Ese ateísmo obrerista que aún pervive en Cuba

Yenisel Rodríguez Pérez

HAVANA TIMES — La orquesta “Revé,” afamada agrupación de música popular cubana, atesora entre sus tantos éxitos un tema musical muy peculiar “Agua pa Yemaya”.

Se trata de una pegajosa canción que se inspira en el culto a la diosa Yemaya del panteón yoruba, religión cubana de ascendencia africana. El tema hace tributo a la majestuosidad de esta diosa. En sentido el tema cumple con los códigos básicos del subgénero.

Es en la introducción del texto de la canción donde se da lo inédito.

¡Comienza con una definición ateísta del fenómeno religioso!

Se dice algo así como que la religión es una explicación que dan los hombres a los fenómenos naturales que desconocen. Algo risible, porque a continuación el tema activa una euforia religiosa y musical que nos lleva a experimentar algo cercano a un trance místico.

No se vuelve a mencionar el origen profano de lo místico, ni se denuncian las inconsecuencias acientíficas de algunos mortales. Sólo imperara la algarabía popular con lo sagrado.

Uno descubre que la introducción del tema es una exigencia hecha por el Partido Comunista al compositor como precaución a las posibilidades de divisionismo ideológico. Los músicos trataron de que el tema religioso funcionara como atracción popular por lo cotidiano y no como táctica de proselitismo religioso subversivo.

Fue lo que al final sucedió. Nadie lo podía evitar. Al llegar la década de los noventa el Estado tuvo que aceptar que la temática religiosa inundara como moda el panorama nacional de la música popular cubana.

Pero el daño a la fe espontanea del pueblo por lo místico y lo sagrado había lacerado a un número importante de familias en Cuba.

Este es solo un ejemplo del impacto que ha tenido el adoctrinamiento ateísta en la cultura popular cubana. Comenzó en los años setenta y aún pervive moribundo en esa especie de escepticismo desespiritualizado que caracteriza a algunos sectores de la sociedad cubana.

En casa también tengo la versión moderna del tema “Agua para  Yemaya.” En esta ya no existe la incoherente introducción ateísta. Pareciera que ya el peligro no existiera.

Como política estatal quizás ya no.

Pero ahí está mama y su disentimiento inexplicable ante lo místico. Nadie en casa estudio ateísmo científico, pro ella lleva consigo, como un amuleto oculto, un fe en que la fe es cosa de gente sin carácter ante las dificultades de la vida.

 

Yenisel Rodriguez

Yenisel Rodriguez Perez: He vivido siempre en Cuba, con la excepción de varios meses del 2013 cuando estuve con mi padre en Miami. A pesar de las noventa millas que separan a una ciudad de otra, en ambos sitios encuentro motivos profundos para asumir una militancia política y popular. Mi encuentro con la Antropología Sociocultural hace 8 años atrás, me ha alistado en el compromiso de amor a la diversidad cultural.

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2 thoughts on “Ese ateísmo obrerista que aún pervive en Cuba

  • Realmente en los años en que con saña se persiguió la religión en Cuba(realmente lo que sucedía era que el COMUNISMO como RELIGIÓN, no podía permitir que nadie le robara el show, así son las RELIGIONES FUNDAMENTALISTAS) había una canción con un coro muy pegajoso: AGUA PA’ MAYEYA, que cuando se transponen las silabas de MAYEYA, se obtiene YE-MA-YA, así se evadía a los SACERDOTES(digo, censores) de esa RELIGION llamada COMUNISMO.

  • Esto funcionó así por años, para calzar casi todos los temas que se alejaban de los patrones de la doctrina marxista de manual importada de Moscú, con el tiempo convertida en “papilla ideológica” del día a día por los nuevos pensadores pro-soviéticos antillanos. Una visión que incluso se alejaba de las corrientes filomarxistas de raigambre nacional desarrolladas por años de luchas obreras y políticas en la Isla. Uno mira hacia atrás y se pregunta cómo pudo calar entre nosotros política tan castrante, que se hizo efectiva de modo más evidente en los medios de difusión masiva. Hubo una época en que no se podía presentar ningún suceso “capitalista” o fuera de la “moral socialista” sin adosarle una “coletilla” de manual. Calculo que esto empezó cuando el documental PM levantó ronchas entre quienes consideraron que el ancestral deseo de diversión del cubano estaba reñido con el nuevo sistema; y quizás siguió cuando los comentarios del “comisario” Gaspar Jorge García-Galló condujeron a la prohibición de la canción “Adiós, felicidad”, de Ela O’Farrill, por su visión “derrotista”; o cuando se le eliminó la palabra “Dios” a la canción “Tengo el corazón contento”, que cantaba la española Marisol, para luego pasarla así mutilada por la radio nacional; o cuando el crítico Mario Rodríguez Alemán debió hacer todo tipo de malabares verbales para convencernos de que “Tootsie” no era una película sobre travestismo homosexual; o cuando le hicieron comentar y pasar la película “Fama” despojada de sus partes enfocadas en la homosexualidad de uno de los protagonistas. Lo mismo cuando el Caimán Barbudo, al comentar la muerte de John Lennon a manos de Mark Chapman, tituló su artículo “Nada de locos, es el sistema”; o cuando se prohibió la canción de Adalberto Alvarez “A mi manera” para reemplazarla por la más “socialista” “De una manera mejor,” de Juan Almeida; o cuando había que escuchar una endecha política de varios minutos antes de ver “We are the World”… En fin, creo que unos cuantos avezados censores habrán tenido que cambiar de contenido de trabajo en estos últimos años.

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