Cuba: la transición es un camino, no un destino

Verónica Vega

Camilo Ernesto Oliveira.  Si queremos ser veraces tenemos que reflejar las cosas tal como son. Independientemente de que uno tiene la esperanza, y la propuesta es justamente que sean de otra manera".
Camilo Ernesto Oliveira: “Si queremos ser veraces tenemos que reflejar las cosas tal como son, independientemente de que uno tiene la esperanza, y la propuesta es justamente que sean de otra manera”.

HAVANA TIMES — Como cubana de a pie sin acceso a internet, leer los sitios Cubanet o Diario de Cuba me ha sido posible gracias a textos que saltan de USB a USB, aleatoriamente. A veces en una compilación casi asfixiante de tan apretada y sin el atractivo de imágenes.

A pesar de eso, he ido denotando artículos interesantes y también autores, a quienes la misma limitación de desconectada me ha impedido seguir muy de cerca. Pero hay uno que insistí en rastrear con paciencia hasta completar la búsqueda con el encuentro físico: Camilo Ernesto Oliveira.

Un joven con aspecto de rockero (muchos de sus posts revelan la inquisidora atención que ha dedicado al tema), respondió humilde y generosamente  mis preguntas en un banco a la sombra, en los alrededores de la universidad de la Habana.

HT: Háblame un poco de tu vida, qué estudiaste…

Camilo Ernesto: Bueno, yo no estoy muy abundante en estudios, o quizás sí, pero de otra manera. Terminé mi doce grado a empujones en una FOC (Facultad Obrero Campesina) en plena crisis de los 90s. Después estuve esperando ver si esto se caía o se enderezaba, como le pasó a mucha gente. Hasta que me di cuenta de que no era tan sencillo y me reinserté en la dinámica laboral estatal, trabajando en la AHS, en la unidad de sonido, lo que me permitió viajar por toda la isla. Esto cambió mucho mi visión de Cuba.

También me dio la oportunidad de pasar a la Agencia Cubana de Rock como promotor, lo que hice hasta hace poco, cuando la directora de la agencia se quedó en Estados Unidos y el Instituto Cubano de la Música asignó a una nueva directora que ha instaurado allí una especie de dictadura, cosa que no me interesaba vivir en lo más mínimo.  Yo ya llevaba un tiempo colaborando con medios de prensa fuera del país: Cubanet, DDC, y me decidí a dar el salto.

HT: Volviendo un poco atrás, ¿cómo llegaste al mundo del rock?

Camilo Ernesto: Tendría unos catorce años, ya había escuchado música gracias a un primo mío que ahora es militante del partido, di tú, cosas que pasan. Y el rock me gustó por la idea de libertad que transmite, y de ruptura social, apartando el hecho de que el género forma parte del mainstream comercial y se vende en el mundo como un producto más, incluso el más extremo. Aquí se ve como algo muy fuera de foco por lo aislados y desinformados que estamos. Defiendo más al rock como género que a la escena rockera cubana, la cual lo mismo me sorprende que me decepciona. Pero sigo luchando porque tenga un lugar y por desterrar los tabúes que la rodean.

HT: ¿Esos tabúes, aparte de ser inducidos por el estigma de “diversionismo ideológico”, tendrán que ver con el fenómeno de la droga con que invariablemente se asocia al rock?

CE: Mira, te voy a hacer un poquito de historia. Cuando cerraron el Patio de María en el 2003 se habló mucho de que en el rock había sustancias como la ketamina, las anfetas, el parkisonil… lo cual es cierto. Pero no se habló de que en la zona de los clubes, hoteles, discotecas, funcionó una cadena de distribución de droga dura que se hacía llamar “el Cartel de Marianao”.

De eso jamás se habló y los spots televisivos eran todos relacionados con la música rock, como pasó con el tema del Sida cuando se intentó alertar a la población para que se cuidara. Y es que el rock se ha convertido en una especie de chivo expiatorio, pero hay consumo de drogas en casi todos los estratos de las sociedades. En un país desarrollado por saturación, para provocarse una emoción que ya no se siente o por escasez, debido al grado de deshumanización que existe. En Cuba porque hay falta de todo, incluyendo la libertad personal. Esto igual puede generar consumo y dependencia.

HT: ¿Fueron experiencias como esas las que cambiaron tu pensamiento con relación a Cuba?

Camilo Ernesto: Es difícil determinar cómo ocurren los cambios, pero para poner un ejemplo: en el año 89, cuando el proceso de Ochoa, yo tenía casi 19 años y ya veía de modo muy diferente lo que estaba pasando en mi país. Aunque aún guardaba cierta esperanza de que el sistema pudiera ser democratizado, mi idea no era el capitalismo crudo y a pulso sino una dinámica que permitiera conservar algo de la sociedad de bienestar que supuestamente preconiza el socialismo. Pero a la vez insertar mecanismos del capitalismo funcionales en el sentido económico.

Poco a poco vi que nada iba en esa dirección y decidí que no tenía por qué honrar acuerdos en los que no había participado, era quizás el compromiso de mis padres pero no el mío, así que me desmarqué. Esto en lo que se refiere al cambio de pensamiento, pero ya actuar para intentar que las cosas sean de otra manera, es mucho más reciente.

HT: ¿Perteneces a algún partido u organización opositora?

Camilo Ernesto: Bueno, pertenezco al equipo de Estado de Sats, (sonríe) que es considerada una organización opositora… También tengo un proyecto llamado CDP (Corriente Diversa de Pensamiento), que se ocupa de promover eventos culturales, de producir espectáculos artísticos.

HT: ¿Has sufrido represión por lo que escribes o en general por tu posición política?

Camilo Ernesto: Si vamos a ser leales a la verdad, sí. Una llamada de atención de la propia Seguridad de Estado, cuando, con el proyecto CDP, una amiga y yo preparamos un homenaje al poeta norteamericano Lawrence Ferlinghetti, en Estado de Sats. Nos llamaron para advertirnos que no aprobaban lo que estábamos haciendo.  Después una detención cuando estaba preso Antonio Rodiles. Por lo demás, lo de siempre: sabes que te vigilan y uno crea mecanismos de adaptación.

HT: ¿Alguna amenaza concreta por lo que escribes?

Camilo Ernesto: No hasta ahora.

HT: ¿Qué opinas de lo que sucedió con la actriz Ana Luisa Rubio?

Camilo Ernesto: Yo la vi leer un poema en Estado de Sats, muy intenso, relacionado con lo que le sucedió. Hay un momento en que se rebasa el portal del miedo, y es lo que le pasó a ella, después de esa golpiza, es como un renacimiento, algo realmente dramático si se tiene en cuenta su edad. Para mí, esta agresión fue una medida extrema para acallarla y un aviso también, para los demás.

HT: ¿Esto no es contraproducente ahora que se está tratando de dar una imagen de apertura?

Camilo Ernesto: Mientras el gobierno tenga un camino abierto, y al parecer lo tiene, seguirá en este juego de reprimir y contener. Hay muchas maneras de desestabilizar psíquicamente. En este país hubo un tiempo en que la muerte civil precedía a la muerte física. Y esa sigue siendo una estrategia: anular internamente al individuo. La visibilidad mediática protege pero no en un cien por ciento, mira lo que le pasó a Oswaldo Payá. El asesinato político puede ser o muy evidente o muy dúctil.

HT: ¿Por qué los disidentes se empeñan en defender a una sociedad civil que ni siquiera los apoya?

Camilo Ernesto: Es cierto que ha habido un distanciamiento entre población y disidencia, por la propia campaña difamatoria que ha generado el gobierno, también, vamos a decirlo todo, por mal manejo de recursos asignados, luchas internas de poder, y el afán de protagonismo.

Pienso que lo que más necesita la disidencia interna es diálogo y transparencia.  Plantear una unidad de proyecto equivale a que se le vea como una oposición armada, es ponerla como tiro al blanco para los servicios de la inteligencia.

De lo que se trata es de interpenetrar los grupos sociales que están logrando una independencia económica del gobierno, llegar a esas personas, ayudarlos a tomar conciencia de cuáles son sus derechos y de cuáles carecen. De crear una masa crítica que el gobierno se vea obligado a tener en cuenta. Y actuar en consecuencia, pero en el sentido de modificaciones reales, no de lo que ha habido hasta ahora.

Hay quienes se plantean el cambio en Cuba como una salida masiva a las calles, que puede ser reprimida, puede haber un pacto internacional porque hubo muertos o heridos pero no creo que eso ayude a una vuelta de tuerca. Lo que pasó en Rumanía o en la plaza Tahir partió de circunstancias muy específicas.

En Cuba esas condiciones no están creadas aún y no parece que se crearán en un tiempo relativamente breve. Lo que sí puede haber es un fenómeno de implosión, a partir de demandas económicas y de independencia.

Cuba requiere primero que nada de una democracia participativa, con partidos políticos, un pluralismo que permita una contención entre fuerzas políticas que accedan al poder y cuotas de poder a nivel social. Es necesario que quienes queremos que Cuba cambie llevemos esta idea lo más posible a nivel de calle.

HT: ¿Y cómo? Yo lo que veo es una indolencia total, la gente no quiere hacer nada que le cree problemas, y la juventud sólo aspira a prosperar o emigrar…

Camilo Ernesto: Este país va a tener que pasar por algo muy parecido a una revolución burguesa. Lo que hemos tenido en los últimos cincuenta años ha sido casi un feudo, un gobierno y una cúpula con ciertas dosis de poder concedido de acuerdo a su lealtad política.

Lo que rompe con eso es una revolución burguesa que nace de lo inevitable que resulta en tiempos de crisis, hacer aperturas de tipo económico, para que otros grupos creen sus propias dinámicas de evolución. El detonante podría ser una mayor presencia de la emigración cubana. Es lógico que si tu dinero vale dentro de un país pidas derecho también a influencia política.

Lo que sí es innegable que no se puede sostener un poder absoluto por tiempo indefinido, no hay país que aguante eso, Cuba es un país pequeño, subdesarrollado y empobrecido hasta los tuétanos con mucha, muchísima gente descontenta. Se sostiene sobre la base del miedo y el desconocimiento.

Por eso veo la solución en que cada grupo se centre en definir su propósito y su área de influencia, sin importarle lo que propone el otro, si su propuesta está equivocada ya lo demostrará el tiempo.

Que esto no se convierta en un gran caos, no se trata de improvisar, como ya pasó con la revolución. Yo veo la transición como un camino, no un destino. Quien tenga la capacidad de gobernar que gobierne, en base a un consenso democrático, de elecciones libres, aún cuando esa persona no haya estado vinculada a la disidencia.

HT: La sociedad que describes en tus artículos es realmente desoladora, pensando y viendo así las cosas, ¿cómo obtienes fuerza para seguir aquí?

Camilo Ernesto: Veamos por parte. La emigración es un derecho que se les escamoteó a los ciudadanos, tanto a los “políticamente correctos” como a los que no estaban de acuerdo con el gobierno y expresaron que querían irse.

En cuanto a seguir aquí, una de las maneras de no volverte loco aquí adentro, en un país tan complicado y tan neurótico… (porque la neurosis aquí es como un dengue, se te pega casi por contacto físico), es ver justamente la paradoja: esto es así pero podría ser asao, o asó o esé… es decir ver las varias aristas de esa misma realidad.

El cubano que no ha tenido esa formación y ve las cosas en blanco y negro percibe esa desolación y la transmite a todo lo que le rodea, y a lo que hace. Y esa desolación se convierte en un estado mental, que se puede sentir en la calle. Si queremos ser veraces tenemos que reflejar las cosas tal como son, independientemente de que uno tiene la esperanza, y la propuesta es justamente que sean de otra manera.

5 thoughts on “Cuba: la transición es un camino, no un destino

  • Deberían hacer un post titulado “La juventud cuarentona”. Cada vez que veo algún escrito que habla sobre un “joven cubano” resulta tener más de 40 años.

  • Es que todo en Cuba es joven, Nada se pone viejo.

  • !00% es que a los cubanos les toma mucho tiempo en madurar. Saludos de Chiquitica Rubalcaba.

  • Hay algo en lo que Camilo no tiene razón. En contra de su opinión, pienso que Cuba sí está madura para comenzar un proceso de reivindicaciones de derechos políticos saliendo a la calle.

    Es necesario que los cubanos aprovechen todas las oportunidades para decir bien alto que están en contra de la situación actual de ausencia de derechos. Eso hay que hacerlo en lugares con la máxima visibilidad, y la calle es el lugar de máxima visibilidad.

  • ¡¿Una revolución burguesa?! Ok, de vuelta a 1789…cosas veredes…

Comentarios cerrados.