Agustina Llumá y el periodismo sobre danza

Por Helson Hernandez

De la revista Balletin Dance.

HAVANA TIMES — “Cuando un latinoamericano sale a escena en cualquier parte del mundo, nunca pasa desapercibido,” nos comentó Agustina Llumá, fundadora de la Revista Argentina de Danza Balletin Dance y participante de los Festivales de Ballet de La Habana.

HT: Antes de Balletin Dance ¿qué ocupaba la vida profesional de Agustina Llumá?

AL: Si bien tenía 23 años cuando fundamos junto a Martín Goyburu y Diego Llumá, Balletin Dance, era Profesora Nacional de Ballet y dictaba clases en diferentes academias de Buenos Aires. Una vez iniciada la revista dejé la docencia: los tiempos que exige una publicación mensual informativa de actualidad, no permiten dictar clases con horarios establecidos.

HT: ¿La Danza en su vida periodística?

AL: En realidad la danza ingresó a mi vida mucho antes que el periodismo.

HT: Háblenos sobre el surgimiento de esta importante revista argentina de danza.

AL: Era 1994, y en la Argentina no existía ningún medio (ni gráfico, ni radial, ni televisivo) dedicado a difundir las actividades del arte de Terpsícore. Fue un gran desafío encarar el periodismo especializado, pero el equipo que habíamos formado era perfecto para emprender la odisea.

La revista cubrió un vacío existente, y fue aceptada por el ambiente de la danza desde su primera edición. Nuestro objetivo primordial es informar, y es muy importante para nosotros respetar la diversidad, y reconocer el trabajo de todos (principiantes, amateurs y profesionales de reconocida trayectoria). Para nosotros la danza incluye todas las posibilidades de manifestación, que signifique expresarse con el cuerpo humano.

HT: Dentro de las publicaciones latinoamericanas que exclusivamente abordan la danza, ¿cómo se inserta Balletin Dance?

AL: Desde el primer número de la revista nos mantuvimos en contacto con las pocas revistas especializadas del mundo. Instrumentamos un sistema de intercambio a través de las ediciones impresas, por correo. Actualmente continuamos manejándonos a través de internet (que no existía allá por 1994). En estos 18 años, han existido diversas publicaciones, algunas duraron más que otras, pero en realidad son muy pocas las existentes. Casi siempre sostenidas por la tenacidad de sus directores.

HT: ¿Cuándo llega usted por vez primera a Cuba y en que circunstancias?

AL: Mi primer viaje a Cuba, fue en 1987. Fui a cursar el Cuballet en agosto. Una experiencia inolvidable, que finalizó bailando Don Quijote (un papel menor en cuerpo de baile) en la Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana. La bailarina protagonista, Kitri, fue encarnada por una compatriota, que iniciaba una temporada allá: Marcela Goicoechea.

HT: Y Balletin cómo ha proyectado su interés por el desarrollo danzario de la isla.

AL: Alicia Alonso estuvo siempre muy vinculada a nuestro país, donde se conocía el trabajo de la técnica del ballet que se había desarrollado en Cuba. Siempre me había llamado la atención, si bien no entendía como hoy comprendo la importancia de la creación de esta metodología, era una mezcla de misterio, calidad e identidad.

Ya en calidad de periodista fui invitada al Festival Internacional de Ballet de La Habana. Así, cuando iniciamos nuestra labor en el mundo de la edición de libros (especializados en danza) en 1996, la posibilidad de lanzar una colección cubana estuvo en mente en primera instancia. La cuestión es que todos los proyectos encarados desde Balletin Dance priorizan lo argentino, somos argentinos y estamos orgullosos por ello. Sin embargo en materia de danza y literatura, o de danza e investigación, tenemos todavía mucho por aprender y desarrollar (aunque hace diez años existe una carrera universitaria al respecto).

De la revista Balletin Dance.

Los autores de nuestros libros, son aquellos pocos investigadores de larga trayectoria argentinos, pero todavía no se han formado jóvenes futuros investigadores dedicados a la danza. Desde que leí la primera investigación de danza a cargo de un profesional cubano, me quedé maravillada por el trabajo, la seriedad y la responsabilidad de su realización. Era un estudio sobre Pavlova en Cuba, de Patricio Rey, todavía lo conservo en la biblioteca de Balletin Dance.

HT: Su país ha dado al mundo grandes bailarines, sin embargo no se reconoce una Escuela Argentina de Ballet.

AL: Efectivamente no hemos creado en argentina una metodología académica de formación. Pero la ecléctica enseñanza ha desarrollado algunas características propias que pueden apreciarse en casi todos los bailarines argentinos. Se destacan las individualidades, un cierto desarcartonamiento, técnica cuidada (de base rusa), cierta nobleza en su gestualidad.

HT: ¿Considera que la emigración es un tema que ha influido en el futuro de compañías como el Ballet del Teatro Colón de Buenos Aires, por ejemplo?

AL: Los artistas han sido nómades en toda la historia del arte. Ellos van donde el trabajo los llama, según sus propias palabras. Como la carrera normal es muy corta, tienen que aprovechar al máximo el tiempo y generalmente migran en búsqueda de mejores repertorios, mayor cantidad de funciones, mayor posibilidad de protagonizar obras e incluso mejores salarios. A veces siguen falsas ilusiones, otras veces logran desarrollar sus carreras con mayor plenitud.

En el Teatro Colón el mayor problema que se presenta desde hace dos décadas es justamente la falta de recambio generacional, causada por antiguos reglamentos laborales, que impiden la incorporación de nuevos bailarines. Si bien esto ahora ha encontrado una solución no definitiva, en los últimos veinte años ha obligado a quienes quisieran desarrollar una carrera, a irse del país.

A pesar de que en las provincias argentinas existen otros elencos de ballet, su actividad ha sido siempre muy reducida, con poco presupuesto, pocas horas de trabajo y pocas expectativas de progreso. La meca del ballet en Argentina es definitivamente el Colón. En materia de danza contemporánea, folklórica o de otras estéticas, la situación es bien diferente, pues prácticamente no existen elencos estatales. Los emprendimientos privados son imposibles de sostener  por ello no se han generado focos para desarrollar una carrera en estos ámbitos.

HT: De tantos artículos que ha publicado Balletin Dance, ¿hay alguno que considere de importancia histórica en la trayectoria de esta revista?

AL: Verdaderamente hemos publicado en estas más de doscientas ediciones, varios informes y entrevistas de suma importancia, pero no podría mencionar uno que haya marcado un hito en la historia de la publicación. La colección completa es utilizada hoy como material de consulta para todo curioso, investigador y/o estudiante. Hemos tenido la fortuna de entrevistar en exclusiva a los más importantes referentes del siglo XX y cada vez estamos convencidos que son ellos quienes más tienen para decir a nuestros lectores.

HT: Entre el 28 de octubre y el 7 de noviembre Cuba tendrá su XXIII Festival Internacional de Ballet, ¿adelantos sobre la presencia argentina a dicho evento?

AL: Los invitados suelen guardarse casi en secreto hasta llegada la fecha del Festival. De todas formas, te puedo adelantar que viajará una pareja en representación del Teatro Colón, aun no anunciados sus nombres oficialmente, y sé de algunos argentinos radicados fuera que llegarán a la Isla con el orgullo de poder contar, o repetir, con esa experiencia única en su haber.

HT: Si fuera a calificar a nuestros bailarines latinoamericanos, ¿con qué palabras les definiría?

AL: Bueno, Latinoamérica presenta sus particularidades en cada país. Para generalizar podría asegurarte que la expresividad es aquello que los define. Su humanidad. La conexión que logran con el público en las presentaciones. Y la pasión con la que encaran sus roles. Cuando un latinoamericano sale a escena en cualquier parte del mundo, nunca pasa desapercibido.