Escenas habaneras (I)
Yenisel Rodriguez
Arrastra carretilla ancha y larga cargada de cajas llenas de libros. Es un carretillero. Trabajador por cuenta propia. Su oficio consiste en trasladar desde su casa a la Plaza de Armas de la Habana Vieja, los libros que allí se venden a los extranjeros.
Suda mucho; su hijo de diez años lo ayuda. Entonces recuerdo a José Martí cuando escribió que no importaba en que se trabajará, siempre que se trabajará realmente.
Aparece mujer, bien arreglada, pulcra; casi diríase que divaga en su andar. Detiene a carretillero, es una inspectora. Pide documentos y parece molesta. Revisa, pregunta, es inquisitiva, no escucha al carretillero. Lo sermonea, ha incumplido una regla. Finalmente lo multa. El trabajador humildemente acepta la sanción. La firma.
Ella se retira orgullosa de cumplir con su rol; saca abanico del bolso y continua su paseo, desaparece. El Estado le paga un salario para que ejerza tal oficio. Martí también escribió que nadie tiene derecho a recibir sustento de la autoridad que ataca y desconoce.
El carretillero me mira y comenta que no puede llevar el contrato consigo porque lo puede sudar. Continúa con su labor. Paga un impuesto al Estado por ejercer su oficio.
Y cito de Martí: “De siervo de si mismo, pasaría a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él; y en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo.”
yenisel compadre, haces que me hierva la sangre. Hija de cain pero como esa inspectora miles. El sol que alumbro ayer ,lo hara hoy y mañana ,tal cual los jovenes maltratan a los ancianos sin obturar la idea de que ellos algun dia seran; la falta de empatia con el projimo es galopante pero mi lastima y compasion es mas para ella pues ella es con los otros, como consigo misma y despues se pregunta la gente. porque padecen enfermedades???? que ignorancia