La ética médica se debilita en Cuba
Yenisel Rodriguez

-¿Que edad tienes?
-30 años.
-¿Y que tú haces con 30 años y abortando?
-Yo estaba buscando tener un bebé y las cosas no salieron bien.
-Ah…
Una amiga fue protagonista de esta conversación mientras resistía a duras penas la frialdad metálica de unas de las incomodas mesas para pos-operados que existen en el hospital Maternidad Obrera.
Se entrevistaba con el médico que le daría el acta médica. Ella recién salía del salón de operaciones donde la habían extraído los restos del aborto espontáneo que le había sorprendido en plena calle. Perdía su primer embarazo deseado a sólo 48 horas de conocerse madre. Sin embargo, lo más doloroso para ella pasados unos días no fueron las perdidas y los dolores, sino el maltrato recibido por parte de aquel médico.
– “El médico que me dio el alta no tuvo el cuidado de ver la historia clínica que tenía delante donde se explicaba la causa accidental del aborto sufrido por mí, de ese modo se habría ahorrado sus cuestionamientos fuera de lugar- así hablaba mi amiga, como quien necesita que su experiencia se conozca públicamente.
Temía por cuánta mujer pudiera pasar por las manos de aquel médico. Intuía que muchas eran las mujeres cuestionadas como personas irresponsables ante el aborto.
-”¿Y yo, por qué tengo que pagar un precio por faltas que no cometí? ¿Por qué tengo que ser interpelada como si fuera una criminal del aborto como método de anticoncepción? ¿Acaso es muy descabellado reclamar un poco de respeto y deferencia? ¿Es mucho pedir que un médico no extrapole su cotidianidad a la mía? ¿Será acaso un desatino pedir que no adivine y presuponga cosas que con solo preguntar amablemente sabría?”
El médico presupuso que mi amiga había abortado deliberadamente, por tanto no pudo evitar el comentario cuestionador: “-¿Y que tú haces con 30 años y queriendo abortar?”
Quizás en el monto de su salario también cuente el aporte que hace al crecimiento poblacional cubano al impedir, en el momento preciso, los proyectos de aborto que llegan al cuerpo de guardia del hospital.
Ya pasados unos minutos de conversación entre mi amiga y yo, está comienza a reconsiderar algunos criterios dados al calor del disgusto. Reconoció como legítimo que los profesionales de la salud asuman cierta dosis de distanciamiento con respecto a sus pacientes, ya que lidian diariamente con el dolor y el sufrimiento.
También hay que tener en cuenta que Cuba, al igual que el D.F Mexicano, es uno de los pocos contextos de Latinoamérica donde el acceso al aborto es libre, lo cual ha provocado que la población de nuestro país no se perciba los riesgos que implica el aborto como método de anticoncepción.
En consecuencia los médicos se ven “obligados” a presionar a las pacientes para que valore su decisión de exponerse a una intervención quirúrgica. Sin embargo, la total despersonalización de los pacientes también afecta, lacera y duele, concluye mi amiga.
Hago por tanto extensivo un pedido a todos los médicos cubano a la personalización de los servicios dirigidos a la población, así como a la sistematización de una ética profesional que respete la personalidad jurídica que posee la mujer cubana en cuanto al aborto. El buen trato puede ser la mejor profilaxis ante los males de salud, de salud social, síquica y biológica.
El aborto no es un metodo anticoncepcional pero tampoco es un delito ya que en Cuba es legal
Les recuerdos a los medicos cubanos que el cuerpo es de la mujer y puede hacer con su cuerpo lo que le da la real gana, no tienen ningun derecho a hacerle preguntas incomodas y mas con esa falta de respeto
¿… exclusivamente la médica es la que se ha debilitado?