Un malecón sin agua para el grafiti popular cubano
Yenisel Rodríguez Pérez
HAVANA TIMES, 19 mar — El “malecón sin agua” es un enorme muro que demarca a los barrios de Santos Suarez y El Canal ubicados en el centro de la capital.
Es parte del patrimonio local y muchos vecinos viven orgullosos de contar con este trozo de concreto como protección contra la contaminación que genera la autopista cercana.
Desde este muro se puede disfrutar del paisaje de la zona, respirar algo de aire fresco y encontrar algo de intimidad en medio de una de las zonas más densamente pobladas del país. En el coexisten los mas disimiles usos. El grafiti es quizás el más difundido.
En la superficie del muro se practica el arte del grafiti mucho antes de que eclosionara la última oleada de grafiteros en la capital.
Por más de 20 años he escuchado anécdotas sobre carteles “duros” que aparecen periódicamente en el “malecón sin agua.”
También se comenta sobre la firme censura que los oficialistas de la zona aplican sobre estos mensajes contestatarios. Es una historia con mucha vigencia.
Hace unas semanas apareció, como por arte de magia, un cartel que pedía el cambio de régimen en Cuba.
A los pocos minutos llegaban al lugar los censuradores con sus tanquetas llenas de “lechada.”
Sin perder tiempo sumergiendo al muro en un hermético y nevado silencio. Nuevamente quedaba planteado el reto.
Los grafiteros anónimos volverán cualquier noche para atomizar sus reclamos en la extensión del muro.
Mientras se preparan, el muro permanece confundido en la pureza falsa de su blancura.
Anunciando una virtud urbanística mientras en sus entrañas cientos de grafitis susurran arcoíris de razones.
¿Acaso el muro se habrá ganado el nombre de “malecón” por traernos una arremetida abismal de voces cuando sobre su lecho el cuerpo recostamos?
Sería el mejor malecón para grafitis, pues la ausencia de mares protegería los textos tatuados en su cuerpo milenariamente. Privilegio que a otros malecones no le es dado.
Muchas historias prestigian al “malecón sin agua.” Orgullo de los vecinos de Santos Suarez y El Canal. Cada uno de nosotros disfruta mucho la oportunidad de revelar esta maravilla a conocidos.
Es como un gran monumento al amor por lo propio como bien común.