¿Cuántos mercenarios habrá en toda Cuba?

Por Caridad

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HAVANA TIMES – El domingo 11 de julio, como a todos, me sorprendieron los videos en los que, por primera vez en más de 60 años, vimos a los cubanos saliendo a las calles a reclamar sus derechos.

Por supuesto que todos comprendemos a lo que me refiero, pues no es que los cubanos nunca hayan levantado su voz contra el despotismo castrista, sino que es la primera vez que esta protesta es masiva… incluso hermosa.

Cuando, viviendo en Caracas, anunciaron la muerte de Fidel Castro, una especie de mezcla entre asombro y apatía fueron mis primeros sentimientos. Asombro porque, a esas alturas, ya comenzaba a creer que el tipo era realmente eterno, inexpugnable… o que al fin y al cabo era cierto lo del doble e, igualmente, era poco probable que algún día se decidieran a sincerar su muerte.

El desinterés o mi ausencia de alegría no se debió a que lamentara su muerte (que al fin y al cabo no veo la muerte como un castigo o algo de qué lamentarse), sino a que sabía de antemano que nada en Cuba iba a cambiar.

Una buena parte de los cubanos hemos vivido con esa terrible certeza de que no veremos cambio alguno en nuestro país, de que la gente nunca saldrá de esa especie de estupor o hipnotismo o esa mezcla de fanatismo y desidia que se apoderó de quienes se llaman “revolucionarios”.

Quizá sea por eso que me sorprendió tanto ver las calles de La Habana y otras muchas ciudades de la isla, llenas de cubanos que caminaban al grito de Patria y Vida.

Hace mucho que no escribo sobre la isla, porque no me corresponde hacerlo si vivo fuera hace alrededor de diez años y quienes están allá tienen el conocimiento exacto de lo que está sucediendo; pero en estos momentos es poco probable que logremos escuchar sus voces. Quizá se vuelva extremadamente difícil la comunicación entre los cubanos que viven en la isla y el mundo real… quiero decir, el exterior.

Al régimen cubano le ha explotado en la cara su propia “masa cárnica”. Para quienes no entiendan la alegoría culinaria, desde hace meses la gente en Cuba se venía quejando por la venta de una masa cárnica para hacer croquetas, pero que resultaba sumamente explosiva a la hora de freírla. Mientras la gente se quemaba o se lastimaba, el gobierno se justificaba alegando ineptitud por parte de los cubanos pobres, esos que se ven obligados a comprar lo que sea para poder sobrevivir… o sea, la mayoría.

Y esa mayoría, o parte de esa mayoría, salió a las calles como aceite hirviendo dejando a la Seguridad del Estado y a todos los involucrados en la contrainteligencia y represión muy mal parados.

¿Cómo es eso que no pudieron impedir, como hacen habitualmente con los llamados por ellos “disidentes”, que la gente se pusiera de acuerdo y saliera a la calle a expresar su opinión? ¿Cómo es eso que no pudieron enterarse a tiempo de esta nueva maniobra del imperialismo yanqui? ¿Cómo es eso que dejaron entrar al país tanta cantidad de dólares que pudieran comprar a cientos o miles de cubanos, no solo en La Habana, en casi todo el país?

La croqueta se fríe en aceite hirviendo, explota sin que el régimen tenga tiempo de medir la temperatura, tal como exigían a la gente que debían cocinarlas, midiendo la temperatura. ¿Quién puede medir la temperatura de algo cuando tiene hambre?

El gobierno no se esperaba esta explosión, porque siempre habían sabido prever cuando el aceite comenzaba a hervir, habían encontrado el modo de apagar el fuego antes del desastre. Ahora, con la cara quemada por todas estas imágenes recorriendo el mundo por primera vez, se vuelven locos y salen ellos también gritando, pero sin tiempo para ponerse sus habituales máscaras.

No alcanzan las máscaras para todo su aparato represivo, no les da tiempo hacer un plan adecuado porque hasta ahora eran 10, 15, quizá 30 personas las que salían a protestar en algún que otro punto del país, mucho más fácil de reprimir si era en las provincias orientales.

Ahora saltan las croquetas y explotan en todos lados, y esa confianza que los acompañó, porque funcionaba a la perfección su aparato-anti-conspiraciones, es la misma que los traiciona y hace que sus fieles verdugos vestidos de civil o militar se olviden que son grabados por cámaras y celulares y demuestren todo su miedo pateando, vejando, disparando a gente indefensa, en su mayoría pacífica, a miembros de presa internacional acreditada en Cuba, a gente que quizá ni siquiera estaba protestando pero que se unieron a los gritos al ser testigos del uso desmedido de la fuerza policial o militar.

Las fuerzas antimotines las vi entrenando en La Cabaña hace muchos años, solíamos pasar por ahí para cruzar el túnel y mi amiga y yo nos quedamos muy sorprendidas de ver ese tipo de tropas policiales en Cuba. Si de algo siempre se cuidó el gobierno cubano fue de reprimir al pueblo abiertamente. Se suponía que era una revolución de todos y para todos y por el bien de todos. O sea, que todos estaban de acuerdo con el gobierno perfecto y, por tanto, no existía razón alguna para protestar, mucho menos para reprimir.

Hoy queda poco espacio para la sorpresa.

A nadie le ha quedado dudas del poco talante democrático del gobierno cubano. Si 10 personas salen a la calle a expresar su disconformidad con el accionar del gobierno, se los llevan cargados o medio estrangulados y los mantienen presos sin respetar ninguno de sus derechos.

Si son 100 personas o 1000 personas, es demasiado para ellos, habrá disparos, gas pimienta, palizas y detenciones en las mismas condiciones… incluso si no estás en la calle protestando, pero estás “fichado” por la seguridad del estado, o por tener antecedentes penales, irán a buscarte a su casa. Es lo que siempre hacen.

El gobierno sabe muy bien que existen sobradas razones para salir a protestar, a pesar de eso su retórica es la de siempre: el imperialismo, los mercenarios; pero lo repiten mecánicamente, porque saben que solo les creerán quienes se aferran a creerles porque, de lo contrario, su mundo de ilusiones se vendría abajo.

A esa gente no hace falta edulcorarles mucho las justificaciones, al resto… bueno, ¿para qué esforzarse con algo un poco más inteligente si la verdad ha resultado demasiado obvia?

Si no fuera porque tengo el pecho apretado por todos esos cubanos de los que ahora mismo no se conoce su paradero, por los que están malheridos o quizá muertos; por toda la represión que se viene, me reiría con ganas por ese inmenso ridículo que está haciendo el gobierno cubano. Por la inmensa ridiculez de acusar a otro gobierno de ser el causante de que su propia gente proteste o, simplemente, se atreva al fin a expresar su opinión.

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Caridad

Caridad: Si tuviera la oportunidad de escoger cómo sería mi próxima vida, me gustaría ser agua. Si tuviera la oportunidad de eliminar algo de lo peor del mundo borraría el miedo y de todos los sentimientos humanos prefiero la amistad. Nací en el año del primer Congreso del PCC en Cuba, el día en que se celebra el orgullo gay en todo el mundo. Ya no vivo al este de la habana, intento hacerlo en Caracas y continúo defendido mi derecho a hacer lo que quiero y no lo que espera de mí la sociedad.

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One thought on “¿Cuántos mercenarios habrá en toda Cuba?

  • prometieron libertad y elecciones en 18 meses, llevamos 6 decadas esperando por tal promesa que resulto lo que siempre se sospecho, UN FRAUDE del “maximo lider” para llegar al poder y mas nunca soltarlo. todavia hay que soportar que este al lado del apostol, en cuando se caigan hay que sacarlo de alli pero rapido y tirarlo en un sitio donde nadie se acuerde ni de su nombre, por malvado.

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