Otra temporada de los juegos del hambre en Venezuela

Más de tres millones de bolívares hay que tener para comprar un dólar

Por Caridad

Ya que apenas se tiene el agua para el consumo diario, es difícil sembrar por aquí. En cambio, un par de cabras, gallinas, ovejas o cerdos, no consume tanto de este líquido.

HAVANA TIMES – Cien, doscientos mil, trescientos mil bolívares si acaso sirven para pagar el transporte. Y para obtener ese dinero en efectivo hay que dedicar todo un día a hacer la cola en un banco en el centro de la ciudad, porque en la periferia de Barquisimeto, por ejemplo, no existen sucursales bancarias, ni siquiera un miserable cajero.

Es como si, fuera de Caracas, se viviera más allá del Tercer Mundo en cuestiones de servicios de primera necesidad. Obviamente, ahora todo el país es un desastre, pero este problema con los servicios no es nuevo.

Este año está resultando, para muchos, peor que el anterior.

Con la pandemia en su momento de mayor auge, la sobrevivencia está cuesta arriba. En Caracas los amigos me cuentan que los Centros Centinelas (espacios habilitados para atender exclusivamente a enfermos de covid-19) están saturados, y los hospitales, por supuesto, desde mucho antes.

Por tanto, es difícil lograr el acceso a cualquiera de ellos, sea por la gripe o por cualquier otra enfermedad. He conocido de varias personas que han tenido que buscar amigos con alguna clase de contacto en el Gobierno, para lograr ser admitidos en un Centro Centinela. Allí la atención, según me han contado algunos, es muy buena. Pero, según me han contado otros, es pésima, quizá debido a ese asunto de la saturación.

En lo personal dos personas de mi familia venezolana han enfermado de la gripe. Uno murió, porque las pruebas daban negativo, y, aunque tenía todos los síntomas, sin una orden de un médico que certificara la enfermedad, no podía ser admitido en un Centro Centinela. El otro familiar corrió con mejor suerte… o sea, consiguieron algún contacto.

Ya sabemos que el mundo entero anda revuelto con este asunto de la gripe, pero cuando las cosas ya están revueltas de antemano, es mucho más difícil todo.

En estos momentos, por ejemplo, es casi imposible conseguir gasolina. La crisis no es nueva, ha tenido sus altas y bajas, pero ni siquiera en las bombas donde cobran en dólares se consigue con facilidad. Si se busca de contrabando hay que pagar más de un dólar por litro, en dependencia de la necesidad de uno y del vendedor.

Los que siembran y crían animales protestan por la pérdida de cosechas, a causa de que el Gobierno no prioriza a este sector y no es estable en el abastecimiento de la gasolina.

La gente, por estos lares donde la mayoría tiene al menos un pequeño patio de tierra, ha comprendido que lo mejor es asegurar, con propia mano, aunque sea un mínimo de proteínas. no dependen demasiado Ya que apenas se tiene el agua para el consumo diario, es difícil sembrar por aquí, en cambio un par de cabras, gallinas, ovejas o cerdos,de este líquido. Así que han comenzado a florecer los comercios donde ofertan comida seca, medicamentos y otros insumos para la cría de animales.

Si con diez dólares apenas se logra sobrevivir una semana, invertir ese dinero en gallinas asegura tener varios huevos a la semana con un mínimo de esfuerzo. Pero eso es posible en las periferias, quienes viven en el centro de la ciudad o en urbanizaciones no pueden hacer esa clase de pequeñas inversiones.

El Gobierno continúa prestando más atención a sus propios negocios, el país se ha convertido, y cada día se confirma, en un enorme sistema de señores feudales. Cada región tiene sus propios duques y reyezuelos que disponen del entorno según sus propias necesidades y poder.

Cada día aumenta la cantidad de personas que venden su trabajo por un plato de comida. Esos pequeños señores feudales se aprovechan de la necesidad de quienes no tienen acceso a una fuente de empleo o a un pedazo de tierra con agua (no sé cuál de las dos cosas es más difícil de obtener) para ofrecerles uno o dos platos de comida a cambio de que trabajen como peones.

¿La ironía?  Según la Ley de Trabajo se debe pagar un salario mínimo, un bono de alimentación y otros beneficios por tiempo de empleo. Estas personas que están pagando con comida a sus trabajadores violan la Ley, pero lo que “legalmente” paga cualquier empleo, apenas alcanza para algunas comidas en la semana, pues el salario mínimo en este mes es de diez millones de bolívares, lo que se traduce en poco más de tres dólares mensuales.

Los Juegos del Hambre en Venezuela arriban a su séptima temporada…

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Caridad

Caridad: Si tuviera la oportunidad de escoger cómo sería mi próxima vida, me gustaría ser agua. Si tuviera la oportunidad de eliminar algo de lo peor del mundo borraría el miedo y de todos los sentimientos humanos prefiero la amistad. Nací en el año del primer Congreso del PCC en Cuba, el día en que se celebra el orgullo gay en todo el mundo. Ya no vivo al este de la habana, intento hacerlo en Caracas y continúo defendido mi derecho a hacer lo que quiero y no lo que espera de mí la sociedad.

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