Brasil desafía hiperpolarización tóxica por elecciones

El expresidente de Brasil y candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva, y su contrincante el mandatario Jair Bolsonaro, durante un debate el 16 de octubre de 2022. | Foto: Efe

Encuestas siguen favoreciendo al expresidente Lula da Silva, pero la brecha que lo separa del mandatario Bolsonaro todavía es muy estrecha

Por Confidencial

HAVANA TIMES – Brasil celebrará el próximo domingo 30 de octubre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, en la que se enfrentarán el mandatario Jair Bolsonaro, del Partido Liberal (PL), y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT). Y a tres días del balotaje las encuestas continúan favoreciendo al expresidente, pero la brecha que lo separa del actual mandatario es “muy estrecha”, por lo que el politólogo Daniel Zovatto estima que todavía “no tiene asegurada la Presidencia” y que la elección “sigue abierta”.

Lula da Silva, que gobernó Brasil entre 2003 y 2011, está de vuelta en una contienda presidencial después de haber estado 580 días en prisión condenado por corrupción. Bolsonaro, que busca reelegirse como presidente, es cuestionado por el mal manejo de la pandemia de la covid-19 y la caída de la economía. Por lo que ambos candidatos enfrentan un amplio rechazo por parte de la sociedad brasileña.

Esta elección ha llevado al país a “una situación de hiperpolarización tóxica”, advierte Zovatto, que es director regional para América Latina y el Caribe en el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional). “La pelea de fondo no es solamente si elijo a Lula o a Bolsonaro, sino que el elemento fundamental es el antipetismo (rechazo al Partido de los Trabajadores) en contra de Lula y de antibolsonarismo en contra de Bolsonaro”, subrayó.

Durante esta entrevista que Zovatto brindó al programa Esta Noche y CONFIDENCIAL explica como la sociedad brasileña se encuentra dividida en medio de una campaña sucia, en la que ambos candidatos se han dicho toda clase de descalificativos y en la que prevalece “un contexto incierto y a su vez volátil”.

En la columna que publicaste este lunes en CONFIDENCIAL describís la elección del domingo entre Lula y Bolsonaro, en Brasil, como una votación de infarto, en la que Lula sigue liderando la elección con una pequeña ventaja, pero la competencia está abierta y está dominada por la incertidumbre, ¿cuáles son las últimas proyecciones de las encuestas?

Estamos viendo una elección claramente muy reñida, con mucha intensidad, mucha campaña sucia, todos los ataques que tú te puedas imaginar y con un contexto claramente incierto y a su vez volátil. La semana pasada la tendencia era que Bolsonaro le iba cortando la diferencia a Lula y lo venía prácticamente colocando en situación de empate técnico. Así cerramos la semana pasada. Con una encuesta de Datafolha que de una manera u otra confirmaba esto, 48 a 44, hablaba Datafolha que era la diferencia de apenas 4 puntos.

El lunes amanecimos con un escenario completamente diferente, de todas las encuestas que han salido el lunes, el martes y hoy miércoles, todas —excepto una que salió el martes, que es Paraná Pesquisas, que establece una diferencia tan solo de 0.4% a favor de Lula, prácticamente ya un empate técnico total— confirman una tendencia completamente diferente y es que Lula sigue siendo favorito, pero en lugar de irse achicando, estrechando la diferencia, esta se ha venido ampliando y ha pasado de 4 a 5 y hasta 6 puntos, en la mayoría de las encuestas.

¿Cuánto se puede confiar en las encuestas, por lo menos en la medición de Bolsonaro? Te pregunto esto porque en la primera vuelta acertaron en cuanto a la votación de Lula en torno al 48%, pero fracasaron en las proyecciones de Bolsonaro que obtuvo 10 puntos más que lo que le daban las encuestas. ¿Sigue existiendo hoy esa especie de voto oculto o voto vergonzante por Bolsonaro?

Esa es la pregunta del millón de dólares. Si yo tuviera una respuesta absoluta y clara y certera ganaría mucho dinero, lamentablemente no la tengo. Entonces acá hay varias hipótesis: primero, ¿cuál va a ser el nivel de participación y sobre todo el nivel de abstención electoral que vamos a tener en el balotaje de este domingo 30 de octubre? En una de las encuestas de hoy (miércoles 26-10), ellos preguntan, ¿usted por quién va a votar, por Bolsonaro o por Lula? En esa primera respuesta de votos válidos, Lula le lleva una diferencia de 6 puntos a Bolsonaro, 53 a 47.

Pero en esa misma encuesta, que es la de QUAES, ellos después dicen, ¿ustedes tendría pensado ir a votar? Lo que en inglés se llama likely voters, los votantes probables. Cuando se hace el cálculo con los votantes probables la diferencia de 6 puntos a favor de Lula se reduce a 4.2%. ¿Por qué? Porque pareciera ser de que existe la tendencia y el peligro de que la abstención va a ser mayor del grupo de los que van a votar por Lula de los que van a votar por Bolsonaro.

Ese es un primer elemento a tomar muy en cuenta. El segundo tiene que ver con la posibilidad de volver a subestimar el voto a Bolsonaro, porque (en la primera vuelta) acertaron con Lula, le daban 48% y sacó 48%, pero a Bolsonaro le daban entre 33 a 35 y sacó 43%. Se equivocaron entre 8 y 10%. Obviamente las encuestadoras han tomado todas las medidas para corregir este problema de subestimación, pero eso sigue siendo una pregunta abierta que no te puedo contestar.

Simpatizantes del presidente de Brasil y candidato a reelección, Jair Bolsonaro, se toman las calles para mostrar su apoyo al gobernante.
Foto: Confidencial | EFE

Los candidatos que obtuvieron el tercer y cuarto lugar en la primera vuelta, Simone Tebet y Ciro Gomes, que juntos suman 7%, apoyan a Lula en esta segunda vuelta, ¿esto se ha proyectado en un incremento de votos para Lula o sigue igual?

El 2 de octubre Lula sacó 48%, Bolsonaro sacó 43%, hubo una diferencia de 5% que equivalieron a 6 millones de votos. Entre Tebet y Gomes sacaron menos del 10% y ambos —entre la primera y ahora camino la segunda vuelta— dieron su apoyo expreso y explícito a favor de Lula… No todos los electores de Tebet y de Ciro Gomes de la primera vuelta van a pasar automáticamente a Lula de cara al balotaje, pero un porcentaje importante, y creo que eso es parte de lo que le está dando ahora, en las últimas encuestas, a un Lula con un 53% y a un Bolsonaro con un 47%.

Acá hay un tema muy importante que hay que tomar en cuenta, desde el 2 de octubre a la fecha, cuando faltan tan solo cuatro días para el balotaje del 30 de octubre, en todas las encuestas, salvo esta última que te mencionaba de Paraná Pesquisas que le tenemos que poner de lado momentáneamente, Lula nunca bajo de seguir llevándole una diferencia de al menos 4 puntos a Bolsonaro y en algunos casos esa diferencia ha subido al 6%. Así que yo creo que Lula sigue siendo claramente el favorito en estas elecciones, pero no tiene de modo alguno asegurada la Presidencia y la elección de momento sigue abierta.

Bolsonaro, como presidente, está buscando el voto de los pobres que tienden a apoyar a Lula y ha habido un incremento millonario del programa de transferencias de ayuda asistencial llamado Auxilio Brasil. ¿Ha tenido esto algún impacto en el electorado, y también la recuperación de la economía brasileña?

Mucho impacto. Yo creo que los principales factores que explicaron, al menos la semana pasada, este achicamiento de la diferencia entre el Lula y Bolsonaro, se debieron a tres causas principales. Primero, hubo un leve pero importante mejoramiento de la imagen del gobierno de Bolsonaro, que venía muy de capa caída. En este momento, de acuerdo a la mayoría de las encuestas, tenemos básicamente que un 35% considera el gobierno de Bolsonaro muy bueno, un 23% regular y un 40% malo. Ahí mejoró un poco.

Lo segundo que jugó a su favor es que la imagen de Bolsonaro también mejoró un poco y sobre todo por la ayuda de la primera dama, Michelle Bolsonaro, que trató de acercarse más a las mujeres, un grupo de electores que le es muy muy adverso a (Jair) Bolsonaro por sus posiciones sobre varios temas. Y lo tercero es que ha mejorado un poco la situación de la economía, cayó la inflación por tercer mes consecutivo, cayó el desempleo por debajo del 9%. Todas estas cosas fueron generando un mejor clima para Bolsonaro. Y lo cuarto, una inyección masiva de recursos a través del programa Auxilio Brasil que consiste en 115 dólares mensuales a 20 millones de familias pobres, para robarle a Lula parte de ese electorado que tiene como ingresos uno o dos salarios mínimos y que es fuertemente favorable a Lula.

¿Qué impacto tendría en Brasil una posible reelección, una victoria de Bolsonaro en medio de este clima de polarización?

Esta es una elección inédita en América Latina porque no habíamos tenido una elección donde un expresidente, que ejerció la presidencia dos periodos seguidos, del 2003 al 2010, compite para intentar regresar después de haber sido fuertemente acusado y enjuiciado por casos mayúsculos de corrupción, entre ellos Odebrecht, el Lava Jato, etcétera; con un presidente en ejercicio que busca su reelección y que es un presidente que tiene muchos cuestionamientos. Esto ha llevado a una situación de una hiperpolarización tóxica en Brasil… Por donde lo mires el país está partido en la mitad, a tal punto que la pelea de fondo no es solamente si elijo a Lula o a Bolsonaro, sino que el elemento fundamental es el antipetismo (rechazo al Partido de los Trabajadores) en contra de Lula y de antibolsonarismo en contra de Bolsonaro. En ambos casos, un 46% de las personas que dicen que van a votar o por Lula o por Bolsonaro expresan: en el caso de Lula lo voy a hacer para impedir que sea Bolsonaro el que siga en el poder y, en el otro caso dicen, voy a votar a favor de Bolsonaro para impedir que Lula regrese al poder.

Esto es lo que está realmente dividiendo, tensionando al máximo a la sociedad brasileña y esto se refleja en una campaña muy sucia, muy negativa, donde todavía faltan cuatro días y mucho puede ocurrir. Este viernes va a haber un debate muy importante donde creo que, dependiendo de lo que pase, puede incluso llegar tener impacto final en esta elección que sigue siendo muy reñida y sigue abierta.

Ciudadanos caminan frente a un puesto callejero de toallas con imágenes del actual presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y su contendiente Luiz Inácio Lula da Silva. Foto: EFE/ André Coelho

En el último debate entre ambos candidatos, Bolsonaro confrontó abiertamente a Lula por su amistad y su simpatía política con el dictador Daniel Ortega. Lula no respondió nada, se echó para atrás, ¿este es un tema que tiene alguna relevancia en este debate electoral? ¿Qué se espera de Lula, en caso de ganar la Presidencia, en cuanto a su política exterior hacia las dictaduras de Nicaragua, Cuba y Venezuela?

En este último debate que tú señalas, Bolsonaro atacó fuertemente a Lula diciéndole todos sus supuestos escándalos de corrupción… Respecto a Nicaragua, lo acusó de ser amigo (de Daniel Ortega) y cómplice, por su silencio, de no estar denunciando fuertemente a la dictadura, ni a la de Venezuela ni a la de Cuba. Lula, por su parte, omitió cualquier referencia, la verdad es que fue muy distraído, no tuvo ningún comentario a ese respecto. Este tema de la dictadura nicaragüense en el contexto de la campaña electoral brasileña, digo esto con mucho dolor, tiene poquísima importancia.

Si Lula resulta electo tendríamos que ver cuál va a ser su planteamiento en materia de política exterior en relación con estos temas. Yo espero que la posición de Lula esté mucho más cerca de la posición de la política exterior del presidente (Gabriel) Boric, en el caso de Chile, que ha venido criticando a la dictadura nicaragüense, que ha venido abogando por la puesta en libertad de los presos políticos, creo que esa es la posición que un país importante como Brasil debería tener en materia de su política exterior, pero no estoy muy seguro de ello. Quizás en lugar de acercarse más a la posición de Chile puede acercarse más a una posición como la de Argentina o bien como la de Colombia, que trate de combinar los intereses nacionales de la política brasileña, y en materia de derechos humanos quizás sí haga una crítica un poco más enérgica, pero en materia de democracia, elecciones, quizás sea más cercano a la posición de México.

Decías que todavía puede pasar algo en estos cuatro días que incline el desenlace. ¿Hay indecisos todavía en este momento en esta elección? ¿Qué puede pasar de aquí al domingo?

En la mayoría de las encuestas vemos entre 4 a 6% de aquellos que dicen que van a votar nulo o en blanco y hay entre el 1 y el 2% que siguen declarándose indecisos. La verdad que es muy difícil atribuir en materia de indecisos o de lo que dicen votar blanco o nulo si se van a terminar pronunciando a favor de Lula o decidiendo a favor de Bolsonaro, creo que en muchos de estos casos estas decisiones son muy emocionales y se toman en el último minuto, muchas veces en frente de la urna.

Lo que sí es importante recalcar es que en esta elección más del 94% de los electores que han dicho que van a ir a votar ya han decidido su voto y han expresado que no van a cambiar su posición. Por lo tanto acá hay un nivel de concentración muy importante, queda muy pocos posibles electores por definirse, pero en una elección tan estrecha y tan cerrada como la que estamos viendo esto puede llegar a tener una incidencia importante.

Puede pasar cualquier cosa en estos cuatro días porque esta es una campaña donde se han dicho de todo. Desde el lado de Bolsonaro le han dicho a Lula, sin nombrarlo, que es el diablo y del lado de Lula le han dicho a Bolsonaro que es, entre muchas otras cosas, caníbal. Esto te da el nivel de locura, de campaña sucia, con redes sociales muy calientes donde el Tribunal Supremo Electoral está tratando de ver cómo pone un poco de orden en esa realidad virtual… Estamos hablando de una diferencia muy cerrada, muy estrecha, volátil, donde cualquier tema importante puede llegar a tener una incidencia en un número x de electores que termine decidiendo el resultado o a favor de Lula o a favor de Bolsonaro.

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