes estudiar.

¿El Grupo?

Manuela: Llevamos año y medio. Nos conocimos en un curso internacional de cuentacuentos en Chile, donde había gente de Costa Rica, de Colombia, de Argentina (…).

Esta es nuestra primera salida fuera de Chile.

Dentro de Chile nos hemos presentado, sobre todo, en Santiago y en sus cercanías. Me encantaría viajar también por Chile.

Como los dos somos actores, hacemos nuestros cuentos teatralizando un poquito. Desde lo que somos cada uno, nuestras diferentes enseñanzas. Él toca la guitarra y la música le da mucho clima a los cuentos. Otros cuentacuentos de nuestro país  son más puristas.

¿Formación y profesión:

Manuela: Estudié la carrera de Lengua y Literatura Hispánica y Francesa. Posteriormente estudié teatro, y más tarde la de instructora en Yoga, después tuve también esta formación de cuentacuentos.

Estoy más con los cuentacuentos, lo que me ha permitido armar cosas de manera más simple que el teatro -que es montaje y mucha gente. Y tiene algo muy directo: interactúa con el público. Además, el formato es más corto y tiene una enseñanza o mensaje que entregar. El teatro tiene la cuarta pared, que los cuentos no la tienen.

Para mí todas las manifestaciones son maravillosas.

Ahí estoy explorando ese nuevo mundo y, mira, me ha permitió viajar. Aquí estoy en Cuba, ¡muy contenta, muy contenta!

¿Quién es Alfredo?

Soy chileno, vivo en Santiago de Chile. Padre de una hija y un hijo. Aparte de actor soy profesor de escuela primaria de quinto y sexto grado.

Trabajo en el colegio Andino Antuquelén, a 20 kilómetros de Santiago. Trabajamos con la metodología de Paulo Freire, de la pedagogía crítica y nos hemos declarado un colegio anti-patriarcal.

Se está generando un movimiento feminista en Chile, que es potente y yo creo que es hora de sacar el patriarcado de las aulas.

¿Sobre Chile?

Alfredo: He encontrado muchas personas en Cuba que dicen: “Chile…Chile…”, con admiración. Pero “Ojo”, Chile es un gran país para el inversionista extranjero.

Es el único país en el mundo, donde sus aguas no son de Chile, el único. Si yo tengo una casa y tengo que hacer un pozo sobre los tres metros, aunque sea mi terreno, tengo que pagarlo.

Se paga cerca de 50 CUC mensuales por el agua, o sea, es caro vivir en Chile. ¡Cuesta!

Además, están las empresas españolas, que tienen todas las telecomunicaciones, empresas inglesas, etcétera. Incluso, hasta el cobre está manejado por alguna empresa no chilena.

El treinta o cuarenta por ciento (de las personas) en Chile, viven en estado de pobreza.

La gente acá me dice: “No!, porque los chilenos…” y hablan lo bueno, pero claro, el chileno que puede venir a Cuba, tampoco es cualquier chileno.

Acá en Cuba, igual sé que hay muchas cosas, pero por ejemplo, no ha entrado la droga de la manera que en Chile, donde tú la consigues en cualquier parte y no se penaliza mucho.

En estos momentos tenemos al pueblo Mapuche, reducido. Se han matado mapuches y le han quitado toda su tierra.

Chile es un país muy colonizado culturalmente, que mira menos al latino, pero sí al europeo. Es un país muy extranjero.

Es el segundo país en el mundo con más centros comerciales. Es como el hermano menor de Estados Unidos.

Quiero a Chile, eh? Encuentro que tiene cosas muy buenas, pero también hay que ser crítico, sobre todo, cuando hermanos cubanos y hermanas cubanas tienen un concepto de Chile que es el que sale para fuera.

Han llegado colombianos, venezolanos, ecuatorianos, peruanos, bolivianos y cubanos, que van con el gran sueño americano. Pero la mayoría de la gente está vendiendo en la calle. Están viviendo en condiciones bastante paupérrimas.

Lamentablemente, algunos hermanos y hermanas chilenas han sido bastante…, les cobran muy caros los arriendos. Hay un gran hacinamiento.

Lo mismo hay chilenos y chilenas que son buen@s anfitriones y buena onda, en mucha cantidad, pero la gente cuando llega allá se da cuenta que la cosa no es tan así, como imaginaba.

¿Sostenibilidad económica para Manuela?

Manuela: Yo en Chile me mantengo siendo instructora de yoga.

En Chile, vivir de los cuentacuentos es imposible, o sea, tienes que dedicarte todo el día y yo no he dado ese paso todavía. Hay que soltar algo para tomar otra cosa.

La gente que lo logra, que son poquitos, lo logran dando clases, talleres y trabajando en colegios.

Ahora para mí los cuentos son extras y un placer personal. Me ha permitido acercarme a la actuación de otra manera, que estoy adaptando a mi manera de ser también.

¿Migraciones: Manuela?

Soy española y una migrante total. Mis padres emigraron a París, Francia, durante la dictadura de Franco. Mi padre trabajaba en una fábrica de autos y mi madre era conserje de un edificio.

Ahí vivimos diez años y luego, pues claro, cuando ya juntaron el dinero volvieron a España, para armar su negocio y yo me fui a España con ellos.

Mi adolescencia fue en España, pero en el último año de la universidad pedí una beca y me fui a Francia. Creo que tenía una cuenta pendiente.

Estudié Lengua y Literatura -filología hispánica y francesa. El último año me propusieron trabajar en la universidad y me quedé dos años. Después me fui a la Sorbone, dando clases de español por otro año.

Ya después conocí a un chileno y emigré hacia Chile. Tuve dos hijas con él y nos separamos más tarde.

No estoy mal, pero en algún momento volveré a España. Me gustaría acompañar a mis padres, que se están haciendo mayores. Llevo casi treinta años fuera.

Creo que las migraciones son algo bien interesante. Emigrar es un enriquecimiento y de cada lugar hay cosas que absorbes. Cosas que amas, cosas que no amas. Creo que te abre mucho la mente. No creer que tu país es el mejor.

Y así estoy, en Chile y en los países en que he vivido.

Alfredo me decía: “No te escucho criticar a Chile”, y le decía: “Es que yo estoy viviendo ahí”. Hay cosas que me gustan, pero también hay cosas que no me gustan.

Hay migrantes en Chile, por ejemplo, inmigrantes franceses que conozco, que dicen: “Ay! Los chilenos son así o son así”. Entonces sí, “…pero tú estás aquí. Si de verdad no te gustara nada, ¿qué haces aquí? Tú estás sacando provecho de esto de acá, estás por algo, por beneficio, si no tú no estarías aquí”.

¿Algo más sobre Cuba: Manuela?

Que me ha gustado mucho. Que ojalá esto se abra. Que tampoco caigan en el imperialismo, porque tampoco es la idea. Hay que encontrar un equilibrio, ni aquello, pero ni esto tampoco. Los extremos no son buenos. Les deseo mucha suerte.

 

Regina Cano

Regina Cano:Nací y he vivido durante toda mi vida en La Habana, Cuba, la isla de la que no he salido aún y a la cual amo. Vine a esta realidad un 9 de Septiembre. Mis padres escogieron mi nombre por superstición, pero mi madre me crió fuera de la religión que profesaba su familia. Estudié Contabilidad y Finanzas en La Universidad de La Habana, profesión que no desempeño por ahora y que decidí cambiar por hacer artesanías, algo de cerámica y estudiar un poco sobre pintura e Inglés. Ah! Sobre la foto; me identifico con los preceptos Rastafari, pero no soy una de ellos, solo tengo este gorro que uso de vez en cuando, pero les aseguro que no tenía una foto mejor.

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