¿Baños públicos en La Habana?

Por Ivett de las Mercedes

Baño ubicado en el Parque del Quijote en Vendado.

HAVANA TIMES – En La Habana, ciudad súper poblada, encontrar un baño público es una odisea. La demanda no satisface el incesante ir y venir de viajantes, que lo mismo andan sin rumbo fijo, que van o regresan de sus labores. A Rita Carmona Solís (54 años) la encontré un día que estaba buscando afanosamente un lugar donde vaciar su vejiga.

Rita Carmona: Sí, muchas veces he estado en esa situación. Hace muy poco descubrí un baño arrendado en la calle Monte. Las condiciones eran pésimas, no solo para la cuidadora, que cada vez que alguien usaba el servicio tenía que llenar el cubo de agua y descargar, sino también para el cliente. El lugar, además de tener poca higiene, era estrecho. Si enfocabas la vista en la pared, sucia y sin repellar en algunos tramos, tenías la sensación de que alguien te estaba mirando y, para rematar, los hombres usaban el mismo espacio que las mujeres.

HT: ¿Conoce algún otro baño público?

RC: Hasta que descubrí el que te mencioné, solo conocía dos baños en el Vedado, ambos muy cerca de Coppelia. Las condiciones de estos, aunque también arrendados, son totalmente diferentes, al igual que los precios.

HT: ¿Cree que las personas tengan conciencia del riesgo que corre su salud al utilizar un servicio sanitario sin las mínimas condiciones de higiene?

RC: El cubano está preparado para la guerra, con eso quiero decir, que cuando le aprieta el zapato no anda mirando si hay mucha higiene o no. Las veces que he tenido que utilizarlo he hecho lo posible por hacer mis necesidades de pie, presento problemas en los riñones y tomo furosemida dos veces al día.

Baño de la calle Monte

Cada vez que tengo que hacer mi recorrido diario es la misma situación, no me da tiempo llegar a casa, porque vivo en la Esquina de Tejas y casi toda la comida o los artículos de limpieza los consigo en Centro Habana y la Habana Vieja.

En cuanto al tema de las enfermedades, conozco de muchos jóvenes que han cogido infecciones vaginales o urinarias al sentarse en una tasa de baño de su centro de trabajo, figúrate en un baño público.

HT: ¿Alguna medida que se pueda tomar en caso de necesitar sentarse en la tasa?

RC: Yo siempre pongo en el borde un papel periódico cuando necesito evacuar. Por suerte ha sido en pocas ocasiones, mi urgencia siempre es el orine.

HT: ¿Se forman colas también para utilizar ese servicio?

RC: En el baño que está en el parqueo frente a Coopelia la he tenido que hacer. Hay muchos jóvenes que andan por esos lares. Lo mismo salen de la universidad que del pre o del cine o del mismísimo trabajo. La realidad es que aunque esa prestación haya pasado a los cuentapropista es insuficiente.

HT: ¿Y los precios?

RC: El de Monte vale un peso, el del parqueo frente a Coopelia dos. El cuentapropista tiene que abastecer el servicio por sí mismo, y pagar la licencia que es de 70 pesos mensuales [por eso cobra más].

Una no siempre anda con pesos sueltos, una vez me vi sin un solo peso y con las ganas de orinar. La cuidadora de ese día me dejó pasar, no sé si por mi cara o porque se puso en mi lugar. Tengo la seguridad de que todo el mundo no es igual, a veces he estado en los hospitales y al no disponer del peso no he podido ir al baño.

Baño de la Calle Monte

HT: ¿Cree que es mejor pagar un poco más y tener un mejor servicio?

RC: Por supuesto, los cubanos nos hemos acostumbrado a lo poco. Creo que un baño con las condiciones mínimas sería para algunos motivo de desconfianza, hemos perdido la capacidad para entender que evacuar es una necesidad como comer y dormir. El Estado tiene que tener la capacidad de solucionar cualquier problema social que surja, por lo que la poca existencia de baños en La Habana es un gran problema social, que conlleva a cometer numerosas indisciplinas.

HT: ¿Coménteme de esas indisciplinas?

RC: Indisciplina social es escribir en las paredes, romper los teléfonos y, por supuesto, orinar o defecar en espacios públicos. He visto muchas veces hombres orinando detrás de los árboles, otros pegados a las paredes, en pasillos y escaleras. Me imagino que las mujeres harán lo mismo. Ciertamente a muchos les importa tres pitos ser multados por la policía, pero tampoco creo que se multen a tantas personas por eso, aunque esté prohibido.

Opino que el Gobierno tiene la obligación de habilitar baños públicos, y el pueblo abrir los ojos ante los numerosos casos de baños en las unidades de salud y algunos servicios estatales, donde se niega la entrada a la gente diciendo que están clausurados.

Muchas de esas personas son los mismos pacientes que se atienden en el lugar. En otros casos te preguntan descaradamente si vas “a pis o caca”, o “el uno o el dos”, y cuando entras casi siempre está sucio; el cubano ha tenido que aprender, hasta a orinar, encima de la mierda ajena.

 

 

 

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