Con una oposición unida en Nicaragua habrá más apoyo europeo

El eurodiputado español Javier Nart. Foto: Confidencial | Archivo

Eurodiputado español teme que la represión de la dictadura escale en su agresividad y llama a la oposición a aprovechar fracturas del régimen

Por Confidencial

HAVANA TIMES – “La represión en Nicaragua es infinitamente superior a la represión de la dictadura de Francisco Franco en España”, afirma el eurodiputado español, Javier Nart, al analizar el destierro de 222 reos políticos, y su posterior desnacionalización y la de otros 94 ciudadanos que también fueron confiscados de sus bienes, además de la ejecución de redadas contra ciudadanos opositores en el país y la guerra abierta de Daniel Ortega contra la Iglesia católica.

Nart asegura que “ni Somoza fue capaz de confrontar de la manera que está haciendo este personaje (Ortega) con la Iglesia católica, que es una institución vital, fundamental. Y lo hace porque está convencido que goza de impunidad absoluta”, considera. 

En una entrevista con Carlos Fernando Chamorro en el programa Esta Semana, que se transmite en YouTube y Facebook por la censura televisiva, Nart no descartó que aparezcan “nuevas fases” de represión, algunas de ellas siquiera imaginables. Por otra parte, cuestionó la falta de unidad de la oposición nicaragüense y su incapacidad para consolidar un bloque en común y elevar sus demandas ante diferentes gobiernos.  

“La mejor ayuda que puede tener el régimen patológico de Nicaragua es la desunidad. La falta de un criterio unánime. Agregó que tras cinco años de crisis sociopolítica le produce “una tristeza infinita”, que la  “oposición siga en situación de separación”, expresó.

La última entrevista que realizamos sobre la crisis de Nicaragua en febrero de este año nunca llegó a transmitirse porque tres días después se produjo la excarcelación de los 222 presos políticos. ¿Cómo valora usted esta salida de la mayoría de los presos políticos que estaban en condición de aislamiento en la cárcel?

Es una alegría triste, una contradicción. Primero, estoy inmensamente feliz que ese programa no se haya emitido porque fue sobrepasado por la excarcelación, sumada a la indignidad del expolio económico y  la retirada de la nacionalidad a personas que lucharon fuertemente por una mejor Nicaragua en el periodo anterior somocista y actualmente, una mejor Nicaragua en la patología pseudosandinista de Daniel Ortega. 

 Eso es una profunda alegría por la libertad y por sacarlos del sufrimiento intenso en el que estaban. Y la tristeza porque el exilio nunca es un ave levantando el vuelo, es una limitación de tu entorno, de tu patria, de lo que siempre digo, nuestra Nicaragua, porque tú sabes que para mí,  Nicaragua es parte de mi vida.

A pesar de la excarcelación y el destierro que estás mencionando, se produjo un endurecimiento del estado policial. Hoy hay más de 50 presos políticos y otros 50 que están bajo libertad condicional en Nicaragua. 

Todas las dictaduras tienen el mismo ciclo. Cuando existe una presión internacional para que se produzca la liberación, liberan. En el caso de Nicaragua, además de liberar, expropiaron bienes y nacionalidad, cosa que es de una indignidad extrema, La capacidad que tienen este personaje (Ortega) y su señora esposa (Rosario Murillo) de buscar el dolor máximo y la formulación de una amenaza constante sobre la población. 

Hay una forma extrema de control que es mediante el terror. Esto ya lo supo tanto Lenin (líder comunista ruso) como Stalin (dictador soviético), que tuvieron el aparato represivo más bestial, donde incluso mandaban al Gulag (campos de trabajo forzados destinados para los disidentes) a la esposa, los hijos, al padre o a los abuelos. Esta represión, que en este momento, también existe en Nicaragua, incluso para la gente que está afuera, que reciben llamadas y amenazas sobre su hermano, su esposa, sus parientes, que van a terminar por ser los rehenes, aunque estén en Nicaragua aparentemente en libertad, sobre todo lo que puede formular y lo que puede hacer la persona exiliada.

¿Cómo se ve desde el Parlamento Europeo la represión contra la Iglesia Católica, por ejemplo? El encarcelamiento de monseñor Rolando Álvarez, el obispo de Matagalpa, condenado a 26 años de cárcel e incluso están prohibidas hasta las procesiones religiosas en Nicaragua.

Ni Somoza fue capaz de confrontar de la manera que está haciendo este personaje con la Iglesia Católica, que es una institución vital, fundamental. Es un tejido social, yo diría, el más importante tejido social de Nicaragua, por encima incluso del que pueda establecer el Gobierno con sus satélites y sus sicarios. Y lo hace porque tiene el convencimiento de la impunidad absoluta de todo lo que vaya a realizar. Y la represión, yo estoy convencido de que tendrá nuevas fases que en este momento no somos ni siquiera capaces de imaginar. 

Este hombre parte del supuesto que el pueblo de Nicaragua no existe, excepto el que está con él, y los que están con él reciben ciertos pequeños beneficios o mayores beneficios o superiores beneficios. Una pirámide que se produce, por ejemplo, en Cuba también, y en Venezuela. Y los que no están, están fuera y por lo tanto son objeto de represión. Incluso con un concepto: entre usted en mi grupo, dejará de tener dificultades y recibirá algo. Ni siquiera es una represión científica. Es el terror extremo como forma de Gobierno.

Y sin embargo, ese sistema se ha sostenido en el poder a lo largo de estos cinco años, con muy poco apoyo político, con un gran aislamiento internacional y con un sistema de financiamiento económico y represión política.  ¿El Parlamento Europeo tiene una visión o una estrategia de mediano plazo frente a esta situación de Nicaragua?

Yo he dicho siempre nosotros no tenemos que imaginar el apoyo, tenemos que producir el apoyo que requiera la oposición. En consecuencia, liderar los proyectos de solidaridad con el pueblo de Nicaragua no es la consecuencia de una decisión iluminada de una serie de europarlamentarios, entre los cuales estoy yo, sino del seguimiento de qué es lo que la oposición requiere. Y esto nos lleva a un punto que es absolutamente esencial. La mejor ayuda que puede tener el régimen patológico de Nicaragua es la desunidad. La falta de un criterio unánime. Porque cuando cada partido, movimiento o persona llega proponiendo algo, es un goteo de proposiciones, que son aisladas, por muy buenas que sean. 

Si eso llega en un cuerpo unido, donde existe un mínimo común denominador y se establece una estrategia, tanto de comunicación, que es importante acudir a los países. Importante también es establecer una red en la cual estén permanentemente contactando con las fuerzas políticas democráticas en el mundo, tanto en América como en Europa. Y todo eso es consecuencia de que quien llega, habla en nombre de una oposición unida y evidentemente va a haber algunos o ciertos factores que van a quedar fuera. Pero yo eso lo establezco de la siguiente manera: hay muchos factores que son perfectamente unipersonales o de un grupito de cinco, de seis, que tienen un nombre. Pero claro, ¿ese nombre a quién representa? ¿A esos cinco o esos seis? 

Va a haber también sectores que serán agentes provocadores del Gobierno de Daniel Ortega, que lo infiltraron en la oposición, como han hecho todos las dictaduras del mundo, empezando por la nuestra de España. Yo te estoy hablando de mis pecados, de nuestros pecados. No los cometáis unidos.

¿Qué puede aprender la oposición de Nicaragua, de los errores o de las lecciones de las luchas contra otras dictaduras? 

Nosotros (en España ante el franquismo) al final establecimos una plataforma con unos mínimos y en esos mínimos entraban desde el Partido Comunista, hasta la democracia cristiana, sectores ideológicamente distintos, pero establecieron una plataforma, una plataforma de requerimientos unitarios e incluso, de cuando se acudía a las fuerzas que podían ser solidarias con el sistema democrático futuro en España. Veníamos con un programa de peticiones concretas. Lo que no se puede, y te lo digo con profundo dolor y con un punto también de indignación, es que el egoísmo de personas que se creen que poseen la verdad, signifique que hasta que no se produzca la unidad en sus parámetros, no hay unidad. El pueblo de Nicaragua no está para esas historias miserables. Y es que cada cual tenga su pequeña ridícula verdad. 

Hace falta una gran verdad que sean planteamientos unitarios y que vengáis a las instituciones europeas, a los gobiernos americanos, a los partidos políticos en América, con una voz que en nombre del bloque de la oposición plantee y pida cosas muy concretas: ayudas, decisiones que no se puede tomar, si no es porque escuchas a una plataforma unitaria. En este momento, te digo, me produce una tristeza infinita que tras cinco años, la oposición siga en situación de separación y con una palabra que a mí me revuelve las tripas: esto es un proceso de unidad. No hay proceso de unidad, hay unidad y no hay un camino que hacer, ya hay un camino. Lo demás es egoísmo. Miseria moral, falta de respeto al propio dolor del pueblo nicaragüense, perder los objetivos y apoyar el sistema de Daniel Ortega.

¿Se puede hacer oposición, resistencia cívica desde el exilio, cuando hay un Estado policial muchísimo más severo, muchísimo más restrictivo, donde en Nicaragua no hay libertad de reunión, de movilización, ni siquiera para brindar una opinión pública?

Se puede hacer una acción en el interior de Nicaragua y eso es responsabilidad de cada fuerza. Pero lo que tiene que hacer cada fuerza es, acá en el exilio, juntarse en una sola plataforma y dejarse de tener cada uno la absoluta razón, porque esa absoluta razón lleva a la sinrazón de todos y al apoyo de la dictadura.

La guerra en Ucrania domina las prioridades de Europa y de la opinión pública a nivel mundial. Hay otras crisis también en América Latina, en otros países. ¿Cómo se ve hoy Nicaragua en medio de ese concierto de crisis regionales y mundiales?

Europa tiene ojos puestos en otras partes y concretamente en el caso de Nicaragua hay un tema que es paradigmático. Daniel Ortega se ha declarado aliado de Rusia y nosotros hemos dicho, como es natural, que tomamos nota de cuáles son los países o los gobiernos que toman una posición clara en esta guerra en favor de Rusia. Por lo tanto, la situación entre la Unión Europea y Nicaragua es de fractura. Nos han echado al delegado, vamos a decir, al embajador de la Unión Europea. Y lo han hecho también con el Nuncio y lo han hecho con todos. 

Hay un aislamiento patológico de este señor que parte del supuesto de que los que no están con él, están contra él y por lo tanto, fuera. Y lo que va cerrando progresivamente es el círculo de sus propios apoyos. Los apoyos son la brutalidad, el Ejército, la última razón, el fusil. Y en este caso,  veremos cómo se puede ir desarrollando la situación. 

La represión en Cuba es una represión sistemática desde el año 1960, pero aquí estamos hablando de una represión patológica y de un régimen que está haciendo cosas que ni siquiera Fidel Castro hizo, porque era un hombre inteligente a pesar de ser un dictador asesino. Pero este tipo (Ortega) tiene unas respuestas, yo te diría, de muy escaso componente lógico. Es sencillamente puñetazos sobre la mesa y represión con la mayor dureza, entendiendo que da igual todo lo que pueda significar una puerta de compromisos, aunque sean limitados. La única razón que tiene este hombre es la última razón: el fusil y la fuerza. 

Y eso no puede durar porque se producirán quiebres internos. Para eso hace falta también una acción de la oposición en el interior, para poder comprobar y controlar los aportes financieros que se hacen al régimen en instituciones internacionales. Por ejemplo, hay una muy importante, el Banco Centroamericano (de Integración Económica, BCIE) ha tenido ya la decisión de sacar de en medio a este personaje (Dante Mossi), que era el director del banco, que tenía una significativa relación en los créditos que otorgaba este banco a la Nicaragua de Daniel Ortega. Todo eso es parte de un proceso de aislamiento, de presión, de creación de fracturas internas y que las contradicciones que tiene que tener el régimen, porque este es un régimen como el de Ceaușescu, una pareja presidencial y el terror generalizado en todo el territorio.

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