Zapateando

Armando Chaguaceda

Zapata lives!… in Oventic
Zapata vive!… en Oventic

Tras la reja los encapuchados custodian Oventic, uno de los municipios autónomos de la zona zapatista.  Una tensión flota en el ambiente, apenas descendemos de la camioneta que nos lleva hasta las puertas del Caracol II, a 20 minutos de San Cristóbal de las Casas.

Al  acercarnos para ingresar al sitio, uno de los hombres con pasamontañas pide nuestras identificaciones y empieza a formular preguntas…luego pasamos un segundo filtro, donde otros guardianes esbozan relajadas sonrisas y nos dejan pasar al pueblo.

Con 15 años de guerra de alta y baja intensidad, las medidas de seguridad son cotidianas ante la presencia de cualquier extraño que pretenda ingresar a cualquiera de los municipios autónomos.

Pese a ese hostil contexto, las  comunidades zapatistas cuentan hoy con un sistema de enseñanza autónoma (primaria y secundaria) donde se educa a las nuevas generaciones;  clínicas autogestionadas con servicios básicos (chequeo de presión, farmacias, inyecciones), cooperativas donde se comercia todo tipo de productos: café, artesanías típicas, cárteles alegóricos.

Tras la recepción inicial por la Comisión de Explicación, nos envían a la Junta de Buen Gobierno, el órgano administrativo de los municipios autónomos, integrada por unos 20 miembros.

Nos reciben dos hombres y una mujer, que no rebasan los 30 años.  En sus cargos, rotativos y honorarios, permanecen tres años, salvo en los casos de mala gestión, cuando pueden ser destituidos por el pueblo.

Explican que, como municipios autónomos, no reciben recursos del Gobierno Federal, que su manutención proviene de organizaciones internacionales y de los recursos generados por las cooperativas, en especial por la venta del café.

Aunque el sub comandante Marcos no está presente en la comunidad, para los zapatistas es una presencia ausente. “Él nos representa, así se eligió,” dicen y se quedan en ese cuarto adornado con cárteles de otros líderes emblemáticos, Emiliano Zapata, el Che Guevara…

Una mudanza social es palpable. Con el surgimiento de las Juntas de Buen Gobierno las mujeres comienzan a denunciar ante este organismo administrativo si su esposo las golpea o se alcoholiza.

La Junta, ente de justicia popular, primero hace un llamado de atención, de persistir la conducta puede aplicar sanciones que van desde labores de campo, trabajo, ayuda a vecinos, la cárcel zapatista, y la última instancia, la expulsión de la comunidad.

Las mujeres zapatistas han cambiado su mentalidad y su activismo en las decisiones de la comunidad. Forman parte de las Juntas de Buen Gobierno, de los Caracoles, se encargan de las “Tiendas de Mujeres por la Dignidad,” cooperativas integradas por unas 30 mujeres, donde venden sus artesanías; algunas son comandantas del Ejército Zapatista.

En 1993, un año antes del surgimiento público del EZLN, las mujeres zapatistas redactaron su primera Ley Revolucionaria de Mujeres, un decálogo de derechos, donde se incluye la participación, la igualdad, la erradicación de prácticas cotidianas como los golpes y el abuso en el trabajo doméstico. Y apenas se entra a las comunidades zapatistas, las leyendas prohibitivas del consumo de alcohol y enervantes  llaman la atención.

Oventic pareciera emergido de un cuento, de un mundo utópico, apenas se entra al campamento, denominado “Resistencia y rebeldía por la humanidad,” se oye la estación “Amanecer de los Pueblos” en el dialecto local, se escuchan canciones de Pablo Milanés, al que acompañan coloridos murales con imágenes de Emiliano Zapata, el Che Guevara, Marcos, mujeres cubiertas con pasamontañas de estambre, de indígenas, de leyendas que iluminan casas, escuelas, hospitales. Y en la plaza se juega con pelotas.

Una decena de hombres y mujeres indígenas tzotziles, choles y tzetzales pertenecientes a los municipios zapatistas se rotan cada semana para atender el campamento de Oventik.

La experiencia zapatista, aún con sus tropiezos y mistificaciones, da cuenta de sueños y desafíos, de organizaciones y mentalidades que buscan, frente al sistema vigente, “otros mundos posibles.” Mundos donde el “mandar obedeciendo” deje menos margen al autoritarismo, la corrupción y la mercantilización y ofrezca esperanzas coherentes de libertad.

——-Con este texto cierro una trilogía que abarcó, además de la experiencia zapatista, el acompañamiento a los Sin Tierra brasileños y al Movimiento anti TLC costarricense. He sido, sin dudas, testigo privilegiado y nada imparcial de estos procesos.  De los destellos de una trama multicolor e inacabada, de los nuevos rumbos de una lucha popular empeñada en defender la vida frente a la depredación capitalista y la dominación estatal en nuestras tierras americanas.

One thought on “Zapateando

  • Excelentes letras… inspiradoras.

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