Gracias a los bomberos de Caracas

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bomberos-rescatan-gatoHAVANA TIMES — En lo adelante miraré más a menudo el pino que está frente a mi cuarto.

En realidad lo hago cada día varias veces, incluso es hasta inevitable, me siento a trabajar en la computadora, miro a través de la ventana y ahí está el pino.

Llevábamos varios días escuchando el maullido de un gato. Intermitente, a veces intenso, a veces más débil.

No sabía si grande o pequeño, solo estábamos seguros que no estaba aquí en el patio de la posada donde vivimos. Quizá era solo una gata recién parida en algún patio cercano – me dije para calmar mis nervios.

Ayer amaneció lloviendo, y volvieron los maullidos lastimeros, salí otra vez a buscar, porque en todo caso, gato enamorado o gata recién parida, no se iban a quedar bajo la lluvia. Si continuaba maullando era que estaba en problemas.

Busqué…y busqué…nada.

Dije unas cuantas malas palabras, incluso maullé, pero con el ruido de la lluvia y algunos carros apenas escuché al gato.

Regresé a mi cuarto, llaman por teléfono y me acomodo en la ventana. Miro hacia el pino – como casi siempre –  y …¡ coñó…!

Allí encima estaba el gatito, amarillito, adornando casi la punta del pino como si fuera un muñequito de navidad.

Quien estaba al otro lado del teléfono se asustó con mi grito, ¿¡Qué hace ese gato allá arriba?!, le pedí que llamara a los bomberos o a quien fuera.

Salí a conversar con él y avisé a los demás de la posada para llamar también a los bomberos por nuestra cuenta.

Mientras los esperábamos en medio de la calle, dándole ánimo al gatico, salieron varios vecinos que también estaban preocupados por el incesante maullar del gato, pero nadie había tenido la ocurrencia de mirar hacia arriba de un pino.

Teníamos dudas de si los bomberos subirían hasta nuestra calle solo por un gato, pero en menos de una hora llegó un carro pequeño, encontraron que el pino era endeble y el gato acurrucado muy alto y llamaron a otro carro, con escalera más grande.

El pobre gato se asustó tanto que comenzó a darle vueltas al pino y luego a bajar un poco, nos dio gracia que solo un miedo mayor lo hiciera movilizarse y tratar de bajar por sus medios, pero la verdad, no le iba bien en el intento y al final el bombero logró agarrarlo.

Suspiros y aplausos….sí, como en las películas.

No todos los días uno tiene una  historia con final feliz para contar.

Bueno, feliz para el gato y nosotros…que por el momento a la perra y la gata de la posada no les ha hecho gracia la llegada de este nuevo…y travieso inquilino.

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Caridad: Si tuviera la oportunidad de escoger cómo sería mi próxima vida, me gustaría ser agua. Si tuviera la oportunidad de eliminar algo de lo peor del mundo borraría el miedo y de todos los sentimientos humanos prefiero la amistad. Nací en el año del primer Congreso del PCC en Cuba, el día en que se celebra el orgullo gay en todo el mundo. Ya no vivo al este de la habana, intento hacerlo en Caracas y continúo defendido mi derecho a hacer lo que quiero y no lo que espera de mí la sociedad.

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4 thoughts on “Gracias a los bomberos de Caracas

  • Una historia muy bonita, el gato es precioso. Creo que los gatos en Cuba no se quedan atrapados en los árboles, porque no recuerdo nunca que los bomberos hayan bajado uno de algún árbol. Enhorabuena por los bomberos caraqueños. Muy buenas las fotos YC.

  • Linda historia con final feliz, que bueno que te dio por mirar al pino. :)

  • Pobrecito, como iría a dar allá arriba? Que bueno que lo pudieron bajar.

  • La vaina es que esta gente debería estar también apagando el sofocón delincuencial que hace rato está arrebatao en buena parte de esta selva.

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