Tanya, una cantante cubana y ‘Ese Hombre está loco’

Caridad

Dicen que en un cine de la Habana, allá por los años 86 u 87, mientras el desaparecido Noticiero ICAIC colocaba en pantalla la imagen del presidente de Cuba, alguien del público comenzó a cantar (o puso en su radiograbadora) una canción que se escuchaba bastante entre los jóvenes que gustaban, sobre todo, del pop y el rock: “Ese hombre está loco”.

Era la voz de Tanya Rodríguez con el grupo Monte de Espuma, mi preferido por aquellos extraños tiempos de adolescencia.  La veracidad de la anécdota no podría asegurarla, pero sé que a mi familia no le hizo ninguna gracia cuando declaré mi gusto por ellos.

El grupo era conocido por interpretar rock.  ¡Dios mío, nuestra hija escucha rock!, ¿qué habremos hecho mal?, deben haber pensado.  Ser rockero, para la sociedad cubana de los años 80, era como ser hijo del Diablo o de Dios, daba igual, al menos para mis padres era lo mismo Dios, el rock y el diablo.

Cualquier cosa que no alabara al Proceso, o que se saliera de lo “establecido.” era visto al menos como un peligro para el buen desarrollo de la juventud.

Pero el asunto iba más lejos, Tanya se vestía distinta al resto de las cantantes de esa época, se movía distinto, cantaba distinto.  Era distinta en todo.  Todo.  Mi madre me preguntó si a mí no me parecía que Tanya era lesbiana.

Yo no pensaba en el sexo y nunca había visto una lesbiana, así que le dije que no, pero me importaba un pelo si lo era o no.  Pero ese fue otro detalle para no ver con buenos ojos que yo asistiera a sus conciertos.

En unos años Tanya se separó del grupo, yo comencé en el Pre becado y el gobierno comenzó a preparar nuestras mentes para los años más duros de la década del 90.   Para mis padres fue un alivio tenerme encerrada dos semanas seguidas, con un Pase de dos días, en total 4 ó 5 días libres al mes.

Así fui perdiéndome, uno tras otros, casi todos los conciertos que ofreció mi cantante preferida.

La suerte de ella parecía que iba a cambiar – ya se sabe, el rock y el pop no era de lo más promocionado por la radio y la tv cubanas – cuando se presentó a uno de esos concursos llamado OTI.

La canción “Acorralada” pegó de tal modo en la gente –les gustara o no el pop – que todos pensaron que sería ella la seleccionada para el primer premio.

Yo no sabía mucho de la farándula musical, ni de política, solo tenia 16 años; pero algo me dijo que no se lo darían, como se dice por aquí: “la tragaban, pero no la pasaban.” Tanya se quedó sin su merecido premio (con viaje incluido, por supuesto, eso era lo más ansiado y lo más temido).

Y con los apagones, la crisis, y todo lo demás, la vida se nos fue haciendo cada vez más difícil, los artistas dejaron de tener fuente de trabajo; ni hablar de los músicos que no se consideraban “populares” cubanos de verdad.

Unos días después de terminar el preuniversitario escuché en la radio que había un concierto de Tanya en algún teatro, no recuerdo cual.  Sí recuerdo que tenía muchos deseos de ir después de 3 años de encierro.

Pero un pequeño detalle me lo impedía: no tenía zapatos para salir a la calle, menos a un teatro.

Más tarde supe que andaba de gira por Viet Nam o alguno de esos países “raros.” Imagino que haya atrapado esa oportunidad aunque pareciera descabellado cantar rock o pop a los vietnamitas.

Se fue, como muchos, y a pesar de todo me alegré que no hubiese regresado.