Dora Williams / Spoon River (Teatro-video)

Por Adonis Milán

 

 

HAVANA TIMES – Las olas del mar traen el capítulo cuarto de la serie de cortometrajes de Spoon River, basada en la Antología de Spoon River, del escritor estadounidense Edgar Lee Masters. Aquí se cuenta la historia de Dora Williams, la cazafortunas del pueblo, después que su amor de juventud la abandonara, descubre sus habilidades para escalar en las esferas sociales mediante el matrimonio a conveniencia.

Dora es todo una antiheroína, ella no se mueve por pasiones o resentimientos, a diferencia de las mujeres que aparecen en los capítulos anteriores, su único objetivo es la banal ambición de una vida lujosa a cualquier costo.

Lentamente fue secando su humanidad para darle paso a una máscara social y frívola. Evade el dolor, la nostalgia y cualquier experiencia traumática, ella decide de una manera quirúrgica cortar todo lo que la hace indefensa. En su lugar encontramos una mujer ataviada de una gran sonrisa impuesta y poses de gran dama.

La filmación fue en la costa conocida como playa del Chivo, pasando el túnel de La Habana Vieja, un lugar famoso por ser un sitio de encuentros eróticos para homosexuales, donde la marginación y el lívido masculino pulula de una manera grotesca.

Anqué Dora Williams utilice el vestido, los guantes y las alhajas de una dama, su esencia de mujer libertina y sin escrúpulos se descorre por momentos.  Cuando se está tan vacío por dentro, lo mejor es rellenar el exterior de gustos y comodidades, su aptitud puede ser un modelo estandarizado en estos tiempos. 

La actriz Claudia la O es una Dora ideal, llena de maniqueos, pero sin dejar de mostrar momentos de intimidad. Una cosa que gana la interpretación de este personaje es ver a la mujer derrotada, pueblerina y vulgar que se puede observar como un cimiento donde se erige la falsedad de alguien que aparenta lo que no es.

La frustración siempre es el tema que quiebra a cada uno de los personajes que pronuncian estas especies de epitafios en Spoon River. Es un fantasma que mira al mar, pero también a la vida como una carrera que en algún momento desvaneció todo lo que obtuvo.

Las joyas se convierten en arena, el dolor en nostalgia, la rabia en calma y el cuerpo en espectro. La vida es una mala partida de póker, por más trampa que hagas, siempre te va jugar una mala pasada.

La araña Dora quedó enredada en su propia tela.

Morir para conocer la verdad y vivir en la mentira será el corazón de esta narrativa. Es triste el escenario de esta infeliz mujer, quien intentará despojarse de todo lo que fue, pero no estamos seguros si lo podrá conseguir.

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