No basta el petróleo, Venezuela vende su vida

Caridad

HAVANA TIMES — La Calima envuelve a Caracas, como siempre sucede en esta época del año.

En Zulia, Maracaibo, como en otros estados de Venezuela, se incrementa la sequía.

En Caracas hay muchas parroquias que llevan meses con extremos problemas en el abastecimiento de agua.

No llueve. El embalse de Guri, el más grande de Venezuela, está a punto de colapsar mientras el gobierno culpa al tal “Niño” y el resto de los venezolanos a la ineficiencia del gobierno.

En medio de esta situación el gobierno anuncia la extracción – a cielo abierto – en Zulia y el Sur de Venezuela, de carbón, oro, diamante, coltán…porque los precios del petróleo están tan bajos…porque ya hemos acabado con las reservas del país…ahora vamos a acabar de comernos la tierra. Y no solo nos la vamos a comer, también la compartiremos con otros países amigos. En este caso, Canadá.

El gobierno de Nicolás Maduro acaba de otorgar una licencia de explotación de minería a cielo abierto a la empresa aurífera canadiense Gold Reserve.

Son extensas las zonas que caerán dentro de este “regalo” de Maduro al gobierno de Canadá: varios Parques Nacionales entre los que se incluyen Parima-Tapirapeco y el más famoso Canaima.

Se conoce que para el procesamiento del oro se utiliza ampliamente el cianuro: con la consecuente contaminación letal de las fuentes de agua. Si, agua, esa misma que nos está faltando, esa misma de la que depende, también, la electricidad de una buena parte del país.

Pero es más importante que entre dinero a las desfalcadas arcas del país. Que resuelva el que venga atrás, que se las arreglen como puedan los que vivan cerca de las zonas de explotación, los que beban esa agua…en fin, que la vida y la naturaleza se las ingenien para luego reconstruir este pequeño desliz de un gobierno que se dice abanderado de las causas ecológicas y la salvación del planeta. Más tarde, si acaso, se acusará a la infame empresa canadiense imperialista, que violará las medidas “impuestas” por el gobierno para el cuidado del medio ambiente.

En medio de este caos económico y de inseguridad que envuelve a los venezolanos, son pocos los que han escuchado sobre esta “medida económica”, y muchos menos los que han levantado su voz al respecto.

Al fin y al cabo la represa el Guri no está en Caracas, las minas de carbón, oro, coltán, no están en Caracas. Lo que no sucede en Caracas no ha sucedido. Lástima que será bastante tarde cuando las consecuencias comiencen a afectar a Caracas.

Mientras, entre los pocos colectivos (y no hablo de los famosos y mal mirados colectivos bolivarianos) que levantan su voz contra este nuevo robo, este ecocidio planificado; se encuentran Marea Socialista, La Sociedad Hombre y Naturaleza y Maikiralaasalii.

Maikiralaasalii (se traduce: los que no se venden) son un grupo de wayúus (indígenas mal conocidos como guajiros) y criollos zulianos que se han plantado en las cercanías del río Socuy. Este río nace al norte de Zulia, es uno de los que nutre de agua a los embalses que la distribuyen en todo el estado zuliano.

Ya la explotación del carbón en la Mina Paso Diablo contaminó el río Guasare, otro de los principales proveedores de este estado; y la contaminación provocó del desplazamiento, enfermedad y pobreza de cientos de familias wayúu en esas zonas. Hace poco los miembros de Maikiralaasalii, junto al antropólogo Luisbi Portillo, enfrentaron una dura lucha para echar abajo el Decreto 1606, mediante el cual se expandiría la explotación de carbón a cielo abierto hasta el río Socuy, con su consecuente contaminación y el resto de desastres a los que contribuye la minería.

Los estragos de la Mina de Paso Diablo llegan hasta la comunidad de “los que no se venden”, la sequía los golpea la mayor parte del tiempo. Y ahora se anuncian nuevos tratos con empresas extranjeras de minería, que no tardarán en expandirse y profundizar los daños en la zona.

Mi admiración y mi apoyo a estos hombres y mujeres que no se venden, al profesor Luisbi Portillo, y a todos los venezolanos que, en lo adelante, levanten su voz contra esta nueva estafa ecosocialista.

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