Erotismo y prevención en Cuba

Yenisel Rodríguez Pérez

La Educación Sexual que implementa el Centro Nacional de Prevención de las ITS-VH/SIDA, institución oficial que se encarga de la lucha contra dichos males en Cuba, no logra trascender la lógica de la prevención fisiosanitaria.

El impacto hegemónico de tal estrategia preventivista ha permeado todos los modelos de educación sexual en Cuba.  Su visión catastrofista y previsora ha marginado aspectos identitarios básicos de la sexualidad y el erotismo cubanos que deberían formar parte de la educación e instrucción sexual en todas las edades.

El CNP se encuentra inmerso en una fatigosa lucha por disminuir los índices de infestación con ITS y VIH en nuestro país.  El panorama es sumamente complejo, los índices se incrementan a pesar de los esfuerzos de financistas y activistas.  Esto ha condicionado que el CNP se abra hacia cualquier estrategia propagandística que permita influir en la percepción social sobre la exposición a estas enfermedades.

La presión estatal y gubernamental sobre el CNP ha llevado a que este cometa errores muy peligrosos.  Uno de ellos es ese uso utilitarista y oportunista que ha dado a zonas históricamente censuradas del imaginario erótico cubano.

Se llevan a los medios de comunicación masiva temas “calientes” que antes eran censurados, pero su visibilización no trasciende la superficialidad.  Exclusivamente se muestran los aspectos más estereotipados del imaginario erótico cubano pensando, erróneamente, que de esa forma lograrán armonizar las normas de prevención con los códigos éticos de dicho imaginario.  Nada más falso que eso.

Su premura ha generado una especie de torbellino visual que arremete, sin ton ni son, con intensas rachas simbólicas y en todas las direcciones.  De forma imprevista este arremetimiento huracanado nos puede complacer o importunar; nadie puede prever lo que sucederá en el próximo spot publicitario o que mostrará el último póster.  Legitimación y estigmatización son los plomos de una roleta rusa que implica a todos y que nadie controla.

Si la pornografía y las orgías aseguraran una reducción considerable de los índices de infestación, no duden en creer que las instituciones oficiales implementarían una campaña publicitaria tal que las orgías de la antigua Grecia parecerían programación infantil.

Por suerte el reciclaje tiene potencialidades ilimitadas, por eso los jóvenes reciben con buena cara esa liberación hipócrita de las zonas “más calientes” de nuestro imaginario erótico.  La parafernalia del desprejuiciamiento prosensualista les permite a los jóvenes expresar y vivencial sus más autenticas necesidades y demandas eróticas.

Muchos reciclamos la oficialista megaestructura de la educación y la prevención sexual.

Ahora visito con más disposición las farmacias cuando necesito comprar medicamentos, antes era una tortura.  Ahí descubro pósters con eróticas escenas de muchachas y sus poses que te invitan didácticamente a protegerte cuando vayas a “hacer el amor.”   El mensaje y su estética también hacen más llevadera la interacción con las bellas dependientes de las farmacias.  Las imágenes de los pósters erotizan la interacción dejando reducida las posibilidades de maltrato hacia el cliente que tanto se práctica en las farmacias.

Un día descubrí un portavasos en la librería de Santos Suárez que simulaba un preservativo sin desenrollar.  Cuando me decidí a coger unos cuantos para llevar a casa, el supuesto portavasos se desenrolló  como si fuera un yoyo.  La dependiente “muerta de risa” me abuchea en plena librería:

“Mijito que fácil tú te excitas”.

No supe que responder, pero pasado algunos días y de regreso a la librería, orquesté una revancha que provocó nuevas carcajadas en la muchacha de la caja.  Desde ese día la dependiente me guarda los mejores libros que le llegan a la librería; y nunca falta la propaganda del CNP como aderezo de nuestro encuentro.

Todo gracias a ese buen uso que hacemos de ese desprejuiciamiento utilitarista que busca, sin lograrlo, un diálogo “sincero” con el imaginario erótico del pueblo.

Aunque convivamos en la actualidad con mayores cuotas de democratización ante lo erótico, aún nos vemos obligados a resistir sutiles puritanismos y a reciclar discursos sintéticos y artificiales.

Maneras más autenticas de compartir, pública y masivamente, nuestros erotismos corporales y espirituales implicarían grandes riesgos sociales y políticos.

Yenisel Rodriguez

Yenisel Rodriguez Perez: He vivido siempre en Cuba, con la excepción de varios meses del 2013 cuando estuve con mi padre en Miami. A pesar de las noventa millas que separan a una ciudad de otra, en ambos sitios encuentro motivos profundos para asumir una militancia política y popular. Mi encuentro con la Antropología Sociocultural hace 8 años atrás, me ha alistado en el compromiso de amor a la diversidad cultural.

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