Orden y Lujo son consignas de las universidades cubanas de nuevo tipo

Yenisel Rodríguez Pérez

Colegio Universitario San Geronimo. Foto: karin.fq.uh.cu

Debemos superar los esquematismos.  Por ejemplo no siempre la disciplina nace de lo ordenado y lo poco concurrido, también el desorden y el gentío generan disciplina.  Todo es cuestión de contextos y de necesidades.

Sin embargo, aun persiste ese estereotipo que identifica la racionalidad en los diseños arquitectónicos con los entornos propicios para el aprendizaje o la estética de lo enclaustrado con la pertinente incitación a la consagración académica.  Ponderación y reclusión como ingredientes indispensables para la constitución de instituciones educativas de autopresumida excelencia pedagógica.

El Colegio Universitario San Jerónimo  (www.ohch.cu/san geronimo/es) un vivo retrato de este modo estereotipado de concebir los ambientes y las infraestructuras educativas; su magnificencia constructiva y su lujoso aislamiento actualizan viejas y nuevas formas de pensar la educación, una combinación de feudo-estética y homogenización neoliberal.

Ubicado en el Centro Histórico de la capital, esta institución es una reconstrucción simbólica de la que fuera la primera universidad cubana, construida en el mismo lugar en el siglo XVIII.

Recuerdo que la primera vez que entre a este edificio me asombró la suntuosa desolación que habitaba en sus aulas y pasillos.  Un amigo que me acompañaba en aquella ocasión me confesó que dicho panorama le recordaba a la Universidad Económica de Londres.  Su comentario hizo que mis expectativas por asistir a una universidad de primer mundo disminuyeran un poco.

Asistía a dicha institución para recibir un curso sobre pobreza.  El primer día del curso no reparé, en un inicio, en el ambiente sofisticado de la construcción.  Llegaba tarde a clases y mi premura no me permitió detenerme a observar los detalles.  Sin embargo, cuando fui al baño, aprovechando un receso intermedio, el espíritu del lugar se me reveló de forma inesperada.

Fue un espectáculo de paredes, luces e higiene.  No podía decir que aquello me desagradara de por sí; mi objeción se dirigió hacia esa combinación morbosa que se establecía entre el lujo y la desolación crónica que padecían sus aulas.  Medios a disposición de todas las necesidades educativas posibles, pero por ningún lugar se sentía la presencia de estudiantes.  Al lugar le faltaba ese ambiente juvenil que caracteriza a la mayoría de las instituciones educativas.

No obstante, existen muchas personas que consideran que San Jerónimo representa uno de los espacios educativos más propicios para el buen aprovechamiento de la jornada docente, quizás porque confunden clausura e incomunicación con paz y silencio.

Quizás la intención de los promotores del colegio de construir privilegio y lujo eurocéntrico trastocó el espíritu cognoscente y trascendental del Colegio San Jerónimo, provocando un efecto de camposanto donde debiera rastrojal el alumbramiento y la simiente, como sucedió con aquella efervescencia universitaria que en plena época colonial promovió el independentismo desde las aulas de aquella universidad hoy desaparecida.

 

Cuando entré en los baños de San Jerónimo me vino a la mente una de las escenas del filme Alien (primera parte), esa en la que el escuadrón espacial se consterna ante la desolación que ensombrecía a la estación galáctica a la que acababan de arribar.

Cuando el curso sobre pobreza concluyó, no tuve de quien despedirme.  No había conocido a ninguna bonita estudiante y ni tan siquiera tuve un encontronazo con profesores paternalistas.  Sólo una media docena de estudiantes, los de mi curso, fueron los que me hicieron compañía en el Colegio Universitario San Jerónimo.

En este curso escolar la matricula del Colegio Universitario San Jerónimo es de ¡94! estudiantes y sólo ¡19! son de nuevo ingreso.   (www.Granma.cubaweb.cu/2011/09/07/nacional/artic05.html)  Eusebio Leal, el principal promotor del Colegio nos envía en sus palabras una concepción pedagógica y educativa que viene a confirmar mis ideas:

“Un espacio para el decoro en el vestir, las buenas costumbres, la manera cortes y amable de dirigirse a los nuestros, la pulcritud que genera en la sociedad el estado de orden y la ilusión de que es posible una utopía educacional.”

¿De qué utopía educacional nos habla Eusebio? ¿Será de esa donde el vestir togas, birretes y medallas expresen una concordia y un saber sintético, construido a base de altos financiamientos y acceso privilegiado?

¿Será que el arte del retórico produce nostalgias cortesanas y caballerescas, que sólo se apaciguan a la luz de los fetiches arquitectónicos y la indumentaria prestigiosa?

2 thoughts on “Orden y Lujo son consignas de las universidades cubanas de nuevo tipo

  • No se si la inscripcion al S. Geronimo sean para pocos o si nada mas pueden aceptar un cerrado numeros de estudiantes para poder preservar en buen estado el edificio que tiene un valor arquitectonico y de historia , lo que si se es que ojala que las escuelas y universidades cubanas fueran todas como el S. Geronimo, lindisimas, en buen estado y limpias, no que en una clase tienen que estar 35 alumnos pegados unos a otros como atun en latas y los banos sucios que solo a entrar cojes la tuberculosis y que llueve mas dentro de las aulas que afuera, existen universidades como la de S. Geronimo, bien, muy bien, en vez de criticar la ponemos de ejemplo

  • ¿Hay muchas universidades como esa en cuba? ¿por qué usa el plural?
    No sería mejor que hablara de la mayoría donde los baños están sucios, los cobran, no hay quien limpie, no hay bebederos, apenas hay libros en la biblioteca que yo no abren por la noche, no hay cafeterías, no se puede imprimir un articulo, buscar una revista actualizada, etc, tec,
    Sería mejor que todas fueran como esa y entonces, por haber tantas limpias y en buen estado, se criticara esa “combinación morbosa de lujo y desolación”. ¿por qué “morbosa”? ¡tiene sentido esa adjetivo ahí?
    Cuando “el decoro en el vestir, las buenas costumbres, la manera cortes y amable de dirigirse a los nuestros y la pulcritud” sean excesivas, entonces critícala, ahora no.

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