Dayron Gallardo desahoga con su creación plástica

Por Helson Hernandez

HAVANA TIMES — “La circunstancia económica perjudica, pues los creadores se ven limitados por materiales y tranquilidad, pero a pesar de esto, los artistas dan lo mejor de sí”, nos cuenta Dayron Enrique Gallardo en su entrevista con HT.

HT: Graduado de la Escuela Nacional de Arte?

DE: De la Academia Nacional San Alejandro. Entré en el 2002 tras una preparatoria con el maestro Roberto Callafel. La academia es un universo artístico donde te nutres de las experiencias de los otros alumnos. Además, compartes con artistas ya formados como los profesores que se convierten en referente para ti. La escuela es ese espacio donde te sientes en tu elemento pero a veces, por error, se piensa que es el mundo artístico completo, cosa que es incierta, pero no deja de ser una experiencia necesaria.

HT: Su especialidad académica ha sido el Grabado, sin embargo encontró su realización en otras manifestaciones de la plástica.

DE: Recuerdo un excelente profesor de grabado en primer año de la carrera. Traía mucha información, libros y conocía mucho de arte. Además, realizaba excelentes críticas al final de cada ejercicio. Todo esto apoyado en que su obra era excelente y de repercusión internacional. Por otra parte, la especialidad de pintura, en la que uno esperaba aprender teoría del color y a trabajar del natural, no daba estos contenidos con rigor suficiente.

Esto me hizo decidir por el grabado, una especialidad muy rica en técnicas. Esto me llamó la atención, además de que se trabaja el dibujo. Pero por otra parte está la pintura, elemento mágico y de gran fuerza para comunicar emociones. Esta es realmente mi pasión. Para el grabado hacen falta materiales y máquinas de difícil acceso, pero para la pintura no. Es más tradicional y puede realizarse en la casa de manera íntima. Puedo decir que casi soy autodidacta en la pintura.

HT: ¿De su obra creativa?

DE: Antes me obsesionaba la escultura griega y lo clásico, pero esta exigencia de crear rompió esquemas en mí. Todo comenzó con un personaje de sombrero que me representaba a mí y a mis actitudes del momento. Esto luego pasó a la pintura, donde creé un mundo donde se movía y reflexionaba el personaje. La caricatura me influenció mucho en ese inicio. Aquel primer personaje observaba tratando de hallar respuestas. Creo que aún sigo siendo ese personaje, que ante lo grande y perfecto del mundo se pregunta para hallar respuestas que me ayudan a ver el camino más claro.

Trabajé para crearle un mundo, y fue de mi realidad cotidiana que saqué los elementos tales como televisores, bombillos, sombrillas, butacas, periódicos…  Fue pasando el tiempo y no sólo me interesó la figura humana, sino los conflictos existenciales como el amor, la sexualidad, la trascendencia, el poder, todo con el fin de alcanzar la felicidad. Trabajé la luz y la oscuridad como conceptos que empecé a utilizar para hablar del bien y del mal, o de presencia o ausencia de conciencia o vitalidad.

Aparece un elemento conceptual importante en esta etapa, y es la mutilación, que para mí es la imposibilidad de hacer, de funcionar correctamente, abordando todo un espacio de frustraciones y deseos reprimidos del ser humano. En contraste con esto, hay personajes que no están mutilados, que representan un grado de conciencia mayor, pero que también buscan la perfección, la luz. En estos momentos mi creación anda bajo estos conceptos en busca de ampliar más mis horizontes.

HT: Resulta recurrente el tema erótico en su obra, qué justifica su interés por dicha temática.

DE: Lo erótico son deseos de placer que están en una dimensión a veces poco analizada dentro de uno. No sólo es el deseo sexual, esa unión de cuerpos.  Es más grande, y allí está el amor, el verdadero, en el que casi nadie cree, pero existe. Son pocos los que lo encuentran, pero hay que prepararse para vivirlo. Hay que tener conciencia de que se debe cuidar y construir. Esto es el eros para mí: fuerza vital. Y esa es la actitud que tienen mis personajes: la de buscarlo para poder aquietar el espíritu y poder estar en paz.

HT: La literatura ha sido un camino que ha explorado a través de su lenguaje visual.

DE: Primero está la relación de amistad con escritores que me ayudaron a amar la literatura, todo el proceso de ilustrar libros y portadas, que te deja una conciencia de cada elemento que conforma una historia. Todo al final es construir una imagen a partir de ideas. La literatura ayuda a ampliar tu universo. La lectura de un texto es una experiencia muy rica.

Te obliga a conectar las palabras, los conceptos, y con ellas construir una imagen que revela actitudes y valores humanos a través de historias. Todo esto termina en que conoces más al ser humano, por lo tanto, a ti también. Creo que es imprescindible para mi creatividad, sin dejar que se convierta en la única vía de conocimiento, pues también la experiencia en la vida y la realidad en movimiento son la mayor fuente de ideas para hacer arte.

HT: Como ilustrador ¿hubo premios?

DE: Sí, el premio La Rosa Blanca, de la UNEAC, al mejor ilustrador del 2009, gran alegría para mí ver y sentir ese reconocimiento, y más cuando fue con un trabajo para los niños, que tanta imaginación y fantasía necesitan, vital para que se conviertan en hombres que crean en sus sueños y lleguen a ellos de forma creativa.

La ilustración es un proceso un tanto subordinado, pero de esa exigencia se aprende mucho. El mismo proceso de analizar un texto es una experiencia de aprendizaje, pues tienes que sacar características del personaje, contexto histórico, actitud a reflejar… Todo esto te da habilidad para crear uno o varios personajes y su universo. Así ya tenemos una historia, algo que transmitir o comunicar, y esto a veces falta en el arte.

HT: ¿Art Partage?

DE: Asociación francesa amiga que ayuda a personas en el mundo con los materiales para la creación, y a difundir su obra. Esto es un gesto de bondad y muestra de lo que Francia hace por el arte no sólo dentro de sus fronteras sino fuera de ellas también.

HT: Artes Plásticas en la Cuba de hoy?

DE: Creo que hay calidad, talento y ganas de hacer. Este arte es mayormente individual, y eso lo beneficia. Por otra parte la circunstancia económica perjudica, pues los creadores se ven limitados por materiales y tranquilidad, pero a pesar de esto, los artistas dan lo mejor de sí.

Pienso que se debería exigir más en la academia por el dibujo, pues los profesores no hacen énfasis en esto y los alumnos se refugian en las llamadas artes contemporáneas. Esto, a la larga, crea traumas y limitaciones. Incluso, en la academia, que a mi entender, debe dedicarse a aprender el dominio de la forma, el oficio y la tradición, se está optando por promover un arte conceptual con más complejidad teórica que técnica, refugiados en un hermetismo que muchas veces esconde pobreza de ejecución e ideas.

No me opongo al arte conceptual, que a veces alcanza un alto nivel artístico, pero establecerlo como paradigma en artistas en formación provoca apatía por el aprendizaje de técnicas artísticas más tradicionales que suelen llevar un mayor esfuerzo para dominarlas. Un artista graduado de esta forma, al enfrentar al mercado, que viene a ser una personificación de su público directo, o bien se frustra, o debe aprender de forma autodidacta los aspectos técnicos que debían haberle enseñado en la academia.

Las obras de arte más contemporáneas, en especial las instalaciones, deben transmitir, de forma amena y comprensible, ideas profundas que revelen respuesta para el individuo moderno, y salir del encierro intelectual que el artista se crea cuando tiene un exceso de información teórica. Por esta causa, esos artistas obvian sus más simples verdades o las encierran en una selva de artificios.

HT: ¿Y su exposición Persiguiendo la luz?   

DE: Una exposición singular para mí. Relacionó el dibujo-poesía como una sola pieza. Por otra parte su título es muy certero, pues así me encuentro, persiguiendo mis sueños en el drama de la existencia. No sé si los alcanzaré, pero la batalla está planteada. Ya veremos.

Este proyecto surgió de un encuentro en un café literario, donde nos encontrábamos amigos con diferentes talentos. A unos les gustaba la filosofía; a otros, la literatura, la fotografía, la pintura. Compartíamos criterios sobre arte, y todo lo relacionado con la vida y sus problemas. Después cada uno empezaba a ejercitar su manifestación, unos hablaban, otros escribían, y yo pintaba.

Y un buen día dos de los integrantes del grupo se les ocurrió escribir un poema entre los dos, y cuando terminaron, yo le hice un dibujo, y así fue como se reunió, a lo largo de varios meses, una buena cantidad de poemas, y sus dibujos.

La poesía que conforma una parte de la exposición me toca existencialmente, pues los temas como el desamor y la angustia existencial, entre otros, son experiencias que marcan la vida de cualquiera. Fue una experiencia positiva y constructiva. Creo que todos los artistas crecimos con la exposición.